Mazazo para la UD, que se deja el liderato a las puertas del derbi canario

El fútbol es un deporte irracional, que no ajusticia lógica alguna. Llevaba la UD liderando la tabla clasificatoria semana tras semana. Y en la previa al esperado derbi canario en el Heliodoro Rodríguez López, tropieza contra un Málaga aguerrido en el Gran Canaria, cediendo así el liderato al Eibar y activando ciertas alarmas en un tramo de competición que se antoja capital. No encajaba un tanto Valles desde hacía seis jornadas y el Málaga, que tampoco venía como para tirar piropos, le coló dos.

Todo parecía encarrilarse desde bien temprano, luego de que Viera la mandase a guardar desde el punto de penalti cuando solo Pejiño, entre bailes, había roto a sudar. Tardó poco en abrir la cuenta el capitán. Por en centro, suave, con suspense, en el minuto 4. Aunque lo de después tampoco un torbellino de ambición. El propio Pejiño probó a Yáñez con un tiro desde dentro del área. Repelió bien. Querían más los de Pimienta, pero respondió el Málaga en el 18 tras una mala salida de Valles, que atropelló a Juande y cometió una pena máxima que transformó, con serenidad, Fran Sol (1-1).

Sorprendió la cintura de un Málaga que venía con la soga apretando el cuello y que se plantó bien hasta tal punto de anular por completo a Las Palmas. Con Viera acaparando fútbol desde muy atrás, Moleiro tampoco brillaba porque no le llegaba un balón en condiciones. Andone ni la olió en la punta y Pejiño tampoco cogió vuelo. Nadie esperaba un Málaga tan serio y menos a una UD tan pobre en el primer acto. De hecho, Fran sol, en boca de gol y al borde del descanso, mandó a las nubes un caramelo que bien podía haber subido el 1-2 al marcador.

Tras el intermedio, Pimienta movió ficha sin pestañear. Al ruedo Fabio, que inmerecidamente había perdido su puesto. Mfulu, con amarilla, se quedó en la caseta. El de Ingenio debía ser el timón que orquestase el juego en la sala de máquinas, para así poder liberar a Viera para que conectase con Andone. Y así fue. El canterano aportó un sexto sentido a la UD, que lució mejor cara, aunque peor era complicado, todo sea dicho. Viera y Moleiro ya se encontraban y se intuía aire fresco. Hasta Florin Andone recibía al espacio y buscaba portería. Atrás, por si acaso, Coco deleitaba con zancada para evitar males mayores.

Viera quebraba, Fabio repartía y Pejiño armaba el cañón en busca del latigazo que sacudiera el letargo amarillo. Todo a su debido tiempo. La cosa fue mejor cuando Viera cayó a la izquierda y Moleiro filtró por dentro. No llegaba el gol y siguió meneando Pimienta el equipo. Kaptoum y Loren saltaron por Enzo y Florin respectivamente. Más de 20 minutos para desatascar y recuperar el liderato.

En una de esas la acarició el marbellí. Viera se fue de todo el que le salió al cruce en un recital de calidad, con caño incluido, abrió para Pejiño, que la puso con veneno, fuera y abajo, pero Yáñez rozó y evitó que Loren la empujase. En el 70, Moleiro dejó paso a Óscar Clemente. Y, cuando nacieron ciertas dudas, apareció el que esta temporada está casado con la gloria. Pejiño recibió en la banda derecha, fue penetrando hacia adentro, engañando, hasta que hizo la suya de siempre y mandó un zarpazo directo a la red (2-1). Lo del extremo de Barbate es una burrada. Nadie como él para besar la meta rival desde lejos.

El mazazo llegó con una genialidad de Álex Calvo, que destrozó a Suárez y batió por Valles con un punterazo que se coló entre las piernas del andaluz (2-2). La UD, blanda en el primer acto y sin premio en el segundo, cede el liderato en la jornada previa al derbi canario. Viera, sobre la bocina, casi regala el triunfo.

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