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Mari Carmen Sánchez regresa a Gran Canaria el viernes, día 8 de abril, en el Teatro Guiniguada, a partir de las 20.00 horas, con el montaje 'Shirley Valentine', pieza de Willy Russell a la que da vida bajo la dirección de Juan José Afonso.
-Tras visitar un supermercado de las islas y ver los precios actuales de los productos, ¿qué siente Shirley Valentine?
Me tiro las manos a la cabeza. Igual que Mari Carmen Sánchez cada vez que va. Me andaría toda Las Palmas de Gran Canaria en busca de un sitio donde los productos costasen tres céntimos menos, porque estos precios son una locura.
-Si le cuentan que en España hay varias mujeres como vicepresidentas del Gobierno central, ¿qué le parece?
Me gusta mucho. Yo me he sentido anulada, pero el empoderamiento de la mujer, a medida que he ido evolucionando, me parece maravilloso. Me asusta ver hasta dónde hemos llegado. Ten en cuenta que cuando me casé no sabía ni lo que era el clítoris. Cuando me casé lo leí en una revista y fui preguntando.
- Si aterriza en Playa del Inglés y va a la zona nudista, ¿cómo se sentiría?
Tras liberarme, estaría encantada. Pero si eso sucede al principio de la obra, cuando aún no lo he conseguido, te aseguro que me tiraría las manos a la cabeza. En aquel momento ni se me ocurriría hacerlo, pero ahora... creo que sí que sería capaz de ponerme delante de todo el mundo así. Yo siempre digo que soy muy clásica con la ropa interior. Lo más arriesgado que me ha pasado cuando he empezado a ver que puedo cambiar como persona ha sido atreverme a comprar un tanga.
-¿Le gustaría pasear por la calle Triana de la capital grancanaria y tomarse algo en una de las terrazas?
Sí. Me gusta mucho relacionarme con la gente. Antes contaba con más amigos. Como cuento al principio de la obra, yo hablo con la pared, porque estoy muy sola en casa, mis hijos ya se han ido y con mi marido no me hablo. Estoy embrutecida, porque mi vida es salir a comprar, prepararle la comida a mi marido y limpiar la casa.
-¿Ante un plato de papas arrugada y una cerveza fresca cómo se lo pasaría?
Disfrutaría mucho. En mi casa tengo una rutina. Todos los jueves tengo que hacer hamburguesas. Mi rebelión comenzó cuando un jueves en vez de hamburguesas le preparé a mi marido unas papas fritas con huevo. ¡No te voy a contar cómo acabó aquello! Pero ahí decidí irme de vacaciones a Grecia con una amiga. Creo que soy una mujer maltratada psicológicamente. No lo voy a frivolizar.
-¿Cómo se siente cuando va a comprar al Primark?
Soy muy de Primark, es mi perfil y eso no quiere decir, ni mucho menos, que todo el que compre ahí sea como yo. Pero como buena ama de casa que soy, miro mucho el dinero.
-¿Qué le parece la guerra actual entre Rusia y Ucrania?
Un disparate. Creo que me estoy pensando boicotear los productos rusos. Estoy al tanto de todo, aunque mi formación no es mucha. Mi padre me compró la Enciclopedia Británica y leí dos o tres cosas. Me casé y a criar a mis hijos. Pero tras mi liberación, en esta nueva etapa, quiero conocer la actualidad, aprender y viajar. Y a pesar de todos mis miedos, aunque sé que los tengo que superar.
-¿Le parece guapo Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno de España y se tomaría algo con él?
Sí, claro. ¡Me parece guapísimo! No te olvides que tengo mucho sentido del humor. Soy una tía vitalista a la que le han quitado el brillo y ahora quiero recuperarlo. Por eso tantas mujeres se sienten identificadas conmigo cuando cuento mi historia.
-¿Qué le parece lo de Will Smith en la gala de los Óscar, con su agresión a Chris Rock?
No me gusta. Rechazo totalmente la violencia. Lo que pasa es que nunca me han escuchado durante muchos años, pero yo no soy violenta. Al contrario. Soy comprensiva y conciliadora a tope. Bajo ningún concepto se puede llegar al retroceso de lo que ha hecho Will Smith o las imágenes que veo de la guerra de Ucrania.
La actriz Mari Carmen Sánchez define a Shirley Valentine como un «personaje bastante reconocible a pesar de vivir en Liverpool, en los años 80», porque «habla de la frustración de una mujer que ha dejado de quererse y que en un momento dado tiene la oportunidad de reencontrarse y volver a ser ella, un ser individual». Defiende que cuenta con «valores e inquietudes» que han estado «anulados» por la vida y su entorno, como le ha sucedido a muchas mujeres.
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