El polémico dueño del equipo ciclista de Israel, un multimillonario «orgulloso de ser sionista»
Este magnate canadiense-israelí heredó de su padre una de las empresas inmobiliarias más importantes de Canadá. Ahora se dedica a fomentar la 'marca Israel' a través del deporte
Alain Mateos
Jueves, 4 de septiembre 2025, 19:08
El equipo ciclista Israel Premier Tech vive desde hace unos días un auténtico calvario en la Vuelta. Allá por donde van sus corredores se encuentran ... con grupos de activistas que les llaman «asesinos» y «genocidas» simplemente por correr bajo el nombre de la marca de un país que está claramente cuestionado en el panorama internacional. Los ataques a la franja de Gaza, que vienen sucediéndose desde hace año y medio, han conmocionado a la sociedad. En Bilbao reventaron este miércoles la etapa y lanzaron proclamas contra el país hebreo, al que acusan de practicar un «genocidio» contra el pueblo palestino.
Estas protestas se han repetido también en Navarra, Andorra y Cataluña, y en otras carreras internacionales como el Tour de Francia o el Giro de Italia. En España la tensión ha crecido de tal manera que hasta los ciclistas ven por primera vez peligrar su seguridad. En las últimas horas parte del pelotón y los organizadores han invitado al Premier Tech a abandonar la Vuelta.
La cabeza visible de este equipo ciclista es Sylvan Adams (Quebec, 1958), un multimillonario canadiense-israelí que heredó de su padre una de las empresas inmobiliarias más importantes de Canadá y ahora se dedica a fomentar la 'marca Israel' a través del deporte.
Adams lleva diez años al frente del Israel Premier Tech, un equipo que nació en 2014 como una escuadra pequeña y cuyo objetivo era hacer de «academia» para los jóvenes talentos locales. El país hebreo no contaba con un legado ciclista y ofrecía pocas oportunidades a los chavales que querían formarse en el mundillo. Según la biografía que ofrece el propio equipo en su página web, esta fue la razón principal de su fundación. Aunque el propio magnate ha reconocido en varias ocasiones que también sirve para hacer publicidad de su país. Él mismo se considera un «nacionalista judío» que prioriza el bien de su «patria».
Cuando Adams se convirtió en propietario comenzó a invertir sin parar. En solo cinco años llegaron a la categoría máxima del ciclismo -WorldTour- y en 2018 Israel acogió la 'Grande Partenza' (gran salida) del Giro de Italia, convirtiéndose así en el primer país no europeo en organizar una etapa de la ronda italiana. Adams fue una figura clave en las negociaciones. Donó unos veinte millones de euros a la causa y además obtuvo una invitación para su equipo. Todo bajo el lema 'De Jerusalén a Roma'.
Aquel fue el despegue del actual Israel Premier Tech. Porque en 2014 el equipo no tenía apellido. Era Israel a secas. El añadido 'Premier Tech' llegó hace tres años, cuando la empresa tecnológica canadiense decidió financiar el juguete del magnate. Sin embargo, ese mismo año, el equipo descendió a la segunda división del ciclismo, aunque gracias a sus resultados en la carretera aún puede disputar las grandes carreras. «Ahora estamos en la cima del deporte y esperamos demostrar que pertenecemos a él», dijo un orgulloso Adams cuando empezó a darse a conocer.
¿Un magnate solidario?
El empresario es famoso en su país por organizar eventos sin ánimo de lucro y hacer donaciones de grandes cantidades a todo tipo de causas. Su última idea es organizar un festival de música en el mismo lugar donde ocurrió la masacre del 7 de octubre perpetrada por Hamás. Algunos de sus invitados son el grupo Pink Floyd -o al menos los integrantes que secundan las políticas israelíes- y el irlandés Bono.
De hecho, el cofundador de Pink Flyd, Roger Waters, atacó duramente a Adams tras conocer las intenciones del magnate. Lo calificó de «multimillonario sionista chiflado que cree poder reunir a Pink Floyd para promover y celebrar el genocidio del pueblo palestino». También se refirió a Adams como «supremacista racista».
Lejos de sentirse ofendido, el magnate se tomó de buena manera los insultos. En declaraciones al medio israelí 'Jerusalem Post', Adams afrimó que «no creo que ser llamado sionista sea un insulto» y aseguró que «el sionismo, el amor por nuestra patria judía Israel, y el aprecio por nuestra magnífica trayectoria de 3.500 años es una hermosa historia de un pueblo perseguido pero indestructible».
«Es simple nacionalismo judío por nuestra patria, Israel. No solo no me avergüenzo, sino que me siento sumamente orgulloso de llamarme sionista», aseveró antes de apuntar que los ataques a Gaza «no son un genocidio». «Sé que estoy del lado correcto de la historia. Como me gusta decir, luchamos por la civilización contra la barbarie, por el bien contra el mal», zanjó.
Sus proclamas le han convertido en un personaje mal visto fuera de Israel. De hecho, en Canadá, su país de adopción, ya se han organizado varios movimientos contrarios a su causa en la Universidad McGill de Montreal. Hasta ahora, Adams era respetado gracias a donaciones millonarias, como la que tuvo lugar para la remodelación del velódromo de Quebec. Pero las tornas han cambiado.
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