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ILUSTRACIÓN: MIKEL CASAL
Eurocopa 2021 | Luis Rubiales: presidente de la RFEF: Del esperpento de Rusia al sueño sevillano

Rubiales, del esperpento de Rusia al sueño sevillano

El presidente de la Federación necesita un éxito tras la sonada destitución de Lopetegi que preludió el fracaso en el Mundial 2018, la dudosa gestión de la crisis por la marcha y regreso de Luis Enrique y las críticas de Bilbao tras dejar de ser sede

Ignacio Tylko

Madrid

Lunes, 7 de junio 2021, 23:20

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SU FICHA

  • Nació en Las Palmas el 23 de agosto de 1977. Accedió a la presidencia el17 de mayo de 2018. En septiembre de 2020 volvió a ser elegido para el mandato 2020-2024. Fue presidente de la AFE. Abogado y exfutbolista. Militó en Primera con el Levante en la campaña 2004-2005. Es vicepresidente de la UEFA.

13 de junio de 2018. Terremoto en el fútbol español. A solo dos días del debut de España en el Mundial de Rusia ante la Portugal de Cristiano Ronaldo, la Federación Española de Fútbol comunicó la destitución de Julen Lopetegui como seleccionador nacional un día después de anunciarse su fichaje por el Real Madrid por tres temporadas, que luego no llegaron ni a cinco meses por culpa de los malos resultados y la impaciencia de Florentino Pérez. Fernando Hierro, en ese momento director deportivo, tuvo que asumir el mando de forma interina y sentarse en el banquillo de La Roja.

Más que el fondo, a Luis Rubiales, a la sazón presidente de la FEF, le molestaron la forma, el cómo y el cuándo. Comprendía el flechazo entre Lopetegui y Florentino, de pronto sin entrenador tras la primera huida de Zinedine Zidane, pero no que iniciaran la relación a su espalda. Y menos aún que la hicieran pública justo antes de comenzar la fase final de un Mundial. Para el mandamás federativo fue una «deslealtad». Cortó por lo sano y prescindió del técnico que tres semanas antes, en la primera gran decisión de Rubiales desde su aterrizaje en Las Rozas, había sido renovado dos años más, hasta cerrar el ciclo con la Eurocopa 2020.

Su idea de jugar la Copa del Rey a partido único hasta semifinales ha recibido el aplauso unánime del fútbol

Desde que trascendió que el Real Madrid pagaba la cláusula de dos millones de euros para liberar a Lopetegui, la tensión creció en la concentración de la selección española en Krasnodar y los acontecimientos se precipitaron. El fracaso final en Rusia, donde España cayó en octavos, por penaltis, ante los anfitriones, evidenció que el remedio de Rubiales –echar a Lopetegui– fue peor que la enfermedad. Los internacionales acusaron el adiós al técnico que había sustituido a Vicente del Bosque tras la Eurocopa de 2016 y tenía que marcharse sin ni siquiera haber disfrutado o penado en un gran torneo. Había sido nombrado por Villar, pero su sobresaliente registro de 14 victorias en 20 partidos y 61 goles a favor, avalaban a Julen.

Apenas cumplía su primer mes al frente de la FEF y Rubiales ya sufría su primera gran crisis. Vinieron más por las circunstancias de la vida y por una gestión interna marcada por la guerra con Javier Tebas, presidente de LaLiga, y la utilización de todos sus resortes para bloquear la celebración de un partido de Liga en Miami o vender los derechos de la Supercopa de España a la oscura Arabia Saudí. El regreso de Luis Enrique a su trabajo de seleccionador, después de haber sido golpeado de la forma más cruel por la vida, enterrando a una hija de apenas 9 años, era una noticia feliz. Pero lo que pudo haber sido un relevo armónico, fue el detonante de otro incendio.

Perfiles de la selección española

Despecho y traición

De forma pública, Robert Moreno siempre mostró gratitud a Luis Enrique. Le dedicó la clasificación para la Eurocopa en Noruega y dijo por activa y por pasiva que se echaría a un lado si su antiguo jefe en el Celta y la Roma se veía con fuerzas para recuperar el mando. El sustituto había cumplido su papel con profesionalidad y gestos de complicidad, y no se merecía el calvario final. Primero, tuvo que escuchar cómo Rubiales dejaba en el aire su continuidad y ponía la decisión en manos en José Francisco Molina, su director deportivo. Después, Moreno protagonizó un papelón en la rueda de prensa previa al que iba a ser su último partido al reivindicarse como legítimo seleccionador de cara a la Eurocopa. Y al día siguiente, le comunicaron su destitución en el vestuario mientras los futbolistas se duchaban reconfortados por otra goleada (5-0 a Rumanía en el Wanda tras un 7-0 a Malta). Robert lloró de rabia e impotencia y se canceló la rueda de prensa que debía cerrar un ciclo corto pero impecable al frente de la selección. En descargo de Rubiales, luego se supo, por boca del propio Luis Enrique, que su relación con Moreno estaba rota y que se había sentido traicionado por un exceso de ambición de su viejo amigo.

La crisis del coronavirus provocó más problemas externos e internos. Tras aplazarse la Eurocopa por la pandemia y liberarse sus fechas para completar las competiciones nacionales, Rubiales y Tebas tuvieron a bien aparcar sus enormes diferencias, sentarse con Irene Lozano, secretaria de Estado para el Deporte, y dar luz verde a los Pactos de Viana para el regreso del fútbol. Pasaron los meses y la UEFA se mantenía en sus trece de seguir con las 12 sedes para el gran torneo continental. Pero empezó a rumorearse que Bilbao podría caerse por no poder cumplir los requisitos sanitarios para la vuelta del público al Nuevo San Mamés. Antes de confirmarse que la capital vizcaína era apartada de la carrera, Rubiales ya había movido sus hilos para auspiciar la alternativa de Sevilla. Las instituciones vascas acusaron a la FEF de actuar de espaldas a Bilbao, quizá con motivaciones políticas. España celebró mantener una sede, la de La Cartuja, lugar elegido para las últimas finales de la Copa del Rey y escenario preferido en los últimos tiempos de la selección. Dos años después de protagonizar el esperpento ruso, Rubiales afronta con optimismo el sueño andaluz – en Sevilla sí puede haber fiesta, con 16.000 hinchas en las gradas– y presume de haber recibido el elogio unánime del fútbol español por una idea que siempre tuvo en la cabeza y que por fin ha logrado activar con éxito: disputar la Copa del Rey a partido único hasta semifinales.

Amigo de Pedro Sánchez

Desde que debutara como defensa en el Motril con apenas 14 años, siempre mostró dotes de capitán. Las lesiones persiguieron a 'Pundonor Rubiales', que encontró su verdadera vocación cuando como capitán del Levante luchó por regularizar la situación de toda la plantilla recién ascendida a Primera en 2004. Canario de nacimiento y granadino de adopción, licenciado en Derecho y director deportivo, Rubiales le arrebató la presidencia de la AFE en 2010 a Gerardo González Movilla, que la ostentaba desde 1988. Bajo su mandato se mejoraron las condiciones laborales del colectivo. Su revolución en la AFE quiso trasladarla a la Federación, en manos de Villar durante casi 30 años.

Ahora dirige una Federación Española de Fútbol saneada que ha multiplicado los ingresos, gracias a haberse hecho con los derechos audiovisuales de la Copa, mucho más atractiva con eliminatorias a partido único hasta semifinales. También crecieron de forma exponencial sus ingresos anuales: triplicó su nómina y ya en 2019 quintuplicaba el sueldo de 85.000 euros del presidente del Gobierno, su amigo Pedro Sánchez.

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