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El Comité de Competición decidió actuar con rapidez y contundencia ante los insultos racistas contra Vinicius desde la grada de Mestalla y castigó al Valencia por los graves hechos ocurridos en su estadio. El organismo sancionador impuso el cierre parcial del coliseo valencianista, en concreto de la grada de animación Mario Alberto Kempes, epicentro de los incidentes de carácter xenófobo contra el jugador brasileño del Real Madrid.
En la resolución, que dicta además una multa de 45.000 euros al Valencia, la mayor nunca determinada por el organismo por incidentes xenófobos, tiene especial peso el acta redactada por el árbitro del partido, Ricardo de Burgos Bengoetxea. «En el minuto 73 un espectador desde la grada sur Mario Kempes se dirigió al jugador Nº20 del Real Madrid, Don Vinicius José de Oliveira Do Nascimento gritándole: 'Mono, Mono', por lo que se activó el protocolo de racismo», señala el colegiado vasco en su escrito.
Según la resolución, Competición considera «evidenciado que, a pesar de los esfuerzos que viene desplegando el club expedientado, el mismo no ha sido lo suficientemente diligente en la implementación activa de todas aquellas medidas que son necesarias para erradicar este tipo de comportamientos y para mitigar sus efectos una vez que se producen», y por ello impone una sanción ejemplar al Valencia, que pretende sentar un precedente a la altura de lo ocurrido.
La gravedad de los hechos y la repercusión que éstos han tenido no solo en España sino en todo el mundo, dañando incluso la imagen de la Liga a nivel internacional, provocaron que el Comité de Competición, integrado por tres miembros, nombrados por LaLiga, la Federación Española de Fútbol (FEF) y el Consejo Superior de Deportes (CSD), tomase una decisión de forma rápida. Frente a la resolución cabe recurso ante Apelación en el plazo de diez días hábiles, una posibilidad que el club che tiene previsto activar.
Por otra, Competición también determinó dejar sin efectos disciplinarios la expulsión del propio Vinicius en el tramo final del partido. De Burgos Bengoetxea justificó la roja al jugador por «golpear con su brazo en el rostro de un adversario cuando el balón no estaba en juego, en una confrontación masiva de jugadores de ambos equipos».
Sin embargo, en la resolución se estima que en este caso «concurre una circunstancia extraordinaria, grave y totalmente inusual, que determina que la decisión adoptada por el colegiado reflejada en el acta incurre en una patente arbitrariedad, pues se adopta sobre una base fáctica alterada y parcial». El escrito señala de esta manera al árbitro de VAR, Iglesias Villanueva, pues apunta que aportó al colegiado de campo las imágenes erróneas para juzgar la acción.
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