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Rocío Carrasco, en un momento de 'Ariadna [al hilo del mito]'. Ana palma

«Pongo la tradición flamenca al servicio de lo que la obra requiere»

La compañía de Rafaela Carrasco se estrena este sábado en Canarias, en el Cuyás, con 'Ariadna [al hilo del mito]'

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Viernes, 3 de marzo 2023, 01:00

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Un mito clásico como el de Ariadna y un arte como el flamenco parecen dos polos opuestos. Pero esa aparente incompatibilidad se transforma en conexión cuando pasa por las manos adecuadas, en este caso las de la bailaora y coreógrafa Rafaela Carrasco y Álvaro Tato, actor, escritor, dramaturgo y miembro fundador de la compañía Ron Lalá. El resultado es 'Ariadna [al hilo del mito]', montaje con el que la compañía de Rafaela Carrasco se estrena por primera vez en el archipiélago este sábado, a partir de las 19.00 horas, en el Teatro Cuyás de la capital grancanaria.

«El flamenco tiene una gran capacidad para acoger. Muta continuamente con otros estilos artísticos y musicales. La idea de 'Ariadna [al hilo del mito]' parte de pensar por qué el ser humano tiene la necesidad de crear leyendas, cuentos, fábulas y mitos para poner fuera todo lo que le ocurre en su interior. La necesidad de mitificarlo y hacerlo más grande. Hemos hecho el viaje inverso. Hemos cogido el mito para contar qué nos pasa. Qué ocurre con los miedos, el amor, los abandonos, la soledad, lo establecido, la obligación de pertenecer a un lugar... El mito lo utilizamos para contar diversos estados emocionales de las personas. No contamos el mito como tal, porque no aportaría nada. Pero sí que lo utilizamos para crear los pasos que viven cada una de las personas», apunta Rafaela Carrasco por teléfono desde Jerez de la Frontera.

El montaje que se verá en el recinto de la calle Viera y Clavijo se desarrolla con un cuerpo de baile encabezado por la propia Rocío Carrasco junto con Rafael Ramírez, Gabriel Matías, Ricardo Moro y Felipe Clivio. Se completa con los guitarristas Jesús Torres y Salvador Gutiérrez, junto con los cantaores Antonio Campos y Miguel Ortega, y Jesús González con las palmas.

«Trabajo a partir de imágenes que tengo en mi cabeza, mis obras son muy evocadoras»

Recuerda el momento en el que esta obra comenzó a cobrar forma. «Nació de una propuesta de Álvaro Tato durante una comida durante el festival de Almagro, donde estábamos con el espectáculo anterior. Me pareció muy interesante que propusiera este personaje, porque lo que le ocurre al mito tiene muchas partes diferentes. Lejos de ser una víctima es muy valiente. Se suele contar como una víctima que al final es abandonada y devorada. Su valentía consiste en enfrentarse a lo que uno busca y quiere, al margen de lo que pueda suceder al final del camino. No queríamos mostrar fragilidad sino la valentía de aspirar a cumplir los sueños que cada uno tiene».

Este espectáculo de flamenco se inspira en el mito de Ariadna, la hija de Minos, tirano cretense, que despierta sola en la isla de Naxos a la que huyó junto a Teseo, al que ayudó a escapar del laberinto del Minotauro. «La obra empieza por el final, por el abandono en la isla. Cuenta esa soledad y fragilidad tras haber sido abandonada y ver cómo se ha destrozado el sueño de amor y vida que tenía. Es la parte más densa y oscura del montaje», avanza la bailaora y coreógrafa.

Cuatro partes

«La obra tiene cuatro partes. Hablamos del abandono y de la soledad; del patriarcado, de ese espacio o lugar cerrado y gris donde el hombre manipula todo y cómo Ariadna se mueve en torno a eso; también habla del amor y de los encuentros diferentes y las distintas posibilidades de sentirlo; también del miedo y los laberintos para alcanzarlo. Aflora el miedo interior de cada uno, los entresijos en los que cada uno se mete. Y acabamos con ese otro final más luminoso y esperanzador que nos propone el propio mito», asegura. La historia cuenta con dos finales. La leyenda más tétrica cuenta que Ariadna acaba despedazada por las fieras que habitan en la isla en la que despierta. La otra habla de que Dionisio la salva, tras regalarle una corona de estrellas, lo que hoy es la constelación boreal.

