Nikola Jokic, MVP de la NBA por segundo año consecutivo

A sus 27 años, Jokic ha vuelto a firmar unos registros siderales. El balcánico finalizó la campaña con unos promedios de 27,1 puntos, 13,8 rebotes y 7,9 asistencias por partido, elevando sus ya de por sí estratosféricos números del curso anterior. Sin embargo, las lesiones de Jamal Murray y Michael Porter Jr., las otras dos grandes estrellas de los Nuggets, impidieron que la franquicia de Colorado alcanzase sus objetivos en el apartado colectivo. Lastrado por esas ausencias, el equipo de Mike Malone finalizó como sexto clasificado de la Conferencia Oeste, con un balance de 48 victorias y 34 derrotas, resultando apeado en la primera ronda de los 'playoffs' por los Golden State Warriors, que se adjudicaron la serie por 4-1.

Un fracaso que no ha sido suficiente para evitar que Jokic, que selló 66 dobles-dobles y 19 triples-dobles, se convierta en el decimocuarto jugador que enlaza dos MVP consecutivos como resultado de una campaña en la que anotó más de 2.000 puntos, capturó más de 1.000 rebotes y repartió más de 500 asistencias, algo nunca antes visto en la mejor competición de baloncesto del planeta.

El Joker, que domina todos los registros del juego, toma así el relevo de Giannis Antetokounmpo, ganador del MVP en 2019 y 2020, para extender la hegemonía de los jugadores europeos en el principal reconocimiento individual de la NBA. Es, además, el primer 'center' puro que abrocha dos MVP seguidos desde que lo hiciera Kareem Abdul-Jabbar en 1976 y 1977.

Toda una hazaña para un niño que creció con sobrepeso y que desarrolló una privilegiada visión de juego como forma de contrarrestar sus carencias físicas. Alejado del radar de los principales clubes europeos, fue el lituano Arturas Karnisovas, antiguo jugador del Barça y por entonces empleado de los Denver Nuggets, el que apremió a la franquicia de Colorado a que le reclutase en el 'draft' de 2014. Una elección de segunda ronda, con el puesto 41, que ha acabado revelándose como una jugada maestra.