El Elefante Rosa confirma su inercia ascendente en el ecuador del Dakar Classic

El Elefante Rosa ya descansa en el vivac de Hail tras completar con éxito la quinta jornada, la segunda consecutiva de la maratón que obligó a los aventureros del equipo Dakar por la Vida en pleno desierto tras una jornada, la cuarta en la que lograron escalar hasta la 10ª posición tras completar el recorrido con el 19º mejor tiempo de todos los participantes en la modalidad Classic.

Todo un éxito para el camión capitaneado por Rafa Lesmes al volante, que avanzaba en la previa de la carrera que ante la exigencia de la ruta iba a primar la precaución por encima de la asunción de riesgos que les podía llevar a sufrir un desgaste en cuanto a material y en cuanto a tiempo que les pudiese afectar en el futuro de la carrera.

De madrugada, el equipo se ponía manos a la obra para completar los 403 kilómetros de especial y los 33 de enlace hasta llegar al campamento de Hail, en el que vivirán mañana una merecida etapa de descanso en cuanto a la conducción, pero en la que el piloto canario atenderá gracias a las nuevas tecnologías a los medios de comunicación tanto canarios como peninsulares para hacer una valoración del recorrido y de lo que queda para llegar a la meta de Shubaytah.

Ya desde Hail, Lesmes destacó la complejidad de la navegación, que incluso les llevó a pasarse uno de los puntos de control del recorrido, pero que «lo importante es que tanto el camión como nosotros estamos bien y por fin mañana podremos descansar».

El piloto canario recalcó que el equipo va cumpliendo «el objetivo principal del Dakar por la Vida, que es terminar esta carrera tan dura y poder brindarle a todas las enfermas y enfermos de cáncer de España el logro de hacerlo y el segundo objetivo es el de volver a terminar primeros en la modalidad de camiones que parece que se va cumpliendo también, nos colocamos primeros desde la etapa 1 y estamos muy felices«.

En cuanto al gran protagonista, el Elefante Rosa, reconoció estar «algo preocupado por los tornillos de los amortiguadores, porque ayer por la tarde en el campamento del desierto Albert Casabona tuvo que cambiar otra vez uno de los tornillos que se había vuelto a romper, aunque se mantuvo en el sitio y no se dañaron los amortiguadores«.

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