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Carlos Alcaraz, durante un entrenamiento en Nueba York. Afp
El US Open más extraño

El US Open más extraño

La resaca de los Juegos, el mal papel de Alcaraz en Cincinnati y el escándalo de dopaje de Sinner son la antesala del último Grand Slam de la temporada

Enric Gardiner

Sábado, 24 de agosto 2024, 23:02

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El tenis ha sufrido un terremoto con el escándalo de dopaje de Jannik Sinner, cuyos primeros ecos van a llegar en el US Open que comienza el lunes. El italiano no recibirá suspensión y podrá competir con normalidad, pero la falta de transparencia respecto a sus dos positivos en Indian Wells han descubierto un trato de favor hacia el número uno del mundo que ha provocado las reacciones de sus compañeros.

Nick Kyrgios, Lucas Pouille, Denis Shapovalov, Tara Moore, Kamal Majchrzak, Tennis Sandrgen y Gastao Elias, entre muchos otros, se han pronunciado sobre la decisión de los entes involucrados, ATP y agencias antidopaje, de no informar del positivo hasta que un tribunal absolvió al italiano, que solo perderá los puntos y el dinero ganado en Indian Wells. En este clima de tensión, con muchos creyendo que con otro jugador menos prominente se hubiera actuado diferente, comienza el último Grand Slam de la temporada en Nueva York.

A las dudas físicas y mentales de Sinner, que pese a todo ganó el torneo de Cincinnati hace una semana, se suma la nefasta preparación en dicho evento de Carlos Alcaraz, la ausencia de Rafa Nadal y las vacaciones de Novak Djokovic, que no compite desde que ganara la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de París. En el caso de Alcaraz, el murciano se saltó Montreal para descansar del ajetreado y exitoso verano, en el que conquistó Roland Garros y Wimbledon y se adjudicó la medalla de plata en París, donde también llegó a cuartos de final en el dobles junto a Nadal. Tras las merecidas vacaciones, su vuelta en Cincinnati, donde defendía final, dejó mucho que desear y se marchó a casa en su debut ante Gael Monfils, que en una semana cumple 38 años.

En Flushing Meadows, donde se dio a conocer en 2021 y ganó su primer Grand Slam en 2022, Alcaraz apunta a continuar con su excelente registro en los grandes este año. Ha ganado 18 partidos y perdido solo uno. Nueva York, con su ruido, su ambiente y su electricidad, es probablemente el torneo que mejor se adapte al carácter de Alcaraz, ansioso de no repetir el bajón post-Cincinnati que sufrió el año pasado, cuando se desfondó en la recta final del año. Debutará ante Li Tu, un jugador de la fase previa, y debido a su condición de tercer cabeza de serie, podría enfrentarse a Sinner en semifinales y en la final a Djokovic.

Djokovic, a por 25

Para el serbio, el objetivo del año está cumplido. En París cerró un nuevo capítulo de su leyenda y ya lo ha ganado absolutamente todo. En el US Open, donde exhibe un récord sorprendente de diez finales jugadas y solo cuatro ganadas, defiende título, pero los puntos y el ranking, en el que ha pasado en lo más alto 428 semanas, dejaron de ser su prioridad. Sin partidos previos, Djokovic compite por superarse a sí mismo y por poner el límite de los Grand Slams, actualmente en 24, en 25.

En un circuito extraño, con Alexei Popyrin coronado ganador de Masters 1.000 hace semanas en Montreal y con el irregular Frances Tiafoe finalista en Cincinnati, las alternativas a los mejores se multiplican, pero es prácticamente imposible de predecir si Daniil Medvedev, ganador en 2021 y finalista en 2019 y 2023, Alexander Zverev, Stefanos Tsitsipas y Casper Ruud, subcampeón en 2022, estarán a la altura de unas expectativas en las que acostumbran decepcionar.

Paula Badosa, en Cincinnati. EP

Paula Badosa y un esperanzador torneo tras una gira americana espectacular

Paula Badosa tomó en junio una difícil decisión. Renunció a los Juegos Olímpicos porque se encontraba fuera del 'top 100' y necesitaba jugar los torneos que le permitía su ranking protegido, por la lesión que la tuvo seis meses fuera, para sumar el mayor número de puntos posible. Sin París en el calendario y, pese a la presión de ver que ese se acababa, Badosa llegó a octavos de final en Wimbledon y se aseguró estar en el US Open, ascendiendo treinta posiciones en la clasificación mundial.

La española planificó un calendario con tres torneos previos a Nueva York y en Washington recibió una invitación, la cual no desaprovechó. Ganó el título, el primero desde enero de 2022, volvió a meterse entre las mejores 40 del mundo y, sobre todo, saboreó de nuevo un éxito que le era esquivo y difícil de imaginar hace meses cuando batallaba contra una lesión crónica en la espalda.

En Toronto, unos días después de ganar en la capital estadounidense, pagó el esfuerzo previo y solo pudo ganar un partido, pero en Cincinnati, ya descansada, llegó hasta las semifinales, donde solo la pudo ganar Jessica Pegula en tres sets y en un partido en el que quizás mereció un poco más.

Ahora es la número 27 del mundo, será cabeza de serie en el US Open y no tiene presión. Su techo en Nueva York es fácil de romper, ya que nunca ha pasado de segunda ronda en sus cuatro participaciones en el cuadro final. No es favorita a conquistar el título, como sí lo son Aryna Sabalenka e Iga Swiatek, pero sabe lo que es ganar a ambas y más allá de estas dos jugadoras, el resto de rivales, como Coco Gauff y Elena Rybakina, no han demostrado un gran estado de forma en la gira americana.

Su camino en el cuadro es espinoso a partir de la tercera ronda, cuando tiene a la vigente ganadora de Wimbledon, Barbora Krejcikova. Después, podría enfrentarse a Victoria Azarenka o Maria Sakkari en cuartos y a la gran favorita, Aryna Sabalenka, en semifinales, evitando a Iga Swiatek hasta la final.

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