Jordan Díaz, de la gloria olímpica a la decepción mundial
El campeón en París'24 solo pudo realizar un intento en Tokio antes de retirarse lesionado en la calificación de triple
Igor Barcia
Miércoles, 17 de septiembre 2025, 12:23
De la gloria olímpica a la decepción mundialista hay un año de espacio. Jordan Díaz se coronó el verano pasado en los Juegos Olímpicos con ... una sensacional victoria por delante de Pedro Pablo Pichardo y Andy Díaz en la final de París. Pero desde entonces, el saltador español solo había sido capaz de realizar un salto, el 1 de agosto, en el campeonato de España de Tarragona, donde ganó con 17.16 metros, marca modesta para sus cualidades pero un punto de esperanza camino del Mundial. Sin embargo, en el Estadio Nacional solo fue capaz de hacer un intento, el primero de la calificación. Con tiras en las rodillas para proteger sus articulaciones, el saltador de origen cubano solo tomó impulso en la tabla, para caer y mostrar gestos de dolor tras una lesión diferente a la que le había condicionado todo el año. Un problema en el cuádriceps derecho le obligó a abandonar la pista mientras el resto de rivales seguían saltando en busca de la final.
Antes de los Juegos Olímpicos, Jordan Díaz comenzó a tener dolores en el tendón rotuliano de la rodilla derecha, pero fue capaz de reponerse para conquistar la gloria olímpica. Después, el saltador descansó en busca de su recuperación, algo que no llegaba, al punto de que Díaz era seria duda para estar presente en el Mundial de Tokio. Sin embargo, una mejoría en sus problemas físicos le llevó a saltar en Tarragona y a tomar la decisión de estar en la cita nipona. Este miércoles, la realidad pudo con la ilusión de Jordan Díaz. «Hacía más de tres años que el cuadríceps no me molestaba. Pero esto es el deporte y cuando llevas el cuerpo al límite... Hay que seguir y prepararme para el año que viene y quitarme todas las lesiones», comentó el campeón olímpico a la Federación Española de Atletismo.
La jornada dejó las victorias de la keniana Faith Cherotich en 3.000 metros obstáculos y del joven talento italiano Mattia Furlani en longitud. A sus 20 años, aprovechó a la perfección la mala tarde del griego Tentoglou, doble campeón olímpico, para hacerse con el oro gracias a un mejor salto de 8,39 metros. Los españoles estuvieron lejos de sus mejores marcas y mientras Lester Lescay fue octavo con 7.97, Jaime Guerra fue último con 7,81.
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Y el pasillo de pértiga vivió un duelo apasionante entre las estadounidenses Katie Moon y Sandi Morris, en un claro ejemplo del gen competitivo que atesoran las grandes campeonas. Porque a lo largo del concurso fue Morris la que llevó la voz cantante. Parecía que en Tokio iba a espantar todos sus fantasmas y lograr por fin ese título tan peleado. Sus saltos eran mejores, su actitud parecía mucho más decidida y si hubiera que apostar, Morris hubiera sido la favorita al oro. Y más cuando superó el listón situado en 4,85 metros y Moon falló en su primer intento.
Pero Moon, doble campeona mundial y oro olímpico en este mismo estadio, manejó la situación como lo hacen las mejores. Su último intento sobre 4,90, al todo o nada, lo superó y Morris perdió de golpe toda la confianza. No pudo con la altura y de nuevo vio cómo su rival se llevaba la gloria.
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