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En la fiesta de Canarias, la UD es la que manda

En la fiesta de Canarias, la UD es la que manda

Victoria heroica de Las Palmas, que se repuso al empate del Tenerife con una exhibición de fútbol, coraje y corazón

Kevin Fontecha

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 17 de octubre 2021, 09:05

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Cuando la pasión se junta, pasan cosas que la lógica no es capaz de razonar. El Gran Canaria acogió ayer 25.887 almas con ganas de fiesta. La que no se pudo celebrar en este tiempo desde que estalló el coronavirus y sacudió el mundo entero. Fue un derbi en el olimpo, donde la comunión entre el equipo y la hinchada desatascó todo y, cuando todo parecía en parálisis, el destino esbozó una sonrisa infinita. Algo se detonó y el éxtasis llegó. Porque Las Palmas quiso más que el Tenerife y en tiempo de descuento se llevó el encuentro más esperado de los últimos tiempos. Porque en la fiesta canaria, todo sea dicho, la UD es la que manda.

Fue un triunfo glorioso de la UD en un derbi canario donde los amarillos propusieron más y merecieron el triunfo. Viera abrió la cuenta. Elady, con un rebote en un disparo de falta, igualó y Lemos, también con un desvío en un rival, decidió. El Gran Canaria estalló pletórico y al Tenerife no le bastó con perder tiempo en los diez últimos minutos. Los de Ramis firmaban el empate y los de Mel creyeron siempre en sacar los tres puntos.

Todo comenzó con un Viera que quería gustarse y a los dos minutos ya había frotado la lámpara para servir un balón de gol a Jesé, que se estrelló con Juan Soriano dentro del área. Solo era el primer aviso amarillo. Acto seguido fue Lemos con una falta lejana que también detuvo el meta visitante. No se iba a andar Las Palmas con medias tintas. Atrás, Eric podía con todos. Mientras el Tenerife trataba de asentarse, Míchel respondía con un zurdazo que se marchaba al limbo. En el 28 se intercambiaron los papeles y el Gran Canaria rugió de alegría. Sería la primera ovación cerrada. Jesé buscó a Jonathan y el de La Feria, que jamás se caracterizó por ser un tipo nervioso, definió con el esmoquin puesto. El juez de línea lo invalidaría, pero desde el VAR lo darían por bueno. Lo rompía Carlos Ruiz. Ya mandaba una UD que estaba volando y que quería reinar en el derbi de las alturas.

Mfulu daba una auténtica exhibición en la sala de máquinas, rompiendo líneas con su zancada, y Enzo Loiodice crecía en cada acción. Eric ganaba atrás cada duelo que peleaba. Y el tridente volvía loco al Tenerife. A Pejiño le dieron alguna patada para que recordase el derbi. Superior la UD en todos los sentidos, Jesé casi ponía distancia en el marcador, pero Soriano, impecable, sacó la pierna a pasear y mandó el balón a un saque de esquina que no vio el colegiado. Los de Mel borraban del mapa verde a los pupilos de Ramis, que no encontraban el sendero hacia Shashoua. Al descanso, uno arriba para Las Palmas. Y ni rastro del Tete.

Tras el intermedio, todo cambió. Ramis metió a Mollejo y el Tenerife dio un paso al frente. Luego de unos primeros cinco minutos donde Las Palmas no encontraba el rumbo del primer acto, Mel dio entrada a Pinchi y sentó a Moleiro. No conectaba Viera con claridad y solo cuando bajaba a recibir se intuía algo de lucidez. Elady igualaría la contienda después de una falta que rebotaba en Navas. Se complicaba el asunto a menos de 25 minutos para el final del envite. Pero no estaba todo dicho. Al contrario, lo mejor estaba por llegar. Con las tablas, los visitantes jugaron sus cartas arañando segundos al reloj y embarrando todo el fútbol amarillo.

Al final, en una carrera contra el reloj, la Unión Deportiva asaltó la victoria. Un quiero y no puedo en una segunda parte en la que las piernas temblaron, pero con final feliz. Raúl tuvo que salvar la derrota con una intervención de mérito y, sin tiempo para respirar, a Pinchi le faltaron milímetros para anotar el gol del triunfo en casa en un pase de Pejiño que se paseó por la línea de gol. Y, mientras el Tenerife seguía perdiendo tiempo, la diosa fortuna le devolvió a Las Palmas lo que le había quitado. Lemos la colgó con veneno al área y el balón lo rozó un rival. Éxtasis en el Gran Canaria. El Estadio se vino abajo, los jugadores se fueron a la grada. Los amarillos se llevaron el derbi del olimpo.

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