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Eileen Gu celebra su medalla de oro en esquí acrobático 'big air'. Manan Vatsyayana (Afp)
Eileen Gu, la estrella americana de China
Pekín 2022

Eileen Gu, la estrella americana de China

Ganadora de un oro y aspirante a otros dos, la figura de esquí acrobático del equipo chino renunció a EE UU, donde nació, por el país de su madre

PABLO M. DÍEZ

Enviado especial a Zhangjiakou (China)

Miércoles, 9 de febrero 2022, 23:16

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Paradojas de este mundo globalizado, la estrella más rutilante de China en estos Juegos Olímpicos de Invierno es americana. Ganadora ya de un oro y aspirante a otros dos, se llama Eileen Gu, o Gu Ailing en mandarín, tiene 18 años y nació en San Francisco de padre estadounidense y madre china, quien emigró de joven para estudiar en Nueva York y Stanford e inculcó a su hija la pasión por el esquí.

Aunque Eileen se ha entrenado en Estados Unidos y de niña ganó sus campeonatos nacionales de snowboard y esquí acrobático, hace tres años sorprendió a todo el mundo anunciando que competiría por China en los Juegos Olímpicos de Pekín 2022. Argumentando que se trataba de una oportunidad vital para promocionar el deporte que ama, aseguró que quería inspirar a las jóvenes y niñas de China y, «a través del esquí, unir a la gente, promover el entendimiento común, crear la comunicación y forjar la amistad entre naciones».

En un momento de especial tensión política entre ambos países, el cambio de equipo de Eileen Gu fue saludado con una explosión de euforia nacionalista en China. Acostumbrados durante décadas a que sus mejores talentos emigraran a EE UU, la tierra de las oportunidades, los chinos festejaban que una medio compatriota volviera a la «madre patria» y eligiera defender la bandera roja en lugar de la de barras y estrellas. Convenientemente explotada por la propaganda del régimen, la decisión de Gu venía a confirmar el imparable auge de China y contribuía aún más a la recuperación del orgullo nacional.

Aunque lamentaron su marcha en EE UU, donde ya le habían echado el ojo para el equipo olímpico, Gu ha contado que la mayoría de sus amigos la apoyaron y sigue conservando buenas relaciones con sus antiguas compañeras de equipo, hoy rivales. Pero, con solo 15 años, también recibió amenazas de muerte coincidiendo con la sinofobia desatada en buena parte del mundo tras la pandemia del coronavirus. Un odio del que ella misma fue víctima el año pasado, cuando tuvo que salir huyendo de un supermercado con su abuela después de que un hombre las insultara por ser asiáticas.

Reclamo publicitario

Erigida en defensora de numerosas causas nobles, desde la lucha contra el racismo hasta la igualdad de género, Eileen Gu aprovecha su fama deportiva para difundir su fuerte conciencia social. Pero, consciente de su belleza mestiza y su popularidad, tampoco se olvida de los negocios y se ha convertido en reclamo publicitario para marcas de lujo y revistas de moda.

De hecho, muchos piensan que su cambio de equipo no es más que una estrategia comercial para hacer caja en China, donde las autoridades quieren enganchar a 300 millones de personas a los deportes de invierno construyendo 800 estaciones de esquí y 650 pistas de hielo. A dicho plan, que fue decisivo para que el Comité Olímpico Internacional (COI) le concediera a Pekín estos Juegos de Invierno, contribuye sin duda Eileen Gu, quien ya se perfila como una de sus principales figuras. Apodada la 'princesa de la nieve', ganó el martes su primera medalla de oro en esquí acrobático 'big air' y aspira a otras dos más en las modalidades de 'halfpipe' y 'slopestyle'. Como era de esperar, su triunfo ha sido recibido con júbilo entre los chinos de a pie y saludado por los medios estatales como una nueva victoria del siempre superior modelo comunista. «Nuestra enhorabuena de corazón a la atleta de Pekín Eileen Gu por ganar esta preciada medalla de oro para el deporte chino», la ha felicitado el ayuntamiento de la capital, que ya la considera prácticamente una hija adoptiva.

Pero la nacionalidad de Eileen sigue generando tensos debates en las redes sociales chinas y estadounidenses, donde algunos incluso la llaman traidora. «Me siento china en China y americana en América», elude la cuestión cada vez que le preguntan si ha renunciado a su pasaporte estadounidense, ya que Pekín no admite la doble nacionalidad. Orgullosa de sus raíces chinas, y también de su educación americana, habla mandarín con fluidez, visita cada verano este país e insiste en que quiere ser un puente entre ambos.

El caso de Eileen Gu contrasta con el de la patinadora Zhu Yi, quien renunció a su ciudadanía estadounidense para competir con China pero ha sido vilipendiada en las redes sociales por caerse dos veces en su prueba. Y, sobre todo, con el de la tenista Peng Shuai, quien fue a ver su victoria en otra aparición orquestada tras su denuncia de abusos sexuales contra un ex alto cargo del régimen, de la que se ha retractado entre las sospechas sobre su falta de libertad.

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