Borrar
Última hora La Justicia levanta la paralización de las obras del Confital
«El silencio parece proscrito en nuestro tiempo»

«El silencio parece proscrito en nuestro tiempo»

Juan Mayorga escribe y dirige el montaje que protagoniza Blanca Portillo y que se representa el 3 y 4 de febrero en el Cuyás

Victoriano Suárez Álamo

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 27 de enero 2023

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

El ruido, a veces zafio y en ocasiones divertido y placentero, lo domina todo. La inmediatez, la supuesta información que nos llega a borbotones y el ritmo atroz que se ha adueñado de la vida de la mayoría no deja espacio para la reflexión y para una mirada atenta con la boca cerrada. Realidad que comenzó a cobrar peso en la mente del dramaturgo Juan Mayorga (Madrid, 1965) la misma tarde en la que le anunciaron que se convertía en miembro de la Real Academia de la Lengua y tras ser cuestionado sobre el preceptivo discurso de ingreso, que tendría que pronunciar al siguiente año.

A medida que lo iba escribiendo, la mente del más importante y laureado dramaturgo en activo de España comenzó a volar hacia su espacio natural, el escenario. Así nació 'Silencio', montaje protagonizado en solitario por la actriz madrileña Blanca Portillo y que se representa el próximo viernes y sábado, días 3 y 4 de febrero, siempre a partir de las 19.30 horas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria.

Durante una fugaz parada en la puesta a punto del estreno de su texto 'Amistad' en Madrid -con el que recalará en junio de este año en el Cuyás-, Mayorga rememora sobre qué mimbres se sustenta 'Silencio' para pasar de ser un discurso a un montaje que interese al espectador. «La capacidad que tiene la obra de atraer a la gente, mantenerla atenta, interesada e interpelarla se sustenta en el extraordinario trabajo de la actriz Blanca Portillo. Es una actriz superdotada y extraordinariamente comprometida con cada espectador. Parece que le habla a cada uno al oído. Su riqueza actoral es fundamental», reconoce.

«Blanca Portillo es una actriz superdotada y extraordinariamente comprometida con cada espectador»

Pero hay otros dos elementos que Mayorga considera vitales. «Por otro lado, creo que aquello de lo que habla la obra interesa e interpela al espectador, porque en nuestras vidas hay silencios. Silencios buscados, forzados, impuestos, deseados, vergonzosos, heroicos... Puede haber en nuestra vida silencios de todos estos tipos. Por otro lado, si el asunto del discurso es interesante, lo que nosotros ofrecemos no es el discurso, sino una experiencia teatral en la que quien está en escena no es un académico en su ceremonia de ingreso. Se trata de una actriz que lo representa. Eso nos permite a la vez presentar el discurso y discutirlo. De algún modo, hay un personaje central que es esa actriz a partir de la que vemos a su amigo académico y recibimos ese discurso, a medida que ella misma lo discute y se distancia del mismo. Hay tres armas: el trabajo de Blanca, el interés del discurso y la tercera es la propuesta teatral en la que se presenta el discurso, no por parte de un académico más o menos erudito sino por una actriz que lo representa, lo sostiene y lo discute», explica por teléfono desde Madrid.

Blanca Portillo, en la piel de su personaje en 'Silencio'. c7

El autor de montajes escénicos como 'Hamelin', 'Animales nocturnos', 'Reikiavik' y 'El Golem', entre otros, echa la vista atrás y rememora el germen de 'Silencio'. «La misma tarde-noche que se me eligió para ingresar en la Academia, primavera de 2017, si no recuerdo mal, algunos compañeros suyos periodistas me preguntaron por el discurso, aunque tenía un año para escribirlo, y recuerdo que les dije que quería hablar sobre el silencio, una palabra que está en conflicto con todas las demás. De algún modo, quería entrar en la casa de las palabras con una meditación sobre la palabra que a mi juicio es la más importante para un dramaturgo. A medida que escribía el discurso, me iba dando cuenta de que era un tema oceánico. Encontraba más y más silencios... porque encontraba silencios en la vida, en el teatro y en la historia de las artes escénicas y la literatura. Cada vez encontraba más casos y aspectos interesantes sobre la cuestión y tenía que dejar fuera algunos por el propio tamaño del discurso. A la vez, fui pensando que como persona del teatro, tenía no solo que homenajear al teatro, sino que el discurso debía contar con cierta teatralidad. De ahí que, cuando lo pronuncié, sugerí la posibilidad de que no fuera yo el que lo hacía, sino que fuera una actriz o actor amigos en mi nombre. Cuando se me fue ocurriendo, vi que podía ser el embrión de un espectáculo donde el actor no solo lo presentaría sino escenificaría algunos de los momentos teatrales a los que alude el texto. Casi inmediatamente se me apareció mi amiga Blanca Portillo como un fantasma en mi cuarto. La tarde de mi ingreso, en 2018, le dije que teníamos que hacerlo», explica.

