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Lágrimas, despedidas y Alejandro Sanz
Desfile de España en la ceremonia de inauguración

Lágrimas, despedidas y Alejandro Sanz

La delegación nacional mantuvo las formas en una inauguración marcada por las medidas de seguridad que tuvo su punto final con la irrupción del cantante

EMILIO V. ESCUDERO

Viernes, 23 de julio 2021, 15:11

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Casi de la nada, en mitad de una ceremonia marcada por la sobriedad y salpicada solo por unas notas de color, emergió de repente una fanfarria alegre y vitalista. Como si con la llegada de los atletas se quisiera dejar atrás el dolor producido por la pandemia y se abriera paso a la fiesta del deporte. Fue un cambio radical en una noche melancólica y calurosa en Tokio. Un impás en los problemas. Un poco de optimismo. Como marca la tradición, abrió el desfile Grecia, país donde nacieron los Juegos. Lo hizo esta vez sin aplausos y sin emoción desde la grada, con el único aliento de los voluntarios situados en mitad del estadio que acompañaron a los deportistas en la marcha inaugural más triste. La única, al menos, envuelta en silencio por la ausencia de público. Apenas unos tímidos aplausos que acompañaban a cada delegación y que provenían de la tribuna de prensa. Desfile soso, en su mayoría, que solo rompió las reglas en contadas ocasiones. La primera, con Argentina. Claro. Arremolinados los sudamericanos. Apasionados como siempre. Un anticipo de lo que vendría más tarde.

Porque también los españoles, que irrumpieron en el puesto 88 en el Estadio Olímpico, se hicieron notar. ¡Cómo no! A la delegación, más reducida de lo habitual, no le faltó alegría. Comandados por Mireia Belmonte y Saúl Craviotto, los españoles atravesaron el estadio de fondo a fondo. Vestido rojo y chaqueta blanca para ellas. Pantalón azul marino, polo rojo y americana blanca para ellos. Formales al principio todos. Luego más despendolados, aunque siempre guardando el orden y la distancia. Mandaba la prudencia esta vez en su momento. La última licencia antes de entrar en materia. Para algunos, ni eso, pues muchos se quedaron en la villa ante su inminente entrada en competición. No estuvieron los jugadores de balonmano ni los de hockey y tampoco las chicas de waterpolo. Incluso así, la española fue una de las delegaciones más numerosas, reducidas muchas otras por culpa del coronavirus.

Al final, Saúl y Mireia compartieron el mástil formando una imagen única e icónica. Ejemplo de igualdad que busca ya el reflejo en la sociedad. Brazo derecho para ella; el izquierdo para él. Dos corazones unidos bajo una misma bandera. Un país detrás. La catalana, radiante, dejó entrever alguna lágrima; al piragüista, más tímido, se le notaban los nervios. Emoción para ambos, que veían cumplido un sueño. Deseo cimentado en cuatro medallas a las que quieren sumar alguna más en esta aventura nipona.

Detrás de ellos, varios rostros conocidos. Como el de Pau Gasol, que no se quiso perder su último desfile. Tras haber vivido el de Londres como abanderado, el pívot estuvo esta vez acompañado de alguno de sus amigos. Rudy Fernández, Claver o Llull se dejaron ver junto al catalán, en el que cada paso sonaba a despedida. A última vez. Como todo lo que hace en esta concentración olímpica.

Iba rodeado Pau, cuya altura marcaba el techo de la delegación. Grupo larguísimo en el que se echaron en falta muchas caras. Los que no pudieron acudir se montaron su propio desfile en la villa. O durante el entrenamiento. Cualquier lugar era bueno para disfrutar del momento. Tamara Echegoyen y Paula Barceló lo hicieron sobre su barco en la bahía donde se celebrará la vela. Otros, como los de triatlón o hockey, en los pasillos de la residencia de atletas. Buen humor y alegría. Felicidad plena rota a última hora de la noche nipona por la confirmación de un positivo en la delegación nacional de ciclismo. Primer contagio que pone en jaque la participación del equipo en la prueba en ruta. Mazazo que empañó la fase final del desfile para los españoles. La mayoría optó por retirarse a la Villa Olímpica a descansar y se perdieron la actuación de otro español. Alejandro Sanz fue uno de los solistas en el tema que anticipó la llegada de la antorcha olímpica. Una versión del 'Imagine' de John Lennon que fue de lo más emotivo de la noche. Tras la canción, apareció el fuego sagrado, que ya luce en Tokio 2020. Luz de esperanza para todos los pueblos del mundo. Que empiece el deporte.

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