«Solo quise disfrutar y fue un viaje alucinante»
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Juan Espino repasa su carrera, abrumadora en éxitos y reconocimientos, tras anunciar su retiradaNecesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
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Una leyenda del deporte canario. No admite discusión la categoría privilegiada a la que pertenece Juan Espino, noticia por haber anunciado su retirada del deporte profesional luego de una carrera abrumadora en premios, reconocimientos y prestigio. Resultaría inabarcable ponerse a enumerar todo lo que logró y dio a su tierra el titán de Guanarteme, en sus inicios figura grande la lucha canaria para terminar diversificando sus prestaciones en los deportes de contacto y hasta coronarse en la UFC, la cima de las cimas. Su mensaje de despedida ha generado una oleada de muestras de cariño en las últimas horas que evidencian lo que sembró cuando estaba en su apogeo. Ni la admiración que generó y se labró le hicieron perder el cable a tierra. Siempre enamorado de sus raíces y orgulloso de su procedencia, fue, acaso, el mejor embajador que ha tenido Canarias en los distintos tatamis y superficies. Se colgó medallas y subió a podios en Europa, América, Asia y África, cuatro de los cinco continentes, lo que le valió para ser considerado, en 2020, el mejor luchador hispano de la historia por parte de la Federación Española de Luchas Olímpicas.
-¿Cómo se siente después de haber anunciado que se retira?
- Por un lado, me siento tranquilo, relajado. Ya pasó. Llevo estos años esforzándome para mejorar, probando todo tipo de tratamientos, intentando hacer todo lo posible y no había manera. He dado lo mejor que he podido por recuperarme y, en ese sentido, tengo la conciencia tranquila. Pero, por otro lado, no puedo evitar cierta tristeza porque la competición siempre ha sido mi vida y, si no hubiese sido por estas lesiones, hubiese podido seguir rindiendo a mi mejor nivel.
-¿Fue difícil dar el paso, tuvo que pensarlo mucho?
- Difícil no, muy difícil. Es más, he tardado un tiempo en decidirme porque, en el fondo, no quería rendirme. Para mí esto ha resultado muy complicado, pero hay momentos en la vida en los que no te queda más remedio que tomar las decisiones que consideras que son mejores para tu futuro aunque sean dolorosas. Si quiero seguir avanzando debo soltar ciertas cosas para agarrar otras. La vida sigue y así lo tengo que entender y asimilar.
-Por lo que dijo en su comunicado de despedida, ha llevado su cuerpo al límite. ¿Cómo han sido estos últimos tiempos? ¿Cuántas operaciones, cuántas recaídas?
- Fueron dos operaciones, pero he probado todo tipo de tratamientos, desde células madre, que son muy caros, a los clásicos factores de crecimiento, con ecografías, he hecho incontables sesiones de fisioterapia y masaje, electroshocks, tents... Y no hubo mejora. Forcé muchísimo. Paré, tuvo descansos, volví a intentarlo pero no había forma. Mis antebrazos no volverán a ser nunca la mitad de lo que habían sido.
-Con 42 años y camino de los 43, ¿hubiese podido alargar mucho más su carrera de no haber tenido estas lesiones que le obligan a dejarlo?
-Creo que sí. Fuera de la limitación de los codos, que es la que me lleva a retirarme, mi rendimiento aeróbico era bastante bueno, mi capacidad de sufrimiento en los entrenamientos era alta. Es verdad que a veces, tras los entrenamientos, se me hacía cuesta arriba y terminaba destrozado. Y es muy duro volver. Llega un momento en que las ganas faltan. Pero un par de años más seguro que hubiese podido estar. Llegué tarde a la UFC y las MMA exigen muchísimo. Caminé por el desierto tras dejar la lucha canaria y probando muchas modalidades porque quería llegar a la UFC y tuve que derribar muchísimas barreras. Ser español no me benefició tampoco.
-¿Y ahora? ¿Ha tenido tiempo de asimilar lo que significa dejar el deporte profesional tras estar toda la vida en la competición?
-No he tenido tiempo para asimilar todo. Estoy en shock y necesito ver qué hago con mi vida ya sin competición. Estos dos últimos años en los que no he podido competir me han servido de aprendizaje para lo que me viene ahora. En el fondo, mi cabeza ya pensaba en este momento, en buscar una salida.
-Su trayectoria es abrumadora desde que comenzó en la lucha canaria antes de diversificar y consagrarse en numerosas modalidades. ¿Cómo sintetiza todo lo que ha vivido desde sus inicios? ¿Soñó alguna vez con alcanzar todo lo conseguido?
