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De izquierda a derecha, Marcial Álvarez, Serafín Sánchez, Fernando Cayo y Gonzalo Ubani. ALEJANDRO QUEVEDO
El drama existencial y social de estar parado

El drama existencial y social de estar parado

El Teatro Cuyás acoge este viernes y sábado, a partir de las 19.30 horas, la adaptación escénica de 'Los lunes al sol', de Fernando León de Aranoa

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 24 de enero 2025, 01:00

Tener trabajo es clave para el bienestar. Lo es desde un punto de vista financiero, ya que es un pilar básico para afrontar el día a día con solvencia económica. Hay que sumarle que, en la sociedad capitalista en la que vivimos, estar en el paro también estigmatiza, sobre todo a ciertas edades. Una lúcida y melancólica reflexión sobre esta cuestión se planteaba en la película 'Los lunes al sol' (2002), de Fernando León de Aranoa. Aquella producción fue un gran éxito de taquilla y se hizo acreedora de cinco premios Goya, incluidos los de mejor película, director y actor protagonista y de reparto -Javier Bardem y Luis Tosar, respectivamente-.

Este viernes y sábado, a partir de las 19.30 horas, el Teatro Cuyás de la capital grancanaria acoge la versión escénica de 'Los lunes al sol', escrita por Ignacio del Moral y Javier Hernández-Simón. Este último también dirige un elenco integrado por Marcial Álvarez, Fernando Cayo, Yune Nogueiras, José Luis Torrijo, Fermi Herrero, Fernando Huesca, Lidia Navarro y César Sánchez.

«Es un clásico contemporáneo», lanza sin ambages el actor Fernando Cayo sobre esta historia en torno a un grupo de veteranos obreros de un astillero que se quedan en el paro tras el cierre de la empresa que ha sido su sustento vital durante décadas.

Cayo apunta que en la historia original dirigida por León de Aranoa se abordaba las consecuencias de la «reconversión industrial». Su vigencia sigue intacta porque se puede extrapolar a «la reconversión digital» que han tenido que afrontar muchas personas desde hace unos años, aunque esta versión teatral mantiene el cierre del astillero como punto de partida.

El actor vallisoletano destaca que este drama social se cuenta, al igual que en la película, «de una manera humana y divertida», ya que las conversaciones de los protagonistas están repletas de comentarios jocosos que a ellos les sirven como vía de escape frente a la realidad que atraviesan.

El actor Marcial Álvarez subraya que este montaje reflexiona sobre una pregunta fundamental. «¿Quién es un hombre que a determinada edad que se queda en el paro? Los personajes de la obra tienen más edad que los de la película. A ciertas edades, ya se les estigmatiza, se les califica de vagos e inútiles. Por eso es un drama existencialista y social dentro de una sociedad marcada por un capitalismo salvaje», argumenta el intérprete.

Escenografía simbólica

El integrante del reparto de 'Los lunes al sol' comenta que la obra cuenta con una «escenografía invertida». Simboliza, apunta, la lucha contra algunos tópicos que aún siguen vigentes en pleno siglo XXI. «En el caso de mi personaje, es su mujer quien trabaja y lleva el sustento económico y vital. Por eso, el hombre se siente fatal. Se trata de tópicos o convencionalismos que aún prevalecen y por los que Salvador se siente fatal, porque siguen latentes en la sociedad», explica Marcial Álvarez.

El montaje, a diferencia del filme, reflexiona también sobre la realidad de los jóvenes en el mercado laboral. Para ello fija la mirada en la acción en la hija del propietario del bar en el que se reúnen los personajes y que trabaja como 'rider' y con unas condiciones laborales penosas.

Tanto en el filme de Fernando León de Aranoa como en este montaje teatral, el bar es casi un personaje más. Es un símbolo de unión y resistencia. «La obra hace hincapié en el compañerismo, la amistad y la cooperación. En un momento dado se dice: 'No se puede ganar la batalla si no estamos todos juntos'», destaca Fernando Cayo.

Las sensaciones que experimentan los personajes son muy comunes en cualquier gremio social. Incluido el de los actores profesionales. «Todos tenemos memoria emocional. Te puedes sentir como ellos si has estado en cualquier empresa. Nos pasa a los actores cuando pasa demasiado tiempo sin que te llamen para un nuevo proyecto», defiende Marcial Álvarez.

Fernando Cayo asegura que desde el estreno de esta obra en su Valladolid natal, el público ha comentado que «a los dos minutos ya no se acuerda de la película». «Son territorios distintos. En lo audiovisual, el director y después el montador son los que marcan donde va la mirada del espectador. Aquí, en el teatro, hay un gran plano y decide el público hacia donde mirar», dice.

Los dos actores destacan que el proceso de preparación de este proyecto teatral fue «minucioso», con «dos meses de ensayos» previos, donde el trabajo corporal y coral fue clave y con la idea clara de que lo que prima sobre el escenario «es la palabra».

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