Gonzalo Ubani, director artístico del Teatro Cuyás
«Los gestores tenemos que facilitar las cosas, no poner palos en las ruedas»El director del Cuyás avanza las claves de la nueva temporada que arranca con 'Bells and Spells' los días 19 y 20 de septiembre
Gonzalo Ubani, director artístico del Teatro Cuyás de la capital grancanaria, avanza detalles de la nueva temporada y de la que se presentará próximamente para la Sala Insular de Teatro (SIT).
–¿Qué espera de la temporada que arranca el 19 de septiembre, con el montaje 'Bells and Spells'?
–A día de hoy [esta entrevista se llevó a cabo el viernes, 5 de septiembre] se ha vendido el 20% de todo el aforo. Es buena señal. Hay que insistir en que 'Bells and Spells' es una maravilla que nadie debería perderse. Creo que la temporada tiene buena pinta y sigue manteniendo la misma línea de variedad y calidad, propia de un teatro público. A estas alturas ya vemos cómo las que presuponíamos que más tirón iban a tener, por los actores y actrices que tienen al frente, mayor respuesta tienen por parte del público.
–¿Percibe que el público cada vez compra más en el último momento?
–Sí. Hace unos años, dos semanas antes del estreno de los espectáculos estaba todo el pescado vendido y lo que quedaba era puro goteo. Ahora es al contrario, la misma semana del espectáculo se vende una buena parte.
–¿Ese cambio de tendencia se debe a la pandemia o es anterior?
–Viene de antes, la pandemia lo aceleró. Recuerdo temporadas en las que a la vuelta del verano ya habíamos vendido casi 400.000 euros en entradas. Ahora es una fantasía. Han cambiado los hábitos, porque a seis meses vista no sabes qué puede pasar y temes 'comerte' las entradas. Es algo que sucede en todos los ámbitos.
–A la hora de confeccionar la nueva temporada, ha mantenido el criterio habitual...
–Sí, en la primera parte hay mucha más presencia canaria que en la segunda. Prima el teatro, como siempre, las pinceladas musicales habituales y danza toda la que podemos. En la segunda parte habrá más danza que en la primera. Si sabemos que un patrón concreto funciona en ciertas épocas del año, no tiene sentido cambiarlo. Una de las novedades es que vamos a programar un musical en la segunda parte. La producción teatral creo que ya se ha posado en este país. Los bucaneros y paracaidistas han desaparecido y los que quedan son serios y no dan sustos y por eso lo vamos a probar.
–¿Percibe también esa misma estabilidad entre la producción local?
– Están los mismos. De vez en cuando aparece gente de nuevas generaciones, pero por lo general son los que son. No hay especiales novedades y no es necesario que las haya, porque desde mi punto de vista son más que suficientes. Cuando estuve de vacaciones en San Sebastián, Clapso estaba en el Teatro Principal y después se iba con 'Pecados' a Bilbao. Poco después llegaba Cristina Ramos al Teatro Victoria Eugenia... Me parece estupendo que la gente con la que trabajamos habitualmente den el salto a la península, aunque no de la forma tan potente que nos gustaría. También en la segunda parte habrá alguna novedad de obra escrita aquí y representada por canarios, con Rosa Escrig al frente.
«Antes se vendía con antelación, ahora la misma semana del montaje se vende casi todo»
– ¿La apuesta más arriesgada de la primera parte del Cuyás es el montaje de 'La tuerta', de Aranza Coello, no?
–Sí. Era el momento de hacerlo. Pregúntale a Juan Mayorga por Aranza, que hizo un máster de escritura teatral con él y verás lo que te dice. 'La batalla' fue un espectáculo maravilloso que representó en la Sala Insular de Teatro (SIT) y desde aquel momento ya tenía en la mente que diera el salto a la sala grande. Es una apuesta muy interesante para teatreros y gente con curiosidad intelectual. La novela de María del Mar Rodríguez en la que se inspira es magnífica.
–¿Qué se avecina en la SIT?
– Habrá más residencias artísticas, porque se han presentado proyectos muy interesantes. Vamos a inaugurar con el festival de monólogos. Entre los proyectos en residencia puedo avanzar un 'Rey Lear' que va a hacer Miguel Ángel Maciel. También vamos a programar un espectáculo sobre Franca Rame, que hará María Filomena Martignetti. Todo lo que funciona sigue.
–¿Tiene su público, incluso, un público distinto al del Cuyás?
–Sí y cada vez más público, dentro de las proporciones que tiene la SIT, porque cuando se representa a la italiana son 160 localidades. Es un espacio que me encanta para programar, por las posibilidades escénicas que tiene.
–Es una sala de exhibición pero también un laboratorio creativo...
–Así es. Para eso creamos las residencias, para que ensayen, prueben y estrenen.
– ¿Ahora también disponen del espacio de las Cuarterías para eso, no?
