Luis Sicilia: «La UD está mejor que nunca»
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Entró con 14 años en filiales y ha sido consejero y presidente en dos etapas. Insignia de oro y brillantes, forma parte de la comisión del 75 aniversario y degusta un presente luminosoSecciones
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Entró con 14 años en filiales y ha sido consejero y presidente en dos etapas. Insignia de oro y brillantes, forma parte de la comisión del 75 aniversario y degusta un presente luminosoNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Nunca perdió Luis Sicilia la voz serena ni el análisis pausado. Y eso que en sus dos etapas en la presidencia le tocó lidiar con tempestades mayores: en 1992 con la obligada reconversión en sociedad anónima deportiva y estando en Segunda B («un salto al vacío en el que el riesgo de desaparición fue latente e inequívoco») y en 2002 con un lamentado descenso a Segunda División. Entró en el club con 14 años para ingresar en filiales y, ya en su madurez, adquirió máxima relevancia en los despachos bien como consejero o bien ejerciendo de punta de lanza. Su prestancia a la causa le han valido siempre máximas consideraciones que, en los últimos meses, se han coronado con la imposición de la insignia de oro y brillantes y su elección para formar parte de la comisión organizadora del programa de eventos por el 75 aniversario de la fundación de la entidad. Y desde esa atalaya privilegiada degusta un presente que, subraya, hay que valorar por todo lo bueno que comporta. «Cuando cumples años te vuelves muy sensible y más para este tipo de cosas, que se acuerden de ti para estos actos y celebraciones es un motivo de felicidad. Uno tiene una trayectoria que ni enjuicio ni pido que lo hagan. Ahí está todo. Y todo fue de corazón. Y supone un reconocimiento muy especial, tanto para mí como para mi familia. Un orgullo inmenso», subraya.
«Es una satisfacción contemplar a la entidad en esta situación porque no podemos esconder que se han dado tiempos convulsos de gran magnitud, aunque siempre supimos salir hacia adelante. Anteriormente, valía con poner ilusión, arriesgar patrimonio, firmar avales con tal de echar una mano... Ahora está ya todo más profesionalizado, con un modelo de gestión riguroso, fiscalizado y responsable. La UD tiene ahora unas dimensiones empresariales importantísimas, se está asentando en Primera y sigue siendo un motor para Gran Canaria en todos los aspectos. No hay mejor manera de llegar a estos 75 años que como se está ahora. Estar en Primera es un lujazo en cualquier sentido. Fuera de esta categoría se puede decir que casi ni existes y nosotros los sabemos bien porque hemos estado fuera mucho tiempo de este paraíso», argumenta.
Sicilia reconoce que, en toda su trayectoria vital, «sentir el apego social» que implica la UD es algo que le ha dejado huella. «En mis distintas etapas en la UD he vivido la dimensión brutal, el calado y la envergadura incomparable de este equipo. Siempre me gusta recordar y darle el valor que merece que nuestro club naciera de un acto de generosidad de cinco equipos, que renunciaron a todo por una causa noble que fue la UD».
Y un ejercicio de memoria para situarse en aquel año 1992 que amenazó con ser fatídico refuerza la estima que dio entonces sacar adelante «un imposible».
«Primero, la conmoción nacional que supuso la conversión obligatoria de los clubes en sociedades anónimas deportivas, cubriendo deudas y aportando capital para tener viabilidad. Eso nos pilla recién descendidos a Segunda B. Un caos total. Jesús Gómez me llama desde el Cabildo, y a falta de 25 días, para poder cumplir con este proceso tan complejo. La UD contagió y despertó entonces a una sociedad que, con su movimiento, justificó el esfuerzo posterior del Cabildo para cubrir esa ampliación accionarial. Fueron todos a una y el club fue nexo de unión, punto de convergencia. Luego nos tocó una travesía deportiva durísima, que nos costó cuatro años superar. Jugábamos en campos de tierra mientras el Tenerife estaba en Primera y con un entrenador de la relevancia mediática de Jorge Valdano. Todo lo que decía tenía un eco estratosférico mientras que aquí nosotros bastante teníamos con no perder el equilibrio y llevarlo todo con resignación. Tocamos fondo. Pero volvimos. Y ahora estamos donde estamos. Creo que mejor que nunca, con un presente increíble y un futuro que se presenta lleno de ilusiones, de retos, de seguir creciendo. Tenemos que valorarlo», incide.
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