Los Colacerdos cuentan su Macondo
Toni Báez, Manu Jiménez y Rubén Sánchez protagonizan 'Colacerdo', que se estrena el 6 de mayo, a las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós
Llegan tres gitanos divertidos. Uno habla, otro toca el violín y el tercero es mudo pero hace trucos de magia. Y comienzan a contar una historia. Su historia, la historia de su familia, llamada los Colacerdos porque un niño nació con una colita de cochino. Lo que narran está cargado de fantasía, cuenta con pasajes que parecen realismo mágico, que hace que rememoremos anécdotas, leyendas y fábulas que nos suenan porque nos las han contado ya antes nuestros progenitores, con las variaciones propias que implica la tradición oral, o porque las hemos leído. Sobre todo en ese paraíso mágico que desplegó antes los ojos de millones de lectores Gabriel García Márquez con 'Cien años de soledad', una de las mejores novelas de la historia de la literatura universal.
A partir de ese libro capital dentro del universo literario de Gabo, apodo con el que cariñosamente se conocía al Premio Nobel colombiano, se ha erigido 'Colacerdo', el nuevo montaje teatral de la compañía grancanaria La República, que se estrena el próximo sábado, 6 de mayo, a partir de las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria, dentro del ciclo 'Música y literatura'.
Toni Báez, Manu Jiménez y Rubén Sánchez integran el elenco de este proyecto escénico que dirige Nacho Cabrera, alma máter de La República.
Doble filtro
'Cien años de soledad' está en el germen de 'Colacerdo', previo paso por otra pieza literaria que firma el grancanario Victoriano Santana Sanjurjo. «Victoriano y yo somos unos enamorados de 'Cien años de soledad', como mucha gente. En una ocasión le hice el encargo de que hiciera una versión de esta obra de Gabo. Salió con eso en la cabeza y lo que finalmente hizo fue 'Los [II] cuartos' (Mercurio Ediciones), una cosa diametralmente distinta a lo que queríamos hacer, pero sí que hemos partido de ese libro que se inspira en los siete primeros capítulos de 'Cien años de soledad'. Para esta obra nos hemos apoyado en su libro, por lo que el espectáculo es una versión doblemente filtrada del universo de García Márquez y su novela», explica Nacho Cabrera.
'Colacerdo' está protagonizado, cuenta su director, por «tres gitanos que van por el mundo contando la historia que les contaron sus padres». «Cuentan que son descendientes del gitano Melquíades, que aparece al principio del libro y luego muere. Así articulamos una historia que pasa por ese universo de García Márquez», añade.
«Ellos narran la historia que a su vez les contaron y eso nos vale como disculpa, porque si cuentas algo que a su vez te han contado, siempre te dejas muchas cosas atrás. Episodios que para unos pueden ser importantes y para otros no lo son. Eso nos abre un campo inmenso, porque no puedes meter la literatura de García Márquez en un espectáculo. Esto nos permite presentarlos sobre el escenario y decir que van a contar su historia», subraya el director grancanario.
Esta licencia les facilitó abrir 'Colacerdo' a un mundo más amplio del que se circunscribe en el universo de los Buendía que creó para la eternidad el autor de 'El amor en los tiempos del cólera'. «Los Colacerdo son los Buendía, pero también pueden ser cualquier familia de nuestros pueblos más cercanos, donde se cuentan historias que parecen extraídas de 'Cien años de soledad'. Lo que hemos hecho ha sido acercar nuestro universo al de García Márquez, que no está tan lejano como puede parecer. Me apoyo en cosas muy cercanas. Te pongo un ejemplo, a mi madre de pequeña le decían que no fuera a tal sitio porque había un cochino con luces en las orejas. Eso es propio del universo mágico de Gabo», subraya entre risas.
