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José Luis Mendilibar atiende a la chiquillería tras un partido con el Lanzarote. Fotos: José Luis Carrasco
Aquel Lanzarote campeón: las raíces del éxito de Mendilibar están en Canarias

Aquel Lanzarote campeón: las raíces del éxito de Mendilibar están en Canarias

Fútbol ·

El técnico vasco, hombre del momento tras su magistral labor en el Sevilla, dejó huella en Arrecife durante dos años inolvidables (2002-04)

Ignacio S. Acedo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 1 de junio 2023, 19:33

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José Luis Mendilibar (Zaldibar, Bizkaia, 1961) es el hombre del momento con su Sevilla campeón de la Europa League. Todo son elogios para el vasco, representante de la vieja escuela en los banquillos por su sencillez y naturalidad, además de la prestancia que impone a sus equipos. En Nervión heredó un proyecto tocado de muerte, con riesgo de descenso. Llegó a finales de marzo entre mil dudas y, desde entonces, todo han sido buenas noticias. Remontó el vuelo en la Liga hasta eludir el peligro de caer a Segunda, y en competición continental, la excelencia: eliminó a dos trasatlánticos como United y Juventus y derribó en la final a la Roma de Mourinho.

Pero Mendilibar, en tiempos delantero del fútbol modesto que surgió en Lezama y pasó por Logroñés, Sestao y Lemona, tuvo en Canarias su trampolín definitivo en los banquillos con aquel Lanzarote al que encumbró y llevó al hito de quedar primero en su grupo. Hay que situarse en el verano de 2002. Extinta Segunda B y un movimiento estrambótico: el Lanzarote había fichado para su banquillo a Yosu Uribe pero, de repente, se cruzó la UD Las Palmas, que se lo llevó. Con la plantilla de pretemporada en Gran Canaria y sin entrenador, Txema Mañaricúa, hoy presidente de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo (Feht) y entonces al frente el Castillo, aconseja a Falero, secretario técnico rojillo, que apueste por un Mendilibar al que nadie conocía. Lo que pareció una maniobra temeraria, fichar de oídas, acabó siendo una decisión magistral. En su primera temporada, tercer puesto del grupo I, y en el curso 2003-04, campeonato del grupo IV.

Dos liguillas de ascenso consecutivas y eliminatorias de Copa para el recuerdo como la protagonizada ante un Atlético de Madrid de Fernando Torres y Luis Aragonés. Cultura ganadora fue la que impuso un Mendilibar que, a partir de su exitoso ciclo en Arrecife ya no ha dejado de crecer. Diecinueve años consecutivos dirigiendo y siempre en Primera, exceptuando su campaña en el Eibar de David Silva (2004-05) y la 2006-07 con un Valladolid al que ascendió. Y siempre acompañado por el preparador físico Toni Ruiz, Ñito, un hombre de la tierra.

El Lanzarote fue el primer equipo al que hizo campeón, ejercicio de memoria que conviene ahora para contextualizar su legado y algunos de los que fueron protagonistas con él en esos inicios le siguen reconociendo.

«Lo ves ahora y es el mismo. Con el chándal, con los gestos, su manera de hablar, de moverse... No ha cambiado», asegura Vladimir Ramos, uno de los futbolistas más destacados del Lanzarote que estuvo a las órdenes del técnico del Sevilla. «Es el mejor entrenador que tuve. Entrenamientos cortos pero intensos. Acababas muerto pero deseando volver al trabajo porque lo pasabas bien y aprendías. Recuerdo los asaderos. Sabía diferenciar convivencia y exigencia. Y no distinguía entre titulares y suplentes. Jugaba el que se lo ganaba. Me produjo una gran alegría lo del Sevilla, por él y por Ñito».

Sergio Hernández, otro de los importantes de aquel conjunto que voló en Segunda B, incide en los mismos rasgos destacados por el que fuera su compañero: «Parece que le estoy oyendo diciendo que no le gustan los equipos que echan el culo para atrás. Así nos decía a nosotros y así lo sigue diciendo. Llegó de rebote, rodeado de dudas, pero en cuanto implantó su método de trabajo, vimos que era algo serio. Nunca esperas que se den los resultados que tuvimos en esos dos años. Y, a nivel personal, jamás rendí como con él. Un técnico que conoce el fútbol, ambicioso, siempre pendiente de todo...».

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