El orgullo de cumplir un reto en su propia tierra
La Transgrancanaria está llena de retos personales. Cada uno de los participantes, en cualquiera de las modalidades, afronta la carrera con el objetivo de cruzar la meta y para ello ha dejado atrás meses de esfuerzo. El viernes en la línea de salida de la prueba reina de 125 kilómetros estará Armando Betancor.
Este abogado grancanario, residente en Reino Unido, quiere cumplir un «sueño» en su propia tierra. «Estoy deseando cumplir el sueño de hacer esta prueba maravillosa con mi gran amigo Luis Barber, así como quitarme la espina que tengo clavada tras mi participación en la Trasgrancanaria Advanced de 2015. La acabé, pero por culpa de un esguince desde el kilómetro 2, no me dejó disfrutar de la carrera».
Armando ya está en su tierra, con el nervio previo y con la ilusión por todo lo alto. Para él, la Transgrancanaria es «una carrera única e interesante por el tipo de orografía por la que transcurre, por los distintos microclimas, por lo bien que está organizada y, sobre todo, por sus paisajes y sus participantes».
Alpine Quattrathlon Goretex, Transalpine Goretex, Transvulcania, El Cruce Columbia (Argentina-Chile), Snowdonian, Ironman Asia-Pacific Championship en Cairns (Australia) o el Half Marathon des Sables Fuerteventura son algunas de las experiencias que Armando Betancor ya ha vivido, pero ahora quiere cumplimentar esas sensaciones en su tierra y junto a su amigo, Luis Barber.
Correrán bajo el patrocinio de la Clínica Baren, «gracias a la afición que mantiene el doctor Miguel Barber, que por cierto también corre la de 64 kilómetros. Hemos apostado que llegamos a Artenara antes de que él tome la salida el sábado a las 9.00 horas. Ya veremos. No nos planteamos en cuánto tiempo cubriremos los 125 kilómetros, pero todo lo que sea bajar de 20 horas será una gran recompensa. Nos hemos asesorado muy bien con la nutrición e hidratación», advierte.
Armando Betancor asumirá una locura más, pero como él recalca «en la montaña encuentro paz, libertad, silencio. La montaña te enseña que merece la pena llegar a meta aunque tu cuerpo te estén diciendo ¡aquí me paro! La montaña hace que te superes y tiene el don de suavizar los problemas cotidianos o hacer que desaparezcan por unas horas. Además, la naturaleza, en mi caso concreto, me inyecta calma y fuerza. Es una inyección de vida».