Cambio de título
Cuando este montaje comenzó a pergeñarse, contaba con un título distinto. Se iba a titular 'Macondo', como el enclave de 'Cien años de soledad'. «Sabíamos que iba a cambiar. Nos sentíamos encorsetados porque no era eso lo que queríamos contar. Evolucionamos y nos interesó lo del niño que nace con una cola de cerdo. Pensamos en titularlo entonces 'Cola de cerdo', pero Victoriano Santana Sanjurjo nos dijo de quitarle el 'de', que hiciéramos un neologismo y así surgió Colacerdo, el apodo perfecto para la familia de los protagonistas de la obra», rememora Nacho Cabrera.
Hay otros dos elementos que también son clave en el proyecto: la inspiración cinematográfica y la música. «Somos de basarnos mucho en el cine. A todos los del equipo nos gustó mucho la película 'Noticias del gran mundo' [dirigida por Paul Greengrass y protagonizada por Tom Hanks]. Cuenta la historia de un vaquero al que le aparece una niña y recorre buena parte del Oeste americano para entregarla. Pero su oficio es narrar historias en los lugares a los que va y leer el periódico. Esa historia es maravillosa y la adaptamos a estos tres gitanos que llegan a pueblos contando la historia de su propia familia», dice su director.
«Tratamos de hablar de un universo cercano y aséptico», destaca Cabrera, que reconoce que el Macondo que inspira esta ficción puede ser cualquier pueblo de las islas. «Pero la música le da un toque balcánico. Héctor Muñoz, Rubén Sánchez y Blazhen Nastevski, un músico macedonio con el que Héctor ya había trabajado en otros proyectos, crean esa música balcánica, que nos lleva a espacios propios de las películas de Emir Kusturica», reconoce.
Música y magia en directo
'Colacerdo' cuenta con música y magia en directo. «Teníamos claro desde el minuto uno que un actor iba a soportar todo el texto. Es Toni Báez. Rubén Sánchez ya había trabajado con nosotros en 'Ciudadano Yago', tocando en vivo con el violín. Funcionó muy bien y él quería repetir con nosotros, por lo que lo llamamos y se sumó encantado. En un momento puntual, cuando trabajábamos el texto, vimos que necesitábamos un mago que también fuera actor. Un cómico que hiciera magia y me vino a la cabeza Manu Jiménez. Tiene un 'feeling' especial y se puede decir que es nuestro Harpo de los Hermanos Marx. Es un mudo que hace magia y es imposible quitarle la mirada de encima durante la obra, porque lo absorbe todo», desvela el director de este montaje que aspira a girar por las islas una vez concluya el estreno del próximo sábado en el Pérez Galdós.
«A nivel técnico se ha concebido una escenografía que se puede trasladar con facilidad. Gana volumen sobre el escenario, tiene muchos audiovisuales, de Jorge Ricarte, de Logo Feroz. Se tiran las proyecciones a módulos que se van moviendo y así se crea un universo mágico. Es una escenografía fácil de llevar a todos lados y una obra muy de festivales», advierte.
El montaje, al igual que las piezas literarias de Gabo, cuenta con momentos humorísticos y dramáticos. «Hay pasajes en los que te partes la caja, otros en los que no sabes si reírte o llorar. Siempre digo que el drama contado desde la comedia es más drama. Le hemos quitado hierro a muchas cosas, hay veces que se habla de la pederastia y lo hemos rebajado. Pasamos del divertimento a situaciones dramáticas. A medida que avanza la obra, los tres gitanos protagonistas van entrando en barrena. La justificación es que cuando cuentan esta historia se van tocados en el alma», comenta.
Pone en valor que 'Colacerdo' se aleja de «las fórmulas eruditas e intelectualoides que tanto ves últimamente por ahí» y que ni siquiera es necesario haber leído 'Cien años de soledad' para captar su esencia. «Hacemos teatro para nuestras madres, que por lo que sea no han podido leer ni a García Márquez ni a Shakespeare, porque las historias que ellos cuentan les son muy cercanas. Es obligación del teatro de La República contar la historia de tal modo que la entiendan y les toque el alma. Como compañía no estamos para dar lecciones a nadie», subraya.