Nacho Vegas
El músico asturiano baña su pop crítico con muchos sonidos tradicionales o con un contenido textual marcado por su ideología política.
Hace mucho tiempo que Nacho Vegas decidió definir su música como una prolongación de su ideario. Vegas nunca podrá dispersar la nube heroinómana de cantautor autorreferencial decadente que sacó de la percha tras sus años haciendo de Manta Ray una de las bandas claves de lo que se definió como Xixon Sound. Sin embargo, hoy al cantautor asturiano le distingue su poscionamiento político, que al norte del norte se sitúa hacia la izquierda de la izquierda. Y su música hoy es, simple y llanamente, militancia.
Vegas ha superado estaciones y vivido todas las vidas del gato. Ahora presenta en Violética, su nuevo largo, 18 cortes que son una incitación a las barricadas. A la guerra obrera, esa a la que siempre se observa con cierta desconfianza cuando se empaqueta en una manifestación artística.
Violética toma su nombre de Violeta Parra, la histórica folclorista chilena que hizo de la canción un espacio para la autodeterminación. Incluso, de su reportorio Vegas incorpora al album Maldigo del alto cielo. Vegas logra convertir en una pieza sólida, que depura el uso del discurso en un conjunto melódico que mejora en mucho el precedete Resituación.
Vegas compone una obra, una vez más producida por Paco Loco, en el que la base nace del cancionero tradicional asturiano. En el que la narración oral vuelve a tomar peso con cortes como A ver la ballena, artefacto naturalista que se clásifica en las mismas páginas que Ser árbol. Un disco en el que la derecha fascista recibe todas las bofetadas posibles.
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Título:
Vióletica
Personal: El Los miembros de León Venavente Abraham Boba, Edu Baos, Luis Rodríguez y Cesar Verdú; Joseba Irazoki, Manu Molina y el Coru Antifascista Al Altu La Lleva. Producción de Paco Loco.