Imagen principal - «Pongo la tradición flamenca al servicio de lo que la obra requiere»
Imagen secundaria 1 - «Pongo la tradición flamenca al servicio de lo que la obra requiere»
Imagen secundaria 2 - «Pongo la tradición flamenca al servicio de lo que la obra requiere»

Carrasco aclara que no es necesario estar al corriente del mito clásico de Ariadna para entender el montaje. «Se cuenta una historia, un cuento que va llevando de viaje al espectador y da igual que se conozca el mito o no. Si se conoce, igual se pueden leer más cosas entre líneas. Pero para unos y otros, el viaje es el mismo», puntualiza sobre un montaje que cuenta con un narrador al que da vida con su voz el actor Carmelo Gómez.

Mientras tanto, sobre el escenario el público asistirá a una sucesión de palos del flamenco que generarán y reflejarán los distintos estado de ánimo que implica 'Ariadna [al hilo del mito]'. «El flamenco tiene en su ser lo básico y la raíz, que se puede mostrar con sus diferentes palos. Tiene una versatilidad de sentimientos que te pueden acercar a lo que se quiere contar. En la obra hay una composición musical que lleva a encontrar esas emociones. Usamos los palos flamencos, pero todo está creado para encontrar en cada momento lo que queremos contar. A través del movimiento y la música se crea todo. Contamos con la voz en off de Carmelo Gómez que narra como si fuera un cuento de reyes y princesas. Va llevando el espectáculo, como el hilo de Ariadna, por toda la historia. Emocionalmente el público se va colocando de forma sencilla en cada momento», subraya la artista.

Antonio Campos y Jesús Torres firman las composiciones musicales. «Trabajan conmigo desde hace muchos años. Conocen muy bien mi trabajo. Yo tengo una idea principal y tengo siempre muy claro lo que quiero. Trabajo mucho a partir de imágenes que tengo en la cabeza. Mis trabajos son muy evocadores estéticamente. Hay una serie de estilos flamencos que son más acordes a determinados sentimientos. La selección del palo da lugar después a una creación coreográfica. La música lleva a esas sensaciones. Ellos hacen una propuesta y a partir de ahí elaboro y vamos ajustando, limando hasta encontrar el resultado que queremos. Hay un trabajo muy de equipo en todos los sentidos. Trabajo siempre con un año de antelación en cada montaje», señala.

Mucho bagaje

Rafaela Carrasco se ha convertido desde hace años en una de las más reputadas exponentes del flamenco. Parte de la tradición, que conoce gracias a su formación y por su paso por múltiples escenarios desde que era una niña, para llevar este arte español hasta el siglo XXI. Con una mirada en la que convive el respeto por lo clásico y una apertura total de mente hacia las formas musicales y escenográficas más actuales. «Tengo una formación tradicional. Bailo desde los 6 años. Mi formación es de base tradicional, pero también me he formado en otros estilos. He hecho trabajos de creación y búsqueda a lo largo de la vida. Cuando conoces bien la base y la tradición, puedes desestructurar como quieras, porque lo haces desde el conocimiento. Cuento con mucho trabajo estético, coreográfico, escénico muy actual y contemporáneo por el momento en el que vivimos. Todo el conocimiento y el bagaje de la tradición está al servicio de las necesidades que cada obra requiere», confiesa.

Rafaela Carrasco, junto a uno de los bailaores de su compañía.
Imagen - Rafaela Carrasco, junto a uno de los bailaores de su compañía.

Rafaela Carrasco reconoce que su compañía nada tiene que ver con las estatales, lo que le permitió sobrellevar con mayor naturalidad al impacto que supuso para todo el arte en vivo la pandemia de la covid-19. «Nuestra compañía está acostumbrada a sobrevivir desde que comenzó, porque desgraciadamente en este país no hay forma de mantener un formato estable. Trabajamos por producciones y mantenemos como podemos toda esta infraestructura. Yo me mantengo económica gracias a otras cosas. Soy catedrática de baile flamenco en el Conservatorio de Madrid y eso me permite una estabilidad. Los bailarines y los músicos trabajan también con otras compañías. Nos mantenemos en el tiempo y decimos que somos estables porque seguimos luchando y peleando. Pero no somos una compañía estable en el sentido de que cada mes los integrantes cuentan con un sueldo fijo», aclara.

Esto se debe, fundamentalmente, a que la danza cuenta con muy poco respaldo institucional por parte de los estamentos políticos y por parte de los programadores. «Las programaciones a nivel de danza son muy, pero que muy pequeñas. En España, los principales teatros, siendo amables, dedican un 80% al teatro y un 20% de danza. Pero ni siquiera llegamos a ese 20%. Se necesitan programaciones más equitativas para que el público se acostumbre a ver y a entender la danza. El teatro lo da todo hecho, porque como se habla resulta más práctico», apunta quien considera que a pie de calle la imagen que sigue proyectando el flamenco está muy alejada de la realidad. «Es de lo más vanguardista que hay, porque está en una continua actualización», defiende.

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