Dani Quintana (Las Palmas de Gran Canaria, 1987) es un exfutbolista, salido de las categorías inferiores del AD Huracán, que desempeñaba la posición de mediapunta o extremo. Se trata de un trotamundos, pues ha jugado en el Jagiellonia de Polonia, en el Al-Ahli de Arabia Saudí, siendo el primer español en jugar en dicha liga, en el Qarabag de Azerbaiyán y en el Chengdu Better City de China. Sin embargo, y aunque interesó en su momento, nunca militó en la UD Las Palmas, el equipo de su tierra.
En Cadete hace una buena temporada y es captado por los ojeadores del Valencia CF para jugar en la cantera ché. Una vez llegado a edad de regional, comienza a rodar por equipos de Tercera División de la Comunidad Valenciana en forma de préstamo. Puxol, Valencia Mestalla, Alzira, hasta que firma por el Racing de Ferrol. Pero lo que era un proyecto hecho para ascender a Segunda División, termina siendo una decepción y descenso a Tercera. Por lo que vuelve a Gran Canaria para recalar en el AD Huracán de la Tercera canaria.
«Me quedo sin equipo y pierdo la condición de sub-23. Pensé que del fútbol ya no iba a vivir». Sin embargo, un día normal de entrenamiento en la isla se terminó convirtiendo en el inicio de una carrera exitosa cuando recibe la llamada de las altas esferas del Olímpic de Xàtiva de Segunda B para hacer unas pruebas. Probó suerte y triunfó, lo fichan por un año. Al tiempo que alterna su carrera de Fisioterapia en Valencia, con el fútbol.
Quintana finaliza una gran temporada a título personal con 15 asistencias en el Olímpic y le hacen llegar el interés del Gimnástic de Tarragona, un equipo, por aquel entonces, en auge y con un importante prestigio en lo que a economía y nivel mediático se refiere. Las cosas no le salen bien y tiene que hacer las maletas y marcharse en busca de algo mejor.
Agotado su largo periplo en España, se atreve a dar el salto al extranjero para militar en las filas del Jagiellonia, equipo de la Primera División de Polonia. Allí, en la ciudad de Białystok, «fui muy feliz». Hace su vida y triunfa en el mundo del fútbol. Tanto fue así que se convirtió en el máximo realizador de su equipo, con 15 goles y 10 asistencias, y designado como segundo mejor jugador de la máxima competición polaca.
Pero la vida de Quintana estaba llena de altibajos. Durante un período de vacaciones en la isla, se lesiona jugando al pádel. Al tiempo que obtiene una oferta irrechazable. El máximo mandatario del Al-Alhi de Arabia Saudí estaba interesado en el habilidoso extremo. De esta forma, resultó que el cuadro polaco, que se hizo con sus servicios por 10.000 euros, lo logró vender por 1.000.000 de euros, una gran operación sin duda para las arcas del Jaggiellonia. Además, se convirtió en el primer jugador español en disputar la Liga de Arabia Saudita: «después de mí llegaron todos».
«En Arabia no me fue bien. Había demasiada presión y solo pude disputar siete partidos con el Al-Ahli. Allí se vivía el fútbol como aquí en España, estadios abarrotados y una pasión tremenda. Pero no era mi sitio». En busca de un nuevo equipo que le diera estabilidad y la confianza necesaria para demostrar su valía como jugador, aterriza en Bakú, Azerbaiyán, para jugar en el Qarabag donde triunfa y se consolida durante cinco campañas.
«Estoy muy agradecido con todos los miembros del Qarabag, el agradecimiento es infinito. Es un club muy correcto, recibí todas las primas por partido, el salario no era un problema porque estaban al día y las instalaciones son increíbles». Durante los cinco años, Quintana disfrutó de cuatro ediciones de Europa League y una de Champions League.
Además, logró el Premio al Mejor Jugador Extranjero de la liga con 16 goles y 12 asistencias. Para más inri, formó parte de una pequeña nómina de jugadores que quedaron dentro del once ideal de la jornada en la Europa League cuando su equipo se enfrentó al PAOK de Salónica. En Azerbaiyán encontró su sitio y fue uno de los futbolistas determinantes para conquistar cinco Ligas y tres Copas.
Cabe destacar que la UD Las Palmas se interesó allá por junio de 2018 cuando llevaba tres temporadas en el Qarabag, pero las condiciones no le convencieron al bueno de Quintana. Un buen día llega la oferta de China. El Chengdu toca a su puerta y Dani no lo duda, si bien estamos en época de COVID-19 lo que le obliga a realizar la pretemporada en Tailandia. El 26 febrero de 2020 vuelve a China, y paradójicamente, no encuentra restricciones de ninguna índole en el país dónde comenzó la pandemia. «En el Chengdu me siento importante, saco lo mejor de mí. Ficho por dos cursos pero solamente puedo disputar uno. Había muchos intereses de por medio. No podía hacer nada contra eso».
A finales de 2021, vuelve a donde fue feliz, al Jaggielonia, para jugar los últimos seis meses de su carrera profesional. «Me dio pena, yo soy crítico conmigo mismo. Podía haber jugado más, pero salieron las cosas mal. Me dijeron que entrenara con el segundo equipo y eso no estaba dentro de mis planes. Fui directo al club para pedir la liquidación. Me enfadé. No me iba a permitir dar un paso atrás. Me voy a mi casa».
Su última andadura en un club de fútbol tuvo lugar en la UD Tamaraceite en la temporada 2022-23 militando en Tercera RFEF Grupo XII. Del que guarda «muy gratos recuerdos», por el buen trato del presidente, Héctor Ramírez, al que considera una «gran persona y un buen profesional».
Actualmente, Quintana sigue en busca de su ansiada estabilidad: «Necesito asentarme, llevo toda mi vida de nómada», vive sus días compaginando el pádel, disciplina por la que muestra adoración, con la actividad deportiva de todo tipo. Al tiempo que proyecta crear algún negocio pero siempre vinculado al fútbol, su vida. La suerte se busca y Daniel Quintana Sosa se la ha ganado.
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