Borrar
De izquierda a derecha, Miguel Hermoso, Carmelo Gómez y Claudio Tolcachir. C7

Teatro esculpido como una escultura viva

Claudio Tolcachir explica 'Las guerras de nuestros antepasados', montaje que dirige y que llega al Cuyás los días 5y 6 de mayo, a las 19.30 horas

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Domingo, 30 de abril 2023, 02:00

Comenta

El público se irá emocionado. Es un acto teatral muy grande el que presenta esta obra, por las imágenes que alcanza a ver el público y por unos actores dándolo todo y creando el relato de toda una vida. Todos los que amamos el teatro disfrutamos mucho de un trabajo así». Con esta rotundidad define el actor, director y dramaturgo argentino Claudio Tolcachir (Buenos Aires, 1975) la obra 'Las guerras de nuestros antepasados', versión escénica de la novela homónima de Miguel Delibes que bajo su timón aterriza los próximos días 5 y 6 de mayo, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria, con unas funciones que arrancan ambos días a las 19.30 horas.

Carmelo Gómez y Miguel Hermoso son los dos actores que dan vida a esta historia protagonizada por Pacífico Pérez y el doctor Burgueño, respectivamente. El primero narra ante el psiquiatra de la prisión en la que se encuentra su vida y cómo parece que el destino ha marcado su existencia en torno a la violencia y las contiendas bélicas.

«Me atrapó primero su universo y el lenguaje de la novela. Me pareció muy conmovedor. Me hablaba de mi propio país, de mis abuelos, del pueblo... Después la historia que cuenta también me cautivó, esa idea de la violencia heredada, los mandatos que no tienen que ver con nuestra elección o esencia, cómo la violencia termina siendo una especie de obligación de las personas o la sociedad. La violencia se naturaliza, parece ser algo que más tarde o más temprano va a sucedernos. También me pareció muy interesante la forma en la que se va desgajando la historia. Es como una cebolla con sus distintas capas. El psicólogo intenta descubrir qué es verdad, qué es mentira, quién es, por qué lo hizo... ahí teníamos una tarea teatral muy interesante para hacer sin que esto se volviera literario, sino que fuera teatro y tuviera acción», reconoce por teléfono Claudio Tolcachir, uno de los director teatrales de referencia en la actualidad, tanto en España como en Argentina.

Carmelo Gómez y Miguel Hermoso, en un momento del montaje. C7

El peso de esta historia escrita por el genial escritor vallisoletano recae sobre los hombros de Pacífico Pérez, al que da vida Carmelo Gómez. «Es cierto que en su vida figura la violencia heredada como destino. Pero si ves el trabajo de Carmelo y lo que buscamos desde la dirección se descubre que no solo hay una sola razón de por qué este personaje es así. Por supuesto que hay una cuestión como que disparaban armas desde su cuna para que se fuera acostumbrando a las balas y a partir de ahí se puede imaginar cómo fue la vida de un ser extremadamente sensible, conectado con la naturaleza y muy vulnerable. Por supuesto que hay un entorno violento que lo condicionó. Pero tanto en el texto como en el trabajo de Carmelo hay muchos recovecos, muchas cosas que no se dicen, muchos misterios... que oculta Pacífico o que a veces no llega a ver él mismo. Eso es un gran valor del teatro, porque no se trata de explicar un personaje y mostrar las razones. Sino que permite generar en el espectador la vocación de preguntarse, de discutir, de pensar y de reflexionar sobre por qué ese personaje termina involucrado en la violencia cuando no era su pulsión natural», subraya Tolcachir desde Madrid.

«Aparece su infancia, el pueblo, la cárcel, estímulos que tienen que ver con él y con su evolución en la vida. Quién era de chico y de grande. Aparecen personas que tienen que ver con la dignidad mal aprendida y que al mismo personaje le da miedo remover. Es un personaje con muchas facetas y fue un placer desarrollarlo todo con un actor como Carmelo Gómez», añade el artista bonaerense.

Destaca también el personaje del doctor, al que da vida Miguel Hermoso. «Es fundamental, porque de alguna manera va contando la historia a través de las preguntas que va haciendo en todo momento», avanza.

Preparación satisfactoria

Claudio Tolcachir asegura que el proceso creativo junto a estos dos actores fue «muy placentero». «Nos hemos tomado el tiempo de leer, leer y leer... de trabajar, imaginar, de ir conectando pensamientos, de ver qué pasaba en cada momento de la obra de una forma muy detallada y meticulosa. Conté con dos actores entregados al ensayo de una forma absolutamente apasionada. No se cuidaban en los ensayos para hacer las cosas en serio solo con el público. Cada mañana contaba con una atención y una curiosidad por parte de ellos que fue máxima. Fue muy conmovedor. Fue un proceso sin sobresaltos, sin demasiadas angustias y con mucha devoción y entrega con el trabajo. Son dos actores muy diferentes que se potencian entre si. La atención y la escucha de Miguel Hermoso para ir hilando el pensamiento y después estaba Carmelo, que fue construyendo una especie de diván de imágenes de acciones, pensamientos y secretos por lo que fue un lujo absoluto tenerlo solo para mí todas las mañanas».

