Secciones
Servicios
Destacamos
Francisco J. Moya
Domingo, 27 de agosto 2023, 20:05
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Llegaba herido Mo Katir después la traumática eliminación en los 1.500 metros del Mundial de Budapest. Se quedó fuera de la final, una enorme sorpresa porque llegaba como favorito a las medallas, pero convirtió esa rabia en gasolina para volver a reivindicarse. El murciano consiguió este domingo otro hito al colgarse la plata en los 5.000 del Mundial de la capital húngara.
Es la primera medalla que consigue el atletismo español en esta distancia, una de las pruebas más exigentes y emblemáticas del atletismo. Incluso rozó el oro, que revalidó el noruego Jakob Ingebrigtsen después de superarle en un final de infarto con un tiempo de 13:11.30. Solo les separaron 14 centésimas. Katir se dejó el alma.
«Lo he dado todo», celebraba Katir, satisfecho, tras la carrera. «Cada vez estoy más cerca de Jakob. El año pasado conseguí el bronce, este año plata, el año que viene es olímpico, a ver si consigo las tres», lanzaba como deseo para los Juegos Olímpicos de París 2024.
El muleño suma así otra medalla a un ilustre palmáres internacional pese a su juventud (25 años). El año pasado, en el anterior Mundial, se colgó el bronce en 1.500 metros y ese mismo verano ganó la plata en el Campeonato Europeo de Múnich, también por detrás de Ingebrigtsen. Además, en los Juegos Europeos disputados este año en la ciudad polaca de Cracovia se llevó un oro en 1.500.
Katir, que este año había batido el récord de Europa de los 5.000 metros con el 12:45.01 que corrió en julio en Mónaco, suma su segunda medalla en un Mundial, después del bronce que consiguió en Eugene en los 1.500 metros. Dio un golpe sobre la mesa en Mónaco antes de los Mundiales al rebajar en casi cuatro segundos la anterior plusmarca, en posesión precisamente de Ingebrigtsen desde 2021 con un crono de 12:48.45.
España termina así con cinco medallas en este Mundial de atletismo, después de su pleno de cuatro oros en la marcha, con las victorias tanto en 20 como en 35 kilómetros de María Pérez y Álvaro Martín. En cuanto a los 5.000, solo Alberto García, en Edmonton 2001, se acercó al podio al terminar quinto.
La final de los 5.000 arrancó con el ataque valiente y precipitado del keniano Ishmael Kipkurui, de solo 18 años. Esa huida hacia adelante no duró mucho tiempo porque el grupo de los reyes de la distancia no iba a permitir sorpresas a nadie y apostaban por un desarrollo normal de la carrera.
Los etíopes Berihu Aregawi y Hagos Gebrhiwet comenzaron a tirar cuando la competición alcanzaba a 3.000 metros. Mientras Ingebrigtsen se mostraba frío y junto a la cuerda, Katir alternaba posiciones en el pelotón por la zona exterior. No hubo novedades hasta que se oyó la campana que anunciaba la última vuelta. Fue entonces cuando el español lanzó un ataque salvaje a 300 metros para la meta y tomó una ventaja considerable, parecía que no se le escaparía el oro porque marchaba destacado en cabeza. Pero el noruego reaccionó y se fue hacia el murciano, que se colgó una plata importante gracias a un esfuerzo titánico.
El otro español, Ouassim Oumaiz, entró decimosexto, el último, en su primera final mundialista. El noruego Nordas, bronce en el 1.500, desfondado también. Los etíopes, que llevaron gran parte del ritmo en los 5.000, fueron los grandes derrotados porque no obtuvieron ninguna medalla. El keniano Jacob Krope fue bronce, por delante del guatemalteco Luis Grijalva, un atleta singular dentro de una prueba con sello africano.
De padre marroquí y madre egipcia, el muleño siempre ha mantenido: «Como vine aquí muy chiquitito, no me acuerdo de nada. Los mayores recuerdos que tengo son de Mula, mi pueblo en Murcia». El pequeño Mohamed primero probó con el fútbol. «Pero encontré que hacían carreras en el colegio y en una quedé primero».
Esa primera victoria le llevó a apuntarse a atletismo y demostró que podía hacer grandes cosas, pero faltaba algo. «Era durísimo cuando ganabas un campeonato, un cross, y veías que el que había quedado segundo te quitaba la medalla. Sentaba muy mal, aunque yo sabía que algún día iba a tener la nacionalidad; era cuestión de paciencia. Pero si le pasa a alguien que no tiene la cabeza fría... yo creo que hubiera dejado el deporte».
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.