«Hay muy poca memoria visual de la época de la posguerra»

El artista valenciano, que ganó el premio nacional con 'Arrugas', es un amante del periodismo en el cómic, un género por explotar que «fusiona no ficción y ficción». A su coguionista lo conoce desde hace años, «pero no habíamos encontrado el proyecto adecuado para hacer algo juntos». Terrasa publicó en 2013 un artículo sobre la exhumación de la fosa 126 del cementerio de Paterna. Ahí había una historia.Rodrigo recordó a Paco su artículo tiempo después y le presentó a Maruja, la hija de Leoncio el enterrador, y a Pepica, la hija de Pepe Celda, empeñada en recuperar los huesos de su padre enterrado en una fosa común. «En aquel reportaje los arqueólogos que ayudaron a Pepica a exhumar su fosa me hablaron por primera vez del hallazgo de unas misteriosas botellitas de farmacia que habían aparecido escondidas entre los cadáveres y del papel de un personaje llamado Leoncio Badía, un antiguo maestro republicano condenado a trabajar como sepulturero en Paterna que durante años ayudó a las viudas de los represaliados del franquismo a localizar, identificar y enterrar dignamente a sus familiares», narra Terrasa. «La historia de ese personaje me tuvo atrapado durante años y siempre supe que sería un argumento perfecto para un cómic de Paco». En 2019 se comprometieron a hacerlo y en 2021 empezaron a trabajar en 'El abismo del olvido'.

«Rodrigo tiene una gran facilidad para descolgar el teléfono y contactar con cualquier persona que pueda aportar algo a la historia», comenta Roca sobre el proceso de documentación. «Ha sido un gran apoyo también para solventar dudas buscando en el BOE, en webs, hemerotecas… Eso me ha permitido tener toda la información sobre la mesa para poder construir la historia. Hemos podido reflexionar juntos sobre un tema que tiene muchos matices y que era difícil de tratar».

'El abismo del olvido' se apoya en una recopilación de testimonios de familiares, además de manejar información de historiadores. «Tuvimos la oportunidad de seguir dos exhumaciones en Paterna y entender ese proceso, también hablamos con especialistas en el tema de la memoria democrática», explica Roca. «Gestionar toda esa documentación, sintetizarla, hacerla comprensible para cualquier persona, ya sea un lector español o extranjero, fue complicado. El tema de las fosas y de la represión franquista, sobre todo, en la posguerra, que es una gran laguna en nuestra memoria histórica, está lleno de vacíos», destaca Terrasa.

«Hay pocos registros oficiales, pocos datos fiables y unas horquillas enormes en cada cifra. Además hay muy poca memoria visual de toda esa época, lo que hacía muy complicado tener referencias a la hora de dibujar. Durante buena parte del proyecto fue hasta desesperante, pero creo que a la larga nos ayudó. Justo de eso queríamos hablar: de toda esa parte de la historia de España que se escondió bajo la alfombra».

Roca de nuevo viaja al pasado de España para removerlo. «Es una época que me interesa», dice. «Tengo una especie de nostalgia, también heredada, de esos años: es la infancia de mis padres, he visto muchas fotos, películas… Por otro lado, el interés es también sociológico. Una gran parte de la población sufrió y fue silenciada durante cuarenta años por la dictadura. Dar voz a esa gente, a sus familiares, es recuperar una parte de la historia de nuestro país que, aún a día de hoy, cuesta escribir sin escuchar voces de protesta. Como autor es enriquecedor abordar historias así. Para mí suponen un reto, necesitas explorar nuevos caminos, probar soluciones gráficas y narrativas».

Pepica Celda, la protagonista de 'El abismo del olvido', recuperó los huesos de su padre, fusilado en 1940, 72 años después. Cuando lo logró, lo enterró en el cementerio de su pueblo junto a los restos de su madre. Era su único objetivo. «Y no pasó nada», subraya Terrasa. «Nadie salió a la calle a manifestarse, ni hubo disturbios, ni se rompió España ni se reabrió ninguna herida. Todo lo contrario. Se cerró la herida de Pepica. Reto a cualquier persona que piense que exhumar una fosa reabre heridas a sentarse una tarde delante de Pepica Celda o a leer su historia en nuestro cómic».

¿Suspendemos en historia? «Sin duda, por un lado se nos hace creer que mirar para atrás y reflexionar sobre nuestro pasado reciente es una cuestión partidista, de gente que se ha quedado anclada por culpa de una ideología», responde Roca. «Pero en cuanto te fijas en otros países te das cuenta de que esa mirada continua al pasado es algo normal. Lo vemos en Francia, en Alemania, en Rusia, en Argentina, en EE UU… La cantidad de ensayos, novelas, cómics, películas que miran hacia atrás de una forma crítica para aprender del pasado. Quizá sea la oportunidad de los cómics de ayudar a reflexionar sobre los horrores de nuestra historia».