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Dagoberto Escorcia
Viernes, 8 de diciembre 2023, 17:16
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Era un rumor que crecía en los últimos días y ayer se confirmó. Jon Rahm abandona los circuitos norteamericano (PGA Tour) y europeo (DP World Tour) y pasa a jugar en el LIV Golf, la competición que nació en 2022 auspiciada por el Fondo Público de Inversión de Arabia Saudí. La decisión del vizcaíno supondrá una verdadera revolución en el golf mundial al tratarse de uno de los mejores jugadores de los últimos años en los torneos más prestigiosos y uno de los más populares. Además de haber ganado el US Open en 2021 y el Masters de Augusta del presente año, suma en total once victorias en el PGA americano y ocho en el europeo. Por su entrada al LIV recibiría 525 millones de euros hasta la temporada de 2029, es decir, uno de los mayores contratos deportivos de la historia.
La marcha del actual número tres mundial a la competición saudí, dividida en catorce citas en Estados Unidos y otros puntos del planeta, es un auténtico golpe a la estructura del golf tradicional. La llegada de Rahm al LIV privará de una de sus mayores estrellas a los torneos históricos. De hecho, el mismo PGA Tour confirmó el pasado noviembre un bonus de 9 millones de dólares a Rahm correspondiente al Programa Player Impact (PIP), que mide la relevancia mediática y social de los golfistas. Sólo Rory McIlory, número dos mundial (15 millones y el mítico Tiger Woods (12 millones) habían recibido una recompensa mayor.
El traslado del genio de Barrika al campeonato saudí contrasta con la defensa que siempre hizo del golf convencional. «Desde pequeño siempre he jugado torneos de cuatro rondas, a 72 hoyos, con plantel completo de jugadores y con corte para el fin de semana. Esa es la esencia del golf y creo que debemos mantenerla», manifestó Rahm sobre su opinión sobre el LIV, que arrancó en 2022 con torneos de 54 hoyos y sin corte para los golfistas. Es más, cuando fue preguntado por una hipotética oferta del fondo árabe para jugar en su circuito, Rahm respondió que «le pregunté a Kelly (su esposa) si nos cambiaría la vida con 300 millones de dólares más y concluimos que no».
Ahora las cosas han cambiado. A Rahm y al norirlandés McIlroy, dos de los principales abanderados del formato clásico, no les gustó en verano que el PGA Tour anunciara el inicio de las negociaciones con LIV para encontrar una solución que evitara el divorcio del golf internacional. Ambos se quejaron de que los responsables del circuito americano no habían informado a los jugadores. «Quiero tener fe en que esto es lo mejor para todos nosotros, pero está claro que ese no es el consenso. Creo que el sentimiento general es que mucha gente siente un poco de traición», afirmó en junio el campeón de Augusta. «No es fácil para un jugador que ha estado involucrado (PGA Tour), al igual que muchos otros, despertarte un día y ver esta bomba».
De alguna forma, el número tres mundial ha podido sentirse menospreciado porque no aparece tanto en televisión en eventos que tienen lugar en Estados Unidos como sus rivales de ese país. En algunas retransmisiones ni se le ha visto. Y eso pese a que ha proclamado a los cuatro vientos su especial relación con el antiguo espíritu del golf norteamericano. «Nunca he jugado al golf por un tema económico. Juego por amor al golf y quiero competir contra los mejores del mundo. Siempre he estado interesado en la historia y el legado, y eso es lo que tiene el PGA. Hay un significado cuando ganas el Memorial, el Arnold Palmer, en Los Ángeles o Torrey Pines. Son sitios históricos. Eso significa mucho para mí», dijo en el US Open de 2022.
La incorporación del jugador vasco a la nueva competición puede acelerar la fusión entre LIV y los circuitos americano y europeo, una de las alternativas barajadas para poner fin a la secesión del golf mundial. Los españoles Sergio García, Eugenio Chacarra y David Puig ya decidieron pasarse a la superliga árabe y García incluso capitanea uno de los equipos, formado por cuatro jugadores, que tiene autonomía financiera.Las consecuencias de la mudanza a la liga LIV ya las han sufrido algunos golfistas.
Veto a participar en algunos torneos clásicos, pérdida de popularidad y de patrocinadores, partidos compartidos con golfistas de menor nivel en torneos PGA o retransmisiones televisivas en los peores horarios. Aun así, ases y ganadores de 'majors' como Dustin Johnson, Phil Mickelson, Louis Oosthuizen, Martin Kaymer, Charl Schwartzel, Cameron Smith, Bryson DeChambeau, Brooks Koepka, Patrick Reed y Bubba Watson cambiaron de aires al proyecto que dirige otro gran nombre del golf, el gran Greg Norman.
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