Secciones
Servicios
Destacamos
Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
Solo cuatro tiros ante el Oporto, de ellos dos a puerta, demuestran que el Atlético aún no ha encontrado el camino que el curso pasado le hizo campeón de Liga, si bien en la Champions pasó con dificultades la primera fase y cayó en el primer cruce de octavos frente al Chelsea, luego campeón. En el torneo de la regularidad suma tres victorias y un empate en cuatro partidos, una marca notable que le hace estar junto a los mejores, pero es una evidencia que le cuesta tener continuidad y generar juego ofensivo. Frente al Villarreal empató casi en la última jugada del partido por un regalo del rival y en Cornellà tiró el primer tiempo por completo y remontó con el gol de Lemar en el 90+9.
«Tenemos que seguir mejorando. Hay que subir la velocidad en el juego, trabajaremos para encontrarla», explicaba Simeone a la conclusión del partido contra el Oporto, cerrado con un empate que deja el grupo complicado para los colchoneros, que en la próxima jornada visitaran al Milan y luego se medirán al Liverpool. El Cholo también pidió tiempo, alegando que jugadores como Joao Félix llevaban mucho sin participar por una operación de tobillo, Griezmann acaba de regresar al club y otros como Correa o Luis Suárez, lentísimo en todos sus movimientos, iniciaron con retraso la pretemporada.
Es obligado detenerse en el francés, una estrella solicitada por el técnico que, de momento, se ha convertido en una china en el zapato del argentino. Si el curso pasado Simeone encontró en el sistema novedoso de tres defensas la fórmula perfecta para dejar de ser previsible y dañar a sus rivales por las bandas, con Griezmann han llegado las dudas. Siempre ha sido el entrenador muy versátil, capaz de jugar con hasta cuatro dibujos diferentes en un mismo partido, pero la sensación es que ahora no lo tiene nada claro.
Noticia Relacionada
Por mucho que manifieste que no tiene compromiso «absolutamente con nadie», la sola presencia de Griezmann en el vestuario pesa y condiciona. O actúa con un tridente en una especie de 4-3-3 o regresa al 4-4-2 castigando a la banda a jugadores como el francés o Correa, o si mantiene a los tres centrales y dos laterales largos no le caben todos los jugadores llamados a marcar diferencias. Y hay que mencionar la situación del brasileño Matheus Cunha, fichado para poder dar descansos a Luis Suárez pero con menos espacios al llegar Griezmann en el cierre del mercado.
Pero hay más. Lo que más inquieta al Cholo en estos momentos es que el regreso de Griezmann distrae al entorno, quizá también al equipo, y provoca división de opiniones en la grada, de momento con muchos más pitos que aplausos. Desea el argentino pasar página y que la hinchada entienda que supone un privilegio volver a contar con una figura así, pero de momento no lo consigue. De ahí su malestar.
«Se está haciendo una película y un morbo con Antoine que a nosotros nos genera la importancia de haber recuperado a un futbolista extraordinario y que lo podemos tener con nosotros. Esperemos que se ponga mejor y que pueda responder a la gente que está criticando. Tiene un reto por ahí», subrayó Simeone al término del partido.
Griezmann fue abroncado cuando sonó su nombre por megafonía en los prolegómenos, fue tratado con absoluta indiferencia cuando calentaba y recibió una bronca enorme el entrar por Joao Félix a poco más de media hora para el final. Un cambio inverso al que se produjo en Cornellà, señal inequívoca de las dudas de Simeone.
Al francés se le vio nervioso ante los lusos, con algunas imprecisiones en los pases impropias de su nivel, pero mejoró el ataque colchonero y se ganó también aplausos. De sus botas partieron un pase a Correa que pudo terminar en gol y una internada final que acabó en un golpe franco que ejecutó Luis Suárez con un tiro muy cerca del travesaño. Esa falta la quiso tirar Griezmann pero el charrúa mostró más galones.
La mejor noticia para el Atlético, que ya el sábado recibe al correoso Athletic de Marcelino, casi fue el resultado ante el Oporto. Pudo ser mucho peor porque los lusos remataron una vez al poste y sufrieron la anulación de un gol postrero de Mehdi Taremi por una mano que estipula el reglamento pero que a todas luces fue involuntaria porque el delantero iraní estaba cayéndose y el balón ya entraba en la portería de Oblak.
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.