Jesé se lleva el balón ante un defensa de la Amorebieta. /
Jesé se lleva el balón ante un defensa de la Amorebieta. /
La Unión Deportiva Las Palmas, que empeoró con los cambios de Pepe Mel, desaprovechó la oportunidad de lanzar un mensaje de ambición en la zona de privilegio tras empatar frente a la Sociedad Deportiva Amorebieta. Guruzeta y Moleiro pusieron los goles
Pepe Mel no cambia lo que funciona y así lo hizo en Lezama de nuevo. Kirian tomó el mando por la ausencia de Jonathan Viera en la última salida liguera de 2021. Tocaba ponerse el mono de trabajo en la batalla del barro, del juego directo y de la pugna al límite en cada acción.
La UD quiso llevar la iniciativa, pero la Sociedad Deportiva Amorebieta aplicó a la perfección su filosofía en su primer ataque en el descorche del duelo y, en una acción de vértigo de Larrazabal por el carril derecho, Guruzeta, autor de los dos goles en el asalto a La Rosaleda en la pasada fecha, superó a Raúl Fernández con un cabezazo que fue inapelable (1-0).
Una puesta en escena calamitosa tras reincidir en el error y en el castigo. La presión del cuadro de Vélez de Mendizabal, unido a la falta de espacios para sorprender en Lezama, enfrió a un cuadro de Mel endeble a domicilio. La UD achicaba ante un rival con más recursos en el juego aéreo y que aceleraba para intentar castigar a los amarillos con solo diez minutos disputados.
El Amorebieta imponía su ley y la UD estaba incómoda, sin continuidad y sin la posibilidad de conectar en la sala de máquinas para dar un paso adelante. Se jugaba a lo que quería la escuadra vasca y el sufrimiento y el nerviosismo en el área amarilla era latente en cada aproximación. Clemente y Jesé buscaban la espalda de la zaga local, pero sin profundidad. Y así llegó la mejor ocasión insular a los 18 minutos, cuando un conectado Moleiro encontró a Jesé, pero este no definió con claridad con la izquierda y el portero Unai atajó sin problemas.
La UD tenía el balón y proponía, pero sin criterio y sin inquietar en exceso. Moleiro lideraba el intento de reacción y, como no podía ser de otra forma, puso el empate en Lezama en el minuto 27 tras un pase de quilates de Kirian y batir por encima a Unai tras una salida en falso. La conexión tinerfeña se asociaba para llevar el delirio a los aficionados amarillos desplazados al País Vasco y mandar un mensaje de optimismo y ambición lejos de la isla (1-1).
El guion ya era otro. La UD dominaba y defendía con balón, como pedía Mel en la previa, alejando a las torres locales del área de Raúl. Enzo y Fabio crecieron, con Kirian, Clemente y Moleiro proponiendo y Jesé batallando de manera incansable en busca de voltear el marcador. Eran los mejores minutos de la UD, pero una nueva desconexión de Cardona fue aprovechada por el eléctrico Larrazabal para alargar la banda, pero su centro no fue rematado con acierto por el goleador Guruzeta.
El susto se quedó en el cuerpo, pero la UD no se descompuso y prosiguió insistiendo. Jesé tuvo el segundo de los amarillo, pero no concretó para alcanzar el descanso con las tablas.
Tras el paso por los vestuarios, la UD no quería levantar el pie del acelerador y salió con decisión en busca del triunfo. Jesé volvió a probar a Unai. El balón era amarillo y el Amorebieta sufría de lo lindo, pero necesitaba muy poco para hacer daño a la UD. El gigante Orozko se movió entre Navas y Lemos para generar peligro y obtener petróleo en una falta al borde del área. No pasó a mayores, pero era un ejemplo de lo que podía acontecer con relajación, pérdidas y despistes, como demostró Larrazabal minutos después.
La UD redujo el ritmo y el Amorebieta vio algo de luz. Mel maquinaba los cambios, pero mientras Jesé y Moleiro dispusieron de oportunidades merced al empuje de Loiodice. Falta el último pase y la definición -una vez más- para marcar la diferencia en un partido sin excusas y con la obligación de dar un golpe sobre la mesa.
En el minuto 63, Lemos puso un balón en bandeja Jesé, pero no llegó. Algo que sí hizo a renglón seguido tras otra de Cardona por la izquierda. La UD maduraba el envite, pero la falta de contundencia lastraba. No daba la estocada el plantel de Mel y, tras un error de Curbelo en la cesión a Raúl, el desenlace pudo ser catastrófico. La fragilidad defensiva condiciona de sobremanera.
Mel prescindía de Kirian y Moleiro para dar protagonismo al revulsivo Benito y a Pinchi. La UD empeoró con los cambios y se diluía con el paso de los minutos, sin frescura y sin ideas. Larrazabal daba un recital continuo por el extremo y conectó a Orozko para dejarlo bien orientado para marcar, pero Raúl resolvió con claridad el mano a mano. La UD, que no supo ganar, desapareció sin sentido -solo una ocasión de Peñaranda en el tiempo añadido- y el Amorebieta pudo conseguir un mejor botín al final (1-1).