Nunca segundas partes fueron buenas...

Y eso que después del golpe recibido, se vio reacción. Timor lo intentó desde lejos, pero fue Rubén quien, con la tranquilidad que solo los killer tienen, definió dentro del área pequeña para devolver el empate. Con toda la segunda parte por delante parecía que la UD podía remontar por primera vez en la temporada ante un rival infinitamente menor. Pero ni de lejos. Empate y gracias. Nuevo derrumbe en la segunda mitad -ya empieza ser evidente que es un problema físico- y a conformarse con el punto cuando Cala se marchó expulsado. Si con 11 jugadores no era superior, con 10 aún menos.

En definitiva, que se consumió un nuevo fracaso y lo único que queda es esperar a que se haga oficial el segundo adiós de Herrera. Porque su presencia en Riazor sería una sorpresa. El problema es que su sustituto se va a encontrar un panorama desolador por delante. A nueve puntos de los playoffs, ya empieza a tener una dimensión de milagro que la UD pueda alcanzar esta campaña su objetivo. Son muchos los equipos que tiene por encima, la mayoría con los tres puntos del Reus todavía por sumar, y todo apunta a que el curso se acabará un mes antes de lo previsto. Otro año para llorar.