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Helguera deberá lidiar con un problema sobrevenido y con el que nadie contaba meses atrás: la recesión económica derivada del coronavirus y que recortará «en torno al 50%», según fuentes solventes, de lo que tenía previsto el club en materia de ingresos. Este enemigo añadido obligará a renegociar a la baja con todos los jugadores (como así se hizo, igualmente, con Mel), lo que exigirá al máximo al ejecutivo encargado de diseñar la campaña venidera. En esta atribución tendrá el auxilio de Tino Luis Cabrera, quien, como avanzó este periódico en su edición del pasado 8 de mayo, será el secretario técnico. Tino Luis tuvo que regresar al Betis semanas atrás para ayudar a Alexis Trujillo tras el cese de Rubi, pero nada hace peligrar su acuerdo hasta 2023 y, de hecho, está al tanto de todas las gestiones realizadas y las que se cuecen en la zona noble del Gran Canaria. Se le espera la semana que viene, una vez finalizado el calendario, para ser presentado y, de manera formal, haga toma de posesión de sus poderes.
Así, Helguera, Tino Luis y Pepe Mel, siempre con la supervisión presidencial, deben unificar criterios para lo que se quiere y pretende y dentro de una economía de guerra. Los primeros trazos del futuro traen la propuesta de continuidad a Rubén Castro, cumplidos ya los 39 años y convertido en pieza esencial para Mel y máximo goleador del equipo las dos últimas campañas, así como la pretensión manifiesta de retener a Narváez, cedido por el Betis. Se dan por perdidos a Varela, que regresará al Leganés, Ruiz de Galarreta, firmado por el Mallorca, y a Pedri, con billete para el Barcelona y al que todos dan jugando en Primera la campaña venidera.
Habrá que decidir qué futuro se da a veteranos como Mantovani, De la Bella o el meta Raúl, que lleva más de un año sin jugar, qué canteranos se quedan de los que han ido subiendo paulatinamente y, de igual manera, en qué posición se ubican los que regresarán tras préstamo. Deivid, Araujo y Maikel Mesa estarán de vuelta, mientras que Rivera debería ser comprado obligatoriamente por el Girona en caso de ascenso y Edu Espiau también podría quedarse si el Villarreal hace uso de su derecho a adquirirlo tras jugar en su filial.
Tana, que no cuenta por sus indisciplinas, es un problema de los gordos, al tener contrato en vigor, carecer de mercado y disfrutar de unas condiciones económicas insostenibles. Mauricio Lemos es otro con una ficha demasiado alta.
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