-Lo único que quise cuando empecé es seguir los pasos de esos grandes luchadores que veía cuando era pequeño. Me viene a la cabeza Tito Cáceres, que era luchador y acabó siendo olímpico, Santiago Ojeda, Miguel Ángel Tejera, Chago Morales... A mí ver la foto de Santiago Ojeda saludando al rey de España me marcó muchísimo. En mi época había más posibilidades de conectar con otro tipo de modalidades. Una ventaja que tuve fue la de sintetizar las luchas y adaptarlas a mi manera de luchar. Me dio una ventaja y un rendimiento que otros no pudieron. Los ataques y las defensas, con ingenio y estrategia, las adapté a mis posibilidades y logré grandes cosas. Pero no pensaba en ser el mejor, solo hacía lo que me gustaba. Me daba igual la modalidad o el rival. Viajar, experimentar... No pensaba en si podía hacer historia o no, solo en divertirme.
-De su galería de recuerdos, ¿qué momentos son los que considera más trascendentales?
-Por suerte he vivido una cantidad enorme de momentos que se quedan para siempre en mí. Escuchar el himno de España en un Campeonato del Mundo me hizo mirar al cielo y pensar que, con tanto ruido, seguro que mi abuela me estaba viendo. Mi abuela está en el cielo y siempre me ha acompañado en todas las luchadas. Y en ese momento sentí algo especial porque saber que estaría orgullosa de mí. El primer combate en Senegal, los paseos allí por la calle con los niños, cuando gané el TUF (The Ultimate Fighter), la primera final de juveniles en Gran Canaria, cuando gané una liga regional, las luchas tártaras, el reality show... Ha sido un viaje alucinante.
-Su vertiente internacional, sin conocer fronteras a la hora de subirse a un podio, le distinguió. ¿Un orgullo añadido ver ese mapa del mundo que tenía colgado en su despacho con chinchetas clavadas en cada país en el que brilló con luz propia?
-Ese mapa lo tengo en el salón de mi casa. Es una mezcla de mis dos hobbys. El deporte y los viajes. Recuerdo los primeros viajes cuando llamaba a mi madre emocionado desde Alemania, desde Brasil... Todo tan especial... Seguiré viajando, claro, si puedo caminar como quiero. Porque sé que, por el estado de mis rodillas, terminaré con prótesis. Es un cheque que he firmado y que se me va a cobrar. Espero que no me limite mucho porque quiero seguir luchando, aunque sea para divertirme.
-¿Es consciente del legado que deja por sus títulos, emprendeduría y ejemplo de superación?
-No soy la persona más indicada para responder a esta pregunta. Hice lo que más me gustó, como dije antes, y seguro que no soy consciente de la magnitud de lo que pude hacer. Todo se mirará con el plasma del tiempo y, tal vez, en unos años, algo se dirá bueno de mí... Antes de la UFC ya hice cosas y esa fue la guinda del pastel. No fue solo la UFC. Ganar tres mundiales de tres modalidades diferentes, abrir la puerta de África en las luchas...
-¿De quien se acuerda en estos momentos? ¿Cuáles han sido las personas más influyentes para usted en toda esta aventura en el deporte?
-De mi madre, de mis hermanas, que ha sufrido todas mis batallas, de mi chica... Pero también hay un apartado para toda esa gente que me ha apoyado. Por ejemplo, mi psicólogo deportivo, que, en mi última etapa, fue una persona que me dio la capacidad mental para hacerme fuerte. También me acuerdo de mis entrenamientos con Sixto, con Miguel Ángel Tejera, con Tito, de mis entrenadores en Estados Unidos, de la gente de American Top Team, de mi último equipo, de compañeros que han venido aquí a estar conmigo. Pepe Gómez, Norberto González, Jeffrey... No quiero dejar a nadie atrás...
-¿Cómo quiere que le recuerden?
-Me río porque ahora me paran por la calle y me dicen que si soy el del anuncio del colchón... Me lo tomo bien esa faceta publicitaria, también con Autos Roso. 'Tanto me esforcé en quitarle la razón al universo, que no le quedó otro remedio que entregarme mi sueño'. Esa frase me sigue y me seguirá. Ese equilibrio de tener talento y de trabajarlo. Si me quieren recordar, que sea porque como deportista trabajé con humildad y pude cumplir mis sueños.
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