–Sí, más o menos. Vamos a hacer un par de cursos con gente importante para la profesión. También lo vamos a utilizar para que las compañías que vayan a estrenar en el Cuyás puedan ensayar un par de semanas ahí, antes de pasar a la sala principal. Es una herramienta para lo que se vaya a hacer en la SIT o el Cuyás.
–A la hora de programar, ¿existe algún tipo de comunicación previa entre los responsables de los distintos espacios de la ciudad para no coincidir, como sucede con Jazz Otoño, o cada uno va por libre?
– No es necesario, porque desde ese Jazz Otoño, cada espacio tiene una programación diferenciada y si choca algo, es un roce mínimo y no habitual. Cada uno tiene su hueco.
–¿A qué atribuye el bajón de público que vivió el Cuyás en la pasada temporada? ¿Pinchó algún espectáculo que no esperaban?
–La temporada pasada hubo más propuestas de las habituales que sabíamos que iban a tener una menor respuesta del público. De hecho, uno de los patronos de la Fundación me dijo que he recogido velas para esta nueva temporada. Y es cierto, hay cosas arriesgadas pero en una proporción menor. Pero hay veces en las que hay que apostar por ciertos montajes porque consideramos que los ciudadanos tienen derecho a verlo. Hay épocas en las que te encuentras montajes más arriesgados y otras en las que hay menos, porque las productoras también han recogido velas para tener 60 bolos en vez de 30.
–¿Funciona mucho como gancho si hay rostros televisivos o cinematográficos al frente de las propuestas?
– Y cuanta mayor oferta cinematográfica y televisiva, mejor funciona. Hay que asumirlo. Bastante que agradezco a gente consagrada que se meta a hacer cosas comprometidas de teatro en vez de rodar propuestas fáciles que les da mucho más dinero. Se lo dije, por ejemplo, a José Sacristán la última vez que vino. Se puso al frente de una obra, nada sencilla de Juan Mayorga, que si no es por su presencia, el teatro no se hubiese vendido al 100%. Habríamos alcanzado una ocupación sin él de un 60% o menos. Y así el público ha visto un texto de Juan Mayorga. Pero es que hay que educar a la gente, no desde una perspectiva de que los espectadores sean tontos y los que programamos muy listos. Pero está claro que al público no le puede gustar algo que no conoce. Y lo que hacemos es presentárselo y después ya decide el público si viene o no. Se lo mostramos porque consideramos que les puede parecer interesante y abrirle un mundo que desconocía. En un documental que he visto sobre Umberto Eco dice que lo que nos distingue de los animales es la curiosidad intelectual. Se ve su biblioteca y es increíble todo lo que tenía, porque sus hijos cuentan que tenía una gran curiosidad por cosas increíbles que quería conocer. La labor de un teatro público es presentar cosas que generen curiosidad e interés.
– Hay propuestas de artistas que la primera vez congrega a pocos espectadores, pero en las siguientes el público ya va creciendo poco a poco...
– Claro que sí. Estoy seguro que la próxima vez que programemos a Las niñas de Cádiz, si no agotan entradas, estarán muy cerca de hacerlo, porque el público salió encantado. Eso lo tienes que combinar con otras apuestas que sabes que son más conocidas y que funcionarán mucho mejor en taquilla. Un gestor cultural es una persona que facilita las cosas que valen la pena. No es un tipo que ponga palos en las ruedas.
–Sobre todo si gestiona dinero público.
–Por supuesto. Cuando me preguntan sobre qué espectáculos me gustaría haber programado y se me han escapado siempre respondo que muchos. Pero tengo claro que son montajes de festival. Hay que distinguirlos de los montajes de temporada. Un montaje de seis horas difícil encaje tiene en una temporada, pero en un festival ya es otra cosa. También tienes que mirar los costes. No es una cuestión de autocensura, es de lógica y de saber dónde estás y qué puedes hacer y qué no.
–¿Se plantean volver a coproducir?
– Es lo que hacemos con las compañías de aquí y con las residencias. Lo hacemos desde la crisis de 2008 y más después de la pandemia. ¿Cómo voy a presentar que ponemos 25.000 euros para coproducir algo con una compañía de fuera? Sería indefendible.
–¿Ve factible que alguna compañía peninsular levante un proyecto teatral en las islas y después lo lleve de gira por todo el país?
– En algún momento, esto se va a poner de moda. No solo como lugar para rodar cine. Descubrirán el enorme nivel interpretativo que existe. Ya pasó tras el rodaje de la serie 'Hierro'. Hay una representante que tiene un apartado específico de actores canarios. Tarde o temprano va a pasar, aprovechando además las ventajas fiscales existentes. Estrenarán aquí y lo montarán con material humano local que es de una calidad enorme.
–¿Desde la oficina de la Capitalidad Cultural Europea para el 2031 le han contactado para aportar ideas al proyecto?
–No. Nos han invitado a los actos de presentación que han hecho. Hubo alguna convocatoria a la que no pude ir porque no estaba en la isla, pero muy al principio de la creación del proyecto. Pero no nos han contactado para nada.