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Ante Budimir celebra un gol ante el Real Madrid REUTERS
La sonrisa de Budimir, el héroe enmascarado de Osasuna al que Modrić debe un último baile
Osasuna-Real Madrid

La sonrisa de Budimir, el héroe enmascarado de Osasuna al que Modrić debe un último baile

El rojillo, nacido en Bosnia y cuya familia huyó a Croacia por la Guerra de los Balcanes, es el segundo máximo goleador de LaLiga tras anotarle al Madrid su primer gol de la temporada en jugada de estrategia

Isaac Asenjo

Madrid

Viernes, 15 de marzo 2024

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Ante Budimir (Zenica, Bosnia; 1991) era solo un bebé de seis meses cuando su familia tuvo que huir por la Guerra de los Balcanes. Se marchó a Zagreb, capital de Croacia, donde se hizo niño y empezó a darle patadas al balón. «Soy de Bosnia y amo mi tierra, pero también soy croata y estoy orgulloso de defender esos colores. Todo el mundo en mi familia lo entiende», explica en una entrevista el ariete de Osasuna, indiscutible baza ganadora para el equipo navarro y encargado de anotarle al Real Madrid en El Sadar el primer gol de la temporada en jugada de estrategia. Un duelo, que como frente el Alavés, lo jugó protegido por una máscara de fibra de carbono tras sufrir una fractura en el seno maxilar derecho en Las Palmas.

El alto y corpulento delantero rojillo va camino con 45 tantos en 132 partidos, de convertirse en el máximo goleador extranjero de la historia del equipo de Pamplona, donde solo es superado por el mito polaco de Jan Urban (58). Esta temporada suma ya 15 dianas que le tienen en el segundo puesto del Trofeo Pichichi empatado con Borja Mayoral (Getafe), y que han convertido este curso futbolístico en el más prolífico de su carrera deportiva. Los tantos del croata, que cuenta que conoció a Luka Modrić en el ascensor de un hotel cuando se estrenó con el combinado ajedrezado, se traducen en el 45% de los 32 goles que esta temporada ha anotado Osasuna en Liga, que se amplían al 57% si el equipo juega como local. Casi siempre al primer toque, nueve de ellos con su pie izquierdo, solo uno con el derecho y cuatro de cabeza.

Seis años separan el nacimiento del mediocentro madridista, quien vive en la actualidad un paulatino ostracismo en Chamartín, con el delantero que impulsó a Croacia hacia la Eurocopa en Alemania de este próximo verano, el que será el último baile para el genio de Zadar, con quien le une una infancia marcada por la guerra. «Es el mejor jugador de nuestra historia. Es un capitán en todos los sentidos; quiere ganar hasta en los entrenamientos», decía el Zenica sobre el todavía director de orquesta de su selección tras la disputa de tres Mundiales y casi cuatro Eurocopas.

El rojillo, que muestra su fe católica sin complejos en las redes sociales, y guarda como un tesoro la foto del día en que conoció en persona al Papa Francisco, fue el fichaje más caro de la historia del club navarro, el cual pagó 8 kilos al Mallorca en verano de 2021. Un precio elevado para un club modesto como el navarro pero que el croata se ha encargado de amortizar con creces. A tierras baleares llegó tras vestir los colores del Crotone italiano en la Serie B, donde recaló después de jugar en el St. Pauli alemán y en tres clubes croatas: Gorica, Inter Zaprešić y Lokomotiva Zagreb. El pupilo de Jagoba Arrasate -con una cláusula de 20 millones de euros- estaría en el radar de la Liga de Arabia Saudí para el próximo periodo estival. «Está en estado de gracia», dijo sobre él su técnico en Osasuna, donde el jugador toca las puertas del podio de máximos goleadores croatas de la historia de LaLiga.

A la sombra de Davor Šuker

Hasta la fecha acumula 55 dianas en 151 partidos, los mismos que logró Alen Peternac en los años 90 durante 162 choques disputados entre Valladolid y Zaragoza. Con un tanto lo igulará. Más lejos tiene a Ivan Rakitić, que con 60 dianas en los 438 encuentros que jugó con Sevilla y Barça ocupa el segundo puesto. Cuestión de tiempo que lo logre si sigue a este ritmo. Más difícil tiene alcalzar la cima que ostenta el hoy presidente de la Federación Croata, Davor Šuker. Un histórico del Real Madrid, con quien logró al ansiada Séptima Champions de los blancos, y que junto a su paso por el Sevilla llegó a los 114 goles en Primera División en sus 239 partidos que disputó en España.

«En Bosnia, los católicos romanos son croatas y los ortodoxos son automáticamente serbios; Croacia te da muchas más oportunidades y Bosnia, a pesar de ser un país europeo, está un poco atrasado», explicó el atacante en una entrevista tras ser preguntado sobre el motivo de jugar con Croacia en vez de con Bosnia, algo que en los próximos días le ocurrirá al madridista Brahim Díaz, tras elegir Marruecos ante la falta de oportunidades con España.

«Allí seguramente estaría trabajando en el campo, ayudando a la familia, en lugar de hacer lo que hubiese querido», apunta el jugador, que empezó como muchos niños jugando en la calle - coincidiendo además con el sorprendente tercer puesto de su país en el Mundial de 1998 - y cuenta que el «haber vivido una guerra ayuda a superar todas las cosas que ocurren sobre el campo». No está entre los más extrovertidos del campeonato español, pero es de los que casi siempre se le ve sonreir. «Mi familia es muy feliz en Pamplona, y entrenar con una sonrisa siempre es una buena señal», reconoce un delantero que se lo pasa en grande en Sanfermines pero sin correr riesgos en el encierro.

'El cisne de Zenica' -apodado así en su época en Italia por sus elegantes movimientos con el balón en los pies- no se pone límites ni en lo personal ni tampoco en lo deportivo, y mantiene la difícil tarea de compaginar su trayectoria en el fútbol profesional con los estudios. Está cursando Economía a distancia, carrera que comenzó años atrás cuando jugaba en Croacia, animado por sus hermanas. «Queremos hacer que este fin de temporada sea ilusionante para todos», dijo el futbolista de Osasuna, que tiene de nuevo el sueño de Europa a seis puntos.

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