Cinco años para volver al paraíso
El ascenso de anoche cierra un lustro lejos de la élite y en el que la apuesta por la cantera sustentó un regreso argumentado
Las Palmas de Gran Canaria. El 19 de mayo de 2018 la UD jugó su último partido en Primera División hasta la fecha. Derrota en el Gran Canaria frente al Girona (1-2) para cerrar una campaña, la 2017-18, calamitosa, con hasta cuatro entrenadores y los últimos dieciséis partidos saldados sin ningún triunfo para terminar de certificar un descenso cantado. Desde entonces y hasta hoy se ha dibujado la travesía del club para volver a colocarse entre los mejores del país.
No ha sido un fácil lograrlo y la mejor prueba es que por el camino se han ido más de cinco años aunque, en comparación a los ascensos anteriores a la máxima categoría (2000 y 2015), que acabaron con ciclos superiores a la década lejos de la élite, poco parece.
Únicamente sobreviven en la plantilla a la actual cuatro futbolistas (Viera, Fabio, Vitolo y Benito), a los que hay que añadir a Momo, ya retirado y que ejerce de auxiliar en el cuerpo técnico.
Con todo, y pese al trauma que siempre supone la pérdida de categoría, por la fractura económica que implica así como el lógico desencanto en la afición, en la entidad se mantuvo el modelo de privilegiar al futbolista de la tierra como eje para el futuro.
Ahí se enmarca la finalización de una Ciudad Deportiva estratégica e inaugurada en 2019 con el fin de empoderar el semillero propio, fuente inagotable de talentos y que, en este intervalo, el del lustro que va de la última vez en Primera a la que viene, ha dado exponentes como Kirian, Curbelo, Moleiro o, la gran joya de la corona, Pedri, hoy valor internacional consolidado y campeón de Liga con el Barcelona.
Así, desde el respeto por la identidad, se fueron construyendo todos los proyectos, con mayor estabilidad desde la llegada de Pepe Mel, cuya estancia prolongada (marzo 2019-enero 2022) favoreció especialmente el ciclo de oportunidades a todos los que venían de filiales.
El legado del entrenador madrileño es, en este sentido, de indiscutible valor para entender la dimensión actual de la entidad, ya beneficiada de ventas provechosas, como la de Pedri al Barça, y con Moleiro o Coco como figuras relucientes de un patrimonio deportivo al alza y ya cotizadísimo.
Pimienta se apunta un éxito labrado desde la paciencia y en el que su antecesor en el cargo dejó una buena siembra
Pedri se perdió este ascenso tal y como otros ilustres veteranos que regresaron a casa para intentar lo que ahora es una realidad. Rubén Castro o Araujo, goleadores ilustres y que figuran en la historia por derecho propio, tampoco pudieron vivir en carne propia este objetivo culminado.
Ha sido bajo la dirección de García Pimienta, apuesta arriesgada en su momento pero destapada como magistral, la que terminó por alcanzar la tierra prometida.
No sin dolor, porque aquella promoción de ascenso, justo un año atrás, arruinada en Siete Palmas por el Tenerife llenó de lágrimas Gran Canaria, pero, al fin y al cabo, restituyendo el respeto a escala nacional. Todo el mérito al preparador catalán, así como a sus jugadores, directiva y aficionados, fusionados todos en una misma fuerza que le ha dado el vuelo a la UD para que, en adelante, presuma de su condición de equipo de Primera División.
Tres acontecimientos vividos en este ínterin
Adiós a un emblema. David García, el jugador con más partidos en la historia de la UD (474), causó baja en junio de 2019 tras 16 campañas ininterrumpidas. El club le homenajeó con un campo a su nombre y la insignia de oro y brillantes.
2 La UD entra en el siglo XXI. Inauguración de la Ciudad Deportiva, haciendo realidad, de una vez, a la aspiración de disponer de unas instalaciones propias y a la vanguardia de los nuevos tiempos y a la altura de una cantera reluciente.
3 Pedri se asoma al mundo. Mel se atrevió a darle bola a un juvenil que fue vendido al Barça antes de debutar, anotó el gol más precoz en la historia de la UD en su única campaña de amarillo (2019-20) y hoy es estrella internacional.
