Todas las esperanzas de la UD miran a Clau

Sin el foco puesto en él, cómodo en ese segundo plano que ha asumido con gusto, Clau ha podido completar una pretemporada más que notable. Pese a la competencia brutal que hay en el frente ofensivo, Mel le ha dado bola en los amistosos como delantero centro, una posición en la que ya le utilizó anteriormente pese a que su zancada le hace más visible como interior y al galope. Con todo, dejó acciones destacadas, como en el amistoso ante el Sevilla, y anotó un gol en el ensayo frente al Tamaraceite.

Hay un alto grado de satisfacción con su implicación en el trabajo y predisposición a mejorar, un aspecto en el que el entrenador es inflexible, como ya demostró en enero pasado cuando, tras lanzarle una recriminación en público («aquí se exige trabajo, sacrificio y seriedad e igual de fácil es ubir que bajar»), lo terminó degradando al filial tras no ver en él lo que quería. Clau había sido habitual en los planes del preparador madrileño hasta entonces (había tenido participación en 18 encuentros, entre Liga y Copa, se había mostrado como nun recurso fiable y diferente arrriba y sumaba un tanto firmado ante el Fuenlabrada), pero acabó el curso en Segunda B como castigo a su involución. Desde inicios de febrero no volvió a tener minutos en competición oficial con el primer equipo.

En esas ciclotimias que le han marcado su paso por el club, desde que fue captado en el verano de 2019 desde el Orientación Marítima, con ascenso desde Tercera a Segunda en apenas unos meses para luego volverse a caer y desaparecer del mapa, el jugador ha mostrado una línea estable en los últimos tiempos que le vuelve a meter en el carril del que jamás debió salir. «Es el futuro de la UD», llegó a decir en su día Pacuco Rosales al advertir en él características muy preciadas en el contexto actual («es explosivo, tiene una velocidad que no abunda, puede desnivelar un partido») y la opinión del involvidable entrenador del ascenso de 1996 es ampliamente compartida en la dirección deportiva.

Mel quiere tenerlo para arrancar la campaña y para nada descarta que entre los Pinchi, Peñaranda, Jesé, Pejiño, Sadiku o Mujica, termine haciéndose sitio aunque no entre en las quinielas. Por su forma de ser y todas las lecciones que ha tenido que asimilar en tiempo récord, a Clau le viene mejor partir en segunda línea y, tal y como ya hizo, irrumpir y ganarse el sitio, algo que parece decidido a repetir. Que en el plano personal también haya admitido errores y comportamientos que debió evitar también le ha ayudado en este proceso de maduración que le coloca, otra vez, en la pista de despegue.