La Vuelta rescata a Gaudu, ganador sorpresa de la tercera etapa
El francés, tras un año para olvidar, hace un interior a Vingegaard en la última curva y bate a Pedersen en los metros finales de otro sprint cuesta arriba
Iván Benito
Lunes, 25 de agosto 2025, 17:08
En Ceres apenas hay espacio para instalar la meta. Es un pueblo de poco más de mil habitantes ubicado entre dos valles y con más ... de 20 iglesias. Dicen que hay una por cada 50 habitantes. Entre ellas, zigzaguea el pelotón, estirado como si hiciera cola para entrar, hasta llegar a 80 metros. Ahí Gaudu se sintió un motorista, llevaba gas. Apuró la frenada para hacerle un interior a Vingegaard y trazó tan bien que a la salida estaba emparejado con Pedersen. Salió más rápido, gas, y se llevó la etapa. Una sorpresa si se tiene en cuenta su mal año. Aunque ya avisó en el otro final en cuesta, más larga.
Fue una etapa titubeante. Había un puerto duro a medio camino y muchas cuestas después. Paso entre valles, viñedos y montes repletos de rutas de montaña con buen desnivel. De ese terreno que si vas mal cambias más de plato que un restaurante de lujo. Menú ideal para las escapadas. El Visma parecía al banquete. Con el trajín de la mañana, con el robo de las bicis y el abandono de Zingle, querían ir al hotel pronto a descansar. Pero nadie lo quiso aprovechar.
La fuga se hizo rápido: Sean Quinn (EF), Alessandro Verre (Arkea), Luca Van Boven (Intermarché) y Patrick Gamper (Jayco). Pero en estos tres primeros días, apenas les dejan dos minutos de margen. Esto mina la moral de los escapados, que se atacan entre ellos. Verre quiere ser el mejor escalador y tiene dotes. Fue pasar por el pueblo de Issiglio, que da nombre al puerto de segunda, y poner ritmo exigente. Enseguida eliminó a Van Boven, segundo en el sprint de la Itzulia en Lodosa, y Gamper, contrarrelojista. Quinn le aguantó, pero no le quiso pelear al paso por la cima. Le bastaba con estar ahí y sentirse en la pomada. Apenas había competido diez días antes de la salida de la Vuelta.
El excampeón de Estados Unidos siempre ha tenido alguna molestia en la rodilla izquierda. Debutó este año en Mallorca y le dolía la otra. Fuerte. Le diagnosticaron el síndrome de plica, un pliegue que no suele causar problema a no ser que seas ciclista. Cuando se inflama, se nota. Pasó por el quirófano. Inició la recuperación. 20 minutos de rodillo. Paso para atrás. Una rehabilitación dura. «No es que me atropellara un autobús. Tuve suerte en ese sentido». Siempre ha sido de quedarse con las cosas positivas. Aprovechó el tiempo. Se puso a producir música. Lanzó dos sencillos. Y tiene más en mente. Su género es el EDM, que se traduce como 'música electrónica de baile'. Cuando le capturaron a 19 kilómetros de meta, sonrió. Promete más baile.
En el puerto, el Lidl-Trek comenzó a ganar la etapa. El eritreo Amanuel Ghebreigzabhier se echó a la espalda a todo el pelotón en una hilera. Philipsen y sus compañeros fueron perdiendo posiciones, luego metros, millas. En cuanto llegó el descenso aceleraron, recortaron y volvieron al grupo. Pero el terreno repechero le costó al belga, que a principios de agosto estaba tomando el sol en el Mediterráneo.
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