El reto de Pimienta para el curso 2023-24 es sobrevivir a un ascenso
Fútbol ·
Los dos anteriores técnicos que iniciaron la temporada tras un salto de categoría, Aguiar en 2006 y Herrera en 2015, fueron despedidos a las primeras de cambio
Recientes los ecos de la renovación de García Pimienta hasta junio de 2024, luego de varios días de deliberaciones y diferencias que pusieron en jaque el pacto, el reto que se le presenta ahora al catalán es sobrevivir a los efectos del ascenso logrado hace menos de dos semanas y bajo su batuta.
Y es que los antecedentes más próximos de técnicos que se estrenaron al frente de un proyecto que estrenaba categoría, ambos con Miguel Ángel Ramírez en la presidencia, no son ejemplos que durabilidad en el cargo. Carlos Aguiar, en la temporada 2005-06 y en Segunda División, duró seis partidos. Y Paco Herrera, tras hacer lo que ha hecho Pimienta, llevar a la UD a Primera División, alcanzó los ocho. Ambos fueron despedidos sin apenas margen para nada y establecen una dinámica que ahora ha de romper el actual inquilino del banquillo de Las Palmas.
Pese a que lo que viene después de un ascenso siempre implica un grado de dificultad y riesgo multiplicado, por las exigencias del nuevo escenario y la necesaria adaptabilidad al escenario competitivo, si bien no siempre se ha dado la premisa de otorgar un plazo de gracia a los encargados de dirigir desde la banda. Pimienta viene avalado por un año y medio de buenos resultados y reforzado por un estilo que le ha hecho tener un crédito importante para lo que viene, si bien es el primero que sabe que los resultados serán los que manden. Ley de fútbol.
Una mirada atrás, al inicio de la campaña 2015-16, con un Paco Herrera que, como ahora Pimienta, era ídolo en el Gran Canaria, no dejó en buen lugar al precursor de aquel ascenso. Herrera inició la campaña con el respaldo de haber devuelto al equipo a la máxima categoría tras trece años de ausencia, pero el inicio del calendario terminó condenándole. Un triunfo en las primeras ocho jornadas (2-0 al Sevilla) y pese a los rigores de ese tramo, midiendo fuerzas la UD a rivales como Atlético de Madrid o Barcelona, fueron determinantes para resolver su contrato. Fue entonces, además, el primer técnico que era cesado en Primera aquel curso. Su sustituto sería Quique Setién. Posteriormente, ya en 2018, Herrera volvería a ser llamado a filas para un intervalo corto en Segunda División. Cogió el testigo de Manolo Jiménez y lo cedió a Pepe Mel en marzo de 2019.
Anteriormente, justo tras el otro ascenso logrado con Ramírez en la presidencia, se localiza potra destitución temprana. Fue la de Carlos Aguiar y en pleno mes de septiembre de 2006. Aguiar, que había fracasado anteriormente en el club en Segunda B y en 2005 (único en la historia que, militando en la categoría de bronce, no logró uno de los cuatro primeros puestos que daban acceso a subir), fue fichado de nuevo para emprender el regreso a Segunda. El experimento no pudo ser peor, porque tras seis jornadas saldadas con un balance de cuatro derrotas, un empate y una victoria, fue rescindido de manera fulminante, retornando al cargo Juanito, quien había sido, apenas tres meses antes, el que se apuntó el logro de subir.
Tiene, por tanto, una asignatura pendiente la UD contemporánea y es evitar crisis madrugadoras cada que asciende y que terminan implicando un finiquito en otoño. Será una noticia inmejorable que Pimienta ponga fin a estos otoños revueltos.
Es esa, también, la intención e la entidad, que prepara el andamiaje para consolidar la plaza entre los mejores de España y consciente de que la estabilidad en el banquillo es una de las premisas fundamentales. De ahí que se parta con todo junto a García Pimienta en la búsqueda de lo que se ha venido negando en las últimas experiencias similares.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.