Otra escena del montaje que recala el próximo fin de semana en el Cuyás. C7

Quienes coinciden con Claudio Tolcachir destacan no solo su profundo conocimiento de la escena, sino su forma de trabajar, de 'jugar', explorar y dejarse llevar en busca de un producto final sorprendente y brillante. El argentino reconoce sentirse halagado por estas consideraciones generales y desvela alguna de las claves que guían su trabajo. «Puedo tener recursos para resolver una puesta en escena desde el primer día pero la verdad es que prefiero ir construyendo con los actores. Voy descubriendo cómo va evolucionando el proceso creativo con ellos. Me gusta que sea así. No soy un director que tiene la puesta en escena en la cabeza y se la explica a los otros. Lo sé hacer y lo puedo hacer, pero me interesa más, como hicimos en este caso, construirlo con los actores. El texto, los movimientos, los personajes, los ritmos, los silencios... todo lo que hace una obra de teatro lo vamos construyendo con los actores paso a paso, como si fuera una pequeña escultura viva», explica.

Volverá a actuar

La complicidad y el entendimiento que alcanza con los intérpretes a los que dirige nace en buena medida porque Claudio Tolcachir es uno más. Ha trabajado y trabaja como actor siempre que puede. «Tengo el plan de actuar próximamente. Tengo ganas de volver a hacerlo. Siempre lo he vivido así. En el teatro argentino no es tan extraño que un director como yo también sea actor para otros y a la vez escriba. La multiplicidad de roles me hace bien. Se enriquece un rol cuando haces otro. Cuando soy director aprendo como actor y cuando soy actor aprendo como director. Dando clases aprendo de todos y es un placer absoluto. Siempre que puedo intento cambiar de rol por puro placer, porque me divierte y porque extraño los otros roles», comenta.

Dirigir a actores canarios

Claudio Tolcachir impartió hace dos semanas un taller formativo para profesionales de las artes escénicas en el marco del programa de este año del Mercado de las Artes Performativas del Atlántico Sur (Mapas). Ha regresado a Madrid muy satisfecho de esta experiencia desarrollada en Tenerife.

«Cuando doy talleres con actores, como ha sucedido en Mapas, donde trabajamos textos, por una cuestión ideológica busco que se parezca lo más posible a cómo ensayo con los actores en la vida profesional. Entiendo que es la manera de la que se vuelve todo más práctico y los actores se pueden llevar herramientas concretas de trabajo. Mi tarea en un taller como el de Mapas consiste en entenderlos, conocerlos y descubrir un camino o estrategia para cada uno de los actores. Y después buscamos alimentarnos mutuamente de estímulos e ideas. Fue una experiencia maravillosa esa semana en Tenerife. Conocí actores extraordinarios y la verdad es que logramos muchísimas cosas», apunta Claudio Tolcachir.

Hasta tal punto ha regresado a Madrid satisfecho de su paso por las islas que asegura que le encantaría, en un futuro, levantar un proyecto escénico con algunos de los intérpretes canarios con los que trabajó en las jornadas formativas de Mapas.

«Me encantaría dirigir actores canarios y pasar más tiempo ahí. Me fui sintiendo que había echado raíces muy bellas con ese trabajo conjunto. Fue una semana muy intensa de muchísima pasión y entrega en el trabajo. Lo que uno quiere es eso, encontrarse con gente que ama lo mismo. Gente abierta y humilde. No soy un profesor que enseña, sino que me gusta barajar y probar cosas. Invitarlos a descubrir y si puedo les invito a conocer alguna herramienta o experiencia nueva que les pueda ser útil en el futuro», concluye.

Ha echado raíces en Madrid gracias a los montajes que ha dirigido en los últimos años y porque ha abierto una sucursal de su escuela teatral Timbre 4 en la capital del Estado. «Con Madrid es una historia de mucho amor, fruto del gran respeto que siento de la gente. Nos ha dado lugar y se han interesado por nuestro trabajo. En estos últimos tiempos estoy más gracias a Timbre 4. Las clases y las direcciones van genial y me dan más tiempo para conocer a las personas, para hacerlo en profundidad, dedicarles más tiempo y generar proyectos nuevos, que es una parte que me gusta. Me gusta inventar movimientos y estrenar cosas que son novedosas, al menos para mí», subraya Tolcachir.

Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

canarias7 Teatro esculpido como una escultura viva

Teatro esculpido como una escultura viva