La obra hace el silencio

Tiene claro que poner en valor el silencio es casi un ejercicio de nadar a contracorriente en la actualidad. «El silencio en general parece proscrito en nuestro tiempo. Es observado con sospecha. Parece que el tiempo vacío del silencio debe ser invadido y ocupado. Muchas veces, lo que lo ocupa no es una palabra poderosa, sino ruido, cháchara, palabrería y verborrea. Sabemos que el silencio puede ser arriesgado en la vida y en el escenario. Pero nosotros no solo queremos custodiar ocasiones de silencio y crearlas en el espectáculo, sino que incluso desafiamos al espectador a estar con Blanca en un silencio largo e importante. El silencio está en el centro de la obra, no solo se habla de él. También se hace silencio durante el montaje», desvela.

Juan Mayorga y Blanca Portillo. JAVIER MANTRANA

La pandemia tiene su peso en esta apuesta teatral. No es que la covid-19 tenga presencia durante el montaje que protagoniza Blanca Portillo ni el propio texto de Juan Mayorga. Pero la situación sanitaria que vivimos desde marzo de 2020 marcó el proceso creativo inicial y ha otorgado, reconoce el dramaturgo, un nuevo significado a la propia obra.

«En los días de confinamiento, Blanca y yo nos reuníamos telemáticamente e imaginábamos cómo podía ser el espectáculo. Como muchas personas en todo el mundo, encontramos un refugio en el arte y en particular este arte nos ofreció un lugar. Cuando se nos reclamaba distancia, pudimos superarla por ese encuentro que fue artístico y a la vez amistoso. Fue gozoso imaginar los momentos de la obra y decidir qué elementos del discurso dejar fuera y cuáles reordenar. Lo que sucedió en 2020 resignificó el propio discurso que di en mi ingreso en la RAE antes de la pandemia. El 2020 fue un año de grandes silencios, porque hubo personas y voces que perdimos y a las que desearíamos seguir escuchando. Nosotros mismos de pronto enmudecimos ante lo que estaba sucediendo. Trabajar en este espectáculo fue un refugio y lo que sucedía por la situación sanitaria resignificaba cada frase y gesto», asegura.

En la RAE

Mayorga valora su estancia como académico en el sillón M de la RAE. «Me siento privilegiado y agradecido por pertenecer a esta corporación. Aprendo mucho de mis sabios compañeros. Pertenezco a la comisión de vocabulario científico y técnico y en las reuniones de los jueves siempre aprendo algo. También me he dado cuenta de que el trabajo que hace la Academia es muy importante, porque es de servicio. Históricamente siempre lo ha sido, desde que se reunieron hace más de 300 años para hacer lo que después se llamó 'Diccionario de Autoridades'. Intentaban trabajar por la unidad de esta lengua maravillosa que compartimos. Es una tarea siempre difícil y siempre pendiente. Lo más importante que me ha dado la Academia, a parte de lo que me ha enseñado, es que ahora por responsabilidad he agudizado mi sentido de escucha. Siento que es parte de mi trabajo y tengo la responsabilidad de estar atento a lo que se dice en la calle, a lo que se escribe y cómo se escribe para hablar luego sobre ello con mis compañeros», desvela.

Blanca Portillo y Juan Mayorga. JAVIER MANTRANA

Nuevos montajes y estrenos

Mayorga cierra la temporada del recinto de la calle Viera y Clavijo de la capital grancanaria con la obra 'Amistad', que este viernes se estrenó en Madrid. «José Luis García Pérez dirige e interpreta mi texto con Ginés García Millán y Daniel Albadalejo. Trata de tres amigos cuya amistad se ha construido desde niño en torno al juego. Ahora van a jugar a uno que lo pone todo en peligro y acaso lo fortalece. Es un juego que les crea un marco en el que pueden decir lo que nunca habían dicho antes», avanza.

El próximo mes de abril, en el n, estrena y dirige 'María Luisa'. «Nace de la conversación con un amigo que es portero de un inmueble. Me contó que había sugerido a una señora mayor que vive sola que pusiera más nombres en el buzón. A partir de eso se dispara mi imaginación para construir una obra sobre la vejez y la soledad, la imaginación y el deseo», apunta quien participó el pasado martes, con un vídeo emotivo y divertido en el que aparecía ataviado con sus gafas de piscina, en el homenaje desarrollado en el Teatro Guiniguada en honor del actor y director Juan Ramón Pérez, integrante de la compañía Profetas de Mueble Bar, que falleció en noviembre de 2022 y que había coprotagonizado con Fernando Navas su obra 'El gordo y el flaco'.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Noticia patrocinada

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios