La obligación de seguir mejorando números

Imposibles los playoff de ascenso, todavía con posibilidades de adecentar la situación clasificatoria y sin el peligro latente del cuarteto de cola (la próxima jornada podría certificarse, de manera matemática, una salvación que es una realidad a falta de este trámite), la UD está obligada a competir hasta el final en las cuatro jornadas que le restan ante Zaragoza, Sporting, Albacete y Logroñés, en ese orden.

El escudo y el prestigio ya suponen suficiente aliciente como para exigirle a los futbolistas que remen con todas sus fuerzas en lo que queda, aunque, puestos a buscar, también hay motivos numéricos en el ánimo de no encoger la pierna. El principal radica en el objetivo de mejorar la puntuación final de las dos últimas campañas, también con Mel a los mandos, aunque en la 2018-19 solo desde marzo y no de punta a punta como la pasada o la actual.

La UD suma ahora 50 unidades en su casillero y está a cuatro de igualar su registro de hace dos años y a siete del del curso pasado. En la entidad se entiende como una obligación, de cara a la afición, este propósito, ahora todavía en el alambre porque requiere de más resultados positivos en las semanas venideras. Hasta el propio Pepe Mel, consciente de esos deberes pendientes, hizo referencia a este listón por derribar tras el partido del pasado sábado en Alcorcón y en el desafío de mantener esa línea de crecimiento sostenido que, aunque no ha alcanzado para aspirar al playoff de ascenso, al menos cumple con el mínimo de no dar pasos atrás.

La UD 2018-19, con más turbulencias que la actual, ya que tuvo hasta tres entrenadores (Manolo Jiménez, Paco Herrera y, en última instancia, Pepe Mel), finalizó la campaña regular con 54 puntos y en la duodécima posición. Y la temporada 2019-20, la marcada por el parón por la pandemia, permitió avanzar tantos en puntos (57) como en posicionamiento clasificatorio (9ª).

Ahora el desafío está en cubrir con la mayor efectividad posible lo que viene por delante para que, como mal menor, se pueda ofrecer al simpatizante una defensa del honor de la camiseta como mal menor a otra campaña que, en líneas generales, no ha respondido a las expectativas.