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Laura Marta
París
Jueves, 8 de agosto 2024, 09:30
En una prueba complejísima, en la que se mezclaban dudas por la contaminación con certezas de unas corrientes fortísimas, triunfa en París 2024 Sharon Van Rouwendaal, por delante de la australiana Moesha Johnson y la italiana Ginevra Taddeucci tras un esprint espectacular.
Amanecía París con ... cielos despejados y amenaza de otro día de calor, pero los aficionados ya llenaban las gradas media hora antes de que comenzara la prueba de aguas abiertas. Después de varios días de aguas revueltas en el Sena, a vueltas con las medidas de contaminación, las nadadoras pudieron lanzarse con más o menos confianza a los diez kilómetros del recorrido.
Durante esta semana previa han estado más pendientes de lo que les dijeran los organizadores que de centrarse en la competición. Uno de los entrenamientos fue cancelado, por lo que solo tuvieron el día anterior para saber qué se encontrarían el día de la prueba. Además, los exámenes de salubridad no son inmediatos; las muestras se recogen un día, pero los resultados tardan otra jornada, por lo que se lanzaron al agua sin saber realmente si era apto mientras realizaban la prueba.
Contratiempos que las deportistas trataron de tomarse con humor, con memes y con vídeos como el de Ángela Martínez en el que bailaba mientras aparecía el mensaje: «Yo autoconcenciéndome de que tengo que nadar diez kilómetros en el río Sena la semana que viene donde hay cadáveres, ratas y está supercontaminado».
Pero no era este el único obstáculo al que se enfrentaron las nadadoras, ni el principal, como admitieron después. Los nadadores de maratón acuático, como se denomina esta prueba, están acostumbrados a entrenarse en piscina y a probar en aguas abiertas, pero no en un río con unas corrientes tan fuertes como el Sena. El ejemplo de la dificultad de este recorrido de ida y vuelta entre el Puente Alexandre III y puente de L'Alma es que la «ida» se realizó en un tiempo de entre cinco y seis minutos, y la vuelta en más de doce, con esa sensación de no avanzar y no llegar al punto de giro puede ser muy complicado de gestionar mentalmente. «Ha sido una prueba muy complicada. No estamos acostumbrados a nadar en río y eso me ha afectado. Pero han sido superiores a mí. Igual que se sabe ganar, hay que saber perder. Las corrientes eran muy difíciles. En la primera recta era a favor, un tramo bastante sencillo, pero la vuelta era el tramo que había que coger con inteligencia para poder acercarte a la pared. Y en contracorriente en las primeras vueltas se pasaba un poco mejor, pero a mitad de carrera me faltaron fuerzas. Había que pasar rozando la pared porque si te ibas un poco al centro, te ibas hacia atrás», admitía Valdés.
Martínez incluso tenía clavado en el brazo ese intento por evitar las corrientes al rozarse con la pared y la vegetación: «Me pillaba de primeras, nunca había competido en una prueba con corrientes. En cuanto he salido le he dicho a mi entrenador: 'vaya locura que acaba de pasar'. Algo que nunca he vivido en mi vida. Pensaba que sería progresivo y a la segunda parte tiro más fuerte, pero no he dejado de ir a tope desde el minuto uno. No sé si no lo he gestionado bien por no saber qué lado coger. Ha sido muy rara la carrera. Ha ganado gente muy rápida, pero también el más inteligente y el que mejor partido ha sabido sacarle a la carrera. En la corriente de la vuelta no me movía, me he estampado contra una boya, me decía ay, que me hundo aquí».
Lideró gran parte de la prueba la neerlandesa Van Rouwendaal, que estiró desde la primera vuelta un grupo que luchó contra los elementos buscando siempre las orillas para apoyarse en las corrientes a favor a la ida y evitar las corrientes en contra a la vuelta. Pero a mitad de carrera se le unieron la australiana Moesha Johnson y la italiana Ginevra Tadeucci y fueron el trío que comandaron la última parte de la prueba.
Poco a poco primero, pero con determinación después, abrieron un hueco enorme con el resto de la expedición, que también se dividió en dos grupos más o menos compactos. María de Valdés y Ángela Martínez se intentaron pegar en las tres primeras vueltas, pero después sufrieron el estirón y quedaron relegadas en el último pelotón. Fueron perdiendo distancia y velocidad ante una prueba que ya era difícil sin rivales a los lados, con las dudas de la contaminación y, sobre todo, de forma real, contra unas corrientes muy complicadas que hicieron agotadora esos 1,6 kilómetros en las vueltas al puente Alejandro III.
Sin embargo, Martínez dio un último estirón en la última vuelta y arañó una décima plaza; Valdés sufrió más y terminó decimoséptima. «No he salido satisfecha del agua. He dado mi cien por cien y no me he rendido, pero las rivales han sido mejor. He estado trabajando mucho estos años, pero no ha salido el resultado que esperaba. Pero esto es el deporte y espero corregir todos los errores que he cometido y mejorar de cara al futuro. Ha sido la carrera más complicada de mi trayectoria», confesaba Valdés.
Eso sí, las dudas de la calidad del agua se quedaron en el pantalán. O casi. «Yo estaba pensando 'no tragues agua', pero no ha funcionado. Ahora me tomaré un protector de estómago. Incertidumbre sí, pero son las mismas condiciones para todo el mundo y no creo que se iban a arriesgar a que nos pusiéramos todos malos», admitía Martínez.
Lo que han llevado peor es la falta de entrenamientos, cancelados los del martes y solo diez minutos el miércoles: «Probar el circuito nos da seguridad y saber dónde van las corrientes y los giros de boya es importante. Pero nos ha pasado a nosotras y a los demás países. Estamos en igualdad de condiciones. Lo de la calidad del agua se olvidaba, hemos intentado evadirnos de eso. Lo que más preocupaba eran las corrientes, que se ha visto: las que más lo han estudiado han salido adelante», comentaba Valdés. «Ayer vinimos a entrenar, pero fue muy raro. Todo el mundo esperaba a ver qué hacía el otro. Nos dijeron, hasta que alguien no se tire, vosotros no os tiréis al agua. No sé quién se animó y ya fuimos detrás, pero como mucho diez minutos no vaya a ser que nos arriesguemos», completó Martínez.
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