Un Gran Canaria permeable e irregular

No son malos números, pero podrían haber sido mejores. Esa es la sensación que deja el último encuentro acogido por el Gran Canaria esta temporada, donde el conjunto amarillo fue superior a muchos equipos de la categoría, pero donde también cedió en varios choques de manera incomprensible. Un sentir agridulce que, sin duda alguna, mermó las posibilidades de pelear por cotas mayores. Los de Mel lograron 11 victorias, cedieron cinco empates y perdieron en otras cinco ocasiones en los 21 duelos disputados en casa.

Hasta un total de 25 puntos se dejó por el camino la UD Las Palmas que, sumados al mal hacer lejos de la isla, impidieron mirar hacia arriba. La estadística no es mala, pues coloca a Las Palmas con números similares a los del Girona, Sporting de Gijón o Rayo Vallecano, todos ellos luchando por un sitio en la promoción de ascenso a falta de una sola jornada para que la temporada eche el cierre final.

Para el recuerdo queda la primera victoria sin público en el derbi canario contra el CD Tenerife (1-0) en el recinto de Siete Palmas o la goleada frente al Lugo (6-1) con un recital ofensivo en toda regla. Por contra, las derrotas contra equipos como el Real Oviedo (1-2), Mirandés (0-2) o el Sabadell (0-1) dejaron herido al cuadro isleño, que no fue capaz de reponerse para escalar en la tabla clasificatoria.

Ayer se despidió Las Palmas del Gran Canaria con una última sonrisa hasta la próxima campaña. Lo hizo, una vez más, sin la afición en las gradas, cosa que se espera que fuera la última vez en un largo tiempo, ya que el ritmo de vacunación va bien y la incidencia del coronavirus en Canarias invita al optimismo. Y, si todo sigue como parece, ya el curso que viene habrá bufandas y camisetas amarillas en los asientos del recinto de Siete Palmas. La vuelta a la normalidad será el mejor triunfo de todos.