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Casi lleno el registrado en la tarde de fútbol ilusionante que se disfrutó frente al Sevilla FC en el Estadio de Gran Canaria. Nada menos que 24.843 espectadores se dejaron el alma alentando al equipo de su tierra. Se demostró que los seguidores grancanarios son «semper fidelis» incluso en un puente en fin de semana de agosto y acompañan a sus jugadores contra viento y marea, soportando unas temperaturas de mucho calor propias de la época estival.
Desde primeras horas del día, se antojaba una gran entrada al encuentro, dado que las calles adyacentes al estadio eran un regadero de aficionados venidos desde todos los rincones de la isla. Había sed de ver ganar a la UD Las Palmas, pues desde febrero no se consigue una victoria en casa. Se tenía mono de volver a escuchar el rugir del Gran Canaria, con los cánticos de la Naciente y sus Ultras.
Y así fue, un trasiego constante de vehículos y de gentes, todas engalonadas con las camisetas del equipo, dieron vida a los negocios del barrio, amenizaron la Fan Zone como en cada partido que se juega en Siete Palmas, tiñendo de amarillo los alrededores y posteriormente el graderío del Estadio. Sin duda, los jugadores dieron la talla y se vio un equipo de quilates en el estreno liguero y el debut de Luis Carrión. Ahora, habrá un lleno absoluto garantizado para el próximo partido en casa ante el Real Madrid de Mbappé y compañía, a pesar de que sea un jueves.
Se vio un equipo que ofreció otra cara a la percibida durante la pretemporada en la que el conjunto grancanario se midió a clubes de primer nivel como el Inter de Milán en la ciudad de Cesena, el Como 1907 de Cesc Fàbregas en el Marbella Football Center o el Liverpool en Anfield Road. Los futbolistas comandados por el técnico catalán, que ayer tuvo un test de alto nivel, completaron un gran encuentro en el que dejaron buenas sensaciones.
Eso sí, en defensa hay margen de mejora. Scott McKenna no tuvo un debut plácido, trabajó y casi la lia después de una pifia en un despeje. Por su parte, Suárez cumplió a pesar del autogol y Mika Mármol, como siempre, en su línea. El susto lo dio Álex Muñoz, quien tuvo que salir del terreno de juego conmocionado pero, por suerte, quedó en nada.
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