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Imagen de archivo de Rozalén, que regresa en abril a Gran Canaria y Tenerife. C7

Rozalén: «La gente que te dice alguna burrada en Twitter luego te ve un bar y te pide una foto»

La cantante manchega presenta el próximo 22 de abril, en el Gran Canaria Arena, su disco 'El árbol y el bosque'

RODRIGO DE LA TORRE

Las Palmas de Gran Canaria

Sábado, 26 de febrero 2022, 01:00

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La pista central del Gran Canaria Arena espera a Rozalén para la presentación en la isla de su disco 'El árbol y el bosque'. Son días de éxito para la compositora manchega, que hoy programa citas con su público en aforos reservados para la nobleza del pop nacional. Y es todavía más especial por hacerlo en una isla que la vio emerger en tiempos modestos, de guitarra y vivencias, acompañada por cantautores del siempre notable y poco amplificado circuito local como Víctor Lemes. «Para mí Canarias es mi salvavidas», confiesa al otro lado del teléfono durante la entrevista.

Rozalén es figura de calado. Sus canciones expresan su forma de ver el mundo en tiempos en los que defender la palabra es motivo de agresión. Y ha consolidado su estatus de artista sin miedo a los gritos que se escuchan ante mensajes como los suyos en el infinito paseo del desprecio de las redes. «La gente que te dice alguna burrada en Twitter luego te ve en un bar y te pide una foto», expresa como pararrayos emocional a este tiempo tan complejo.

'El árbol y el bosque' será interpretado en Canarias año y medio después de su presentación en el mercado. Es un disco que ha servido como antídoto a la pandemia, aunque esa no fuera la intención de la autora manchega. Es un trabajo en el que conviven la luz más íntima de sus canciones con ese posicionamiento vital que le identifica. «Está siendo un camino más largo, que a lo mejor es como debería ser siempre. Este disco vio la luz el 30 de octubre de 2020 pero hasta junio del año pasado no pudo ser presentado. Este año nos toca seguir tocándolo en lo que son como pequeños pasitos dentro de este charco para poder volver a estar pronto de nuevo haciendo cosas de lo que antes conocíamos como la vida», responde con un optimismo contagioso.

Rozalén mira a su entorno pero no lo hace desde el dogma. Usa el 'yo' en sus canciones porque entiende que es la forma más honesta de comunicar su forma de interpretar lo que sucede. «En todos mis discos siempre hay canciones que son un poquito más duras y en las que muestro más lo que realmente pienso. Mojarme en ciertos temas que para mí son importantes en los que se hable de justicia social. Pero eso no aparece de una forma muy pensada; a uno le emocionan ciertas cosas. Y a mí me sale mucho más natural escribir sobre lo que observo a mi alrededor que sobre el amor romántico. Que es algo que, además, me da mucha vergüenza hacer en público», subraya, aunque desliza un matiz: «Hay mucho amor en lo que digo. En este disco, por ejemplo, hay mucho amor propio que creo que es muy necesario. Cuando una está bajita. Hay que empezar por ahí. Queriéndose mucho una misma».

Cantar lo que siente la ha liberado de viejos temores. De la tensión del juicio ajeno. Hoy tiene más claro que nunca qué es lo que merece la pena hacer en un escenario. «Siempre me han afectado mucho las críticas y no he llevado bien estar en el ojo del huracán. Pero hace mucho tiempo que decidí no dedicarle nada de energía a la gente destructiva. Y prometo que si lo haces así desaparecen. Porque lo que realmente quieren es su momento de gloria. En Twitter tengo un filtro en el que no me llega el odio, pero sí las críticas constructivas. El 99% de lo que recibo es amor y es a lo que le debo dedicarle mi tiempo. Si algo no nos gusta basta con no escucharlo, no hace falta no hundir a nadie», añade.

De eso va 'El árbol y el bosque'. Un disco que musicalmente, además, le ha dado una perspectiva más amplia de las sonoridades en las que puede envolver sus canciones. «A toda la banda le encanta la música y vivirla sin prejuicios. Canto canciones con rockeros, con raperos... Me gusta la música como un aprendizaje continuo, por eso en este disco hemos dado ese paso adelante y estamos cantando muchos tipos de canciones, desde el funki hasta la cumbia. Se nota que estamos disfrutando mucho y que recibimos muchas cosas que queremos hacer cada vez mejor. La vida es un continuo aprendizaje y así lo queremos reflejar en nuestros discos», dijo.

Eso es lo que se verá en Canarias el próximo mes de abril. El 22 en Gran Canaria; el 23 en Tenerife. La vuelta a un espacio natural para ella. «A Canarias nunca había estado tanto tiempo sin ir. Me han pasado cosas muy únicas, como que el año pasado el único sitio de las islas en el que estuve fue en La Palma unos días antes de la erupción del volcán. Las islas son uno de esos lugares que me sanan. De los primeros rincones en los que a mí me acogieron cuando empezaba a ir por el mundo con mi guitarra. Para mí Canarias es como un salvavidas. Siento que allí me siento en casa y por eso siempre intento rascar algún día más para llenarme para esa luz y esa magia», culmina.

Años de premios y una nueva relación con sus canciones

Rozalén habla con modestias de este mundo pandémico. Lo hace porque sabe que mucha gente lo ha pasado mal pero, en un reverso personal del destino, ella ha visto coronarse su carrera. «El año pasado personalmente fue un poco movido para mí. Y de repente me llevo un Goya, me dan el Premio Nacional, los Grammys latinos... A ver a quién le digo que he tenido un mal año. Encima nos atrevimos a dar 40 conciertos y los dimos todos. Tengo una suerte increíble, porque encima la gente ha respondido. Lo único que puede hacer es ser agradecida y dejarme la piel en cada cosa que hago», indicó.

La cantautora manchega sabe que son tiempos de consumos efímeros y tempranos olvidos. Pero cree en el poder que todavía mantienen las canciones para pervivir. «Tengo ese miedo a que la gente se olvide de mí y todo eso. Pero por fortuna todavía queda mucha gente que quiere escuchar cosas más profundas y mientras eso sea así ahí seguiré. Aunque no voy a negar que a veces necesito hacer cosas un poco más ligeras. Pero logro ir combinando».

Y sabe que aunque cada tiempo tiene su himno, cada momento encaja con las canciones eternas. «Las canciones tienen su propia vida. En verano estábamos cantando 'Aves enjauladas' y es como si de eso hubieran pasado muchísimos años. Y ahora sucede lo mismo. Hay que dejar que las canciones tengan su propio recorrido, pero intuyo que las de 'El árbol y la vida', las que son más introspectivas y de mirar hacia adentro, van a estar ahí siempre».

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