Cuatro victorias de la UD en los últimos 17 partidos: números que empujan hacia la mediocridad

Vive en un mar de incertidumbres la UD, que parece estar deseosa de que la temporada acabe ya mismo. La derrota contra el Real Zaragoza en el Gran Canaria ha hecho tambalear aún más el corazón amarillo y la figura de Pepe Mel, todavía sin renovar con el club. La estadística sonroja en el segundo tramo del campeonado, donde Las Palmas solo ha podido cosechar cuatro victorias en los últimos 17 encuentros que ha disputado. El resto, seis empates y siete derrotas, algunas de ellas dolorosas por la sangría de goles y otras por los rivales con los que se cayó, como ante el colista Castellón en su momento.

La estadística abonó directamente al equipo grancanario en la mera intrascendencia. En ver cómo pasaban las fechas y la mitad de la tabla era vieja conocida, pero tampoco sin mirar de reojo la zona baja y el descenso, aunque nunca se complicó, estuvo presente en las idas y venidas amarillas. Lejos quedó el discurso ambicioso de muchos miembros de la plantilla, que no se conformaban con el objetivo de salvar la categoría y que pregonaban a los cuatro vientos que iban a pelear por los puestos de privilegio, los que tenían billete a la promoción de ascenso. Todo buenas intenciones, pero ajenas a una realidad que se vio en muchas de las citas del calendario, como cuando se perdió contra el Castellón, colista de Segunda, por 4-0, o cuando el líder Espanyol abrió en canal a Las Palmas, con otro 4-0, y levantó el pie del acelerador para no hacer todavía más grande la herida.

El técnico, que ha cumplido con el objetivo de la salvación y que ha puesto en valor a muchos canteranos, véase a Pedri González jugando hoy al lado de un tal Leo Messi en el FC Barcelona, parece ya tener claro que en Las Palmas su ciclo se tambalea. Todavía no le han dicho con certeza si abanderará el proyecto que Ramírez dice será ganador el curso que viene o si por el contrario le tocará ser agente libre. Y en esa permuta de tiempo puede estar la respuesta, pues si Luis Helguera, Tino Luis Cabrera y el propio Miguel Ángel Ramírez lo tuvieran claro, ya sabría la decisión. Sin embargo, el peso de ver a una UD famélica en la segunda vuelta, con futbolistas que no han cumplido las expectativas y otros tantos que han bajado hasta el nivel de intensidad, suponen una losa para abrir cualquier tipo de negociación.