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La España de señoritos y sirvientes esclavizados existe. Las apariencias de cara al exterior habrán variado en la mayoría de los casos, pero esa realidad no solo no ha desaparecido sino que desde algunos sectores y castas se busca potenciarla y perpetuarla. Miguel Delibes, uno de los mejores escritores de la historia en lengua castellana y una de las mentes más privilegiadas del pasado siglo XX retrató con maestría esa España, o esas dos España, en su novela 'Los santos inocentes'. El espíritu de aquel volumen icónico que contó con una adaptación al cine, firmada por Mario Camus que triunfó en el festival de Cannes, revive en el Teatro Cuyás los días 28 y 29 de octubre, siempre a partir de las 19.30 horas, gracias a la versión escénica que dirige Javier Hernández Simón, que ha coescrito el texto junto al fallecido en febrero de este año Fernando Marías.
Azarías, Paco el Bajo o el señorito Iván, entre otros personajes creados por Miguel Delibes para esta ficción tan real como la España de mediados del pasado siglo XX y la actual, cobran vida con un elenco integrado por Javier Gutiérrez, Yune Nogueiras, José Fernández, Pepa Pedroche, Marta Gómez, Raquel Varela, Fernando Huesca, Luis Bermejo y Jacobo Dicenta.
«Los personajes de la novela de Delibes son icónicos y están en el imaginario colectivo, gracias a su obra y a la película de Mario Camus», reconoce Javier Gutiérrez, que da vida al rol de Paco el Bajo.
«Pocas veces creo que haya existido tal comunión entre dos trabajos que están a la par. La novela es una cumbre literaria, pero es que la película es de lo mejor que se puede ver no solo en la historia del cine español sino universal. No solo por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Y por las interpretaciones, ya que todos los actores estaban en estado de gracia», subraya Javier Gutiérrez.
Esta circunstancia, apunta el doble ganador del premio Goya del cine español, fue determinante para los responsable de esta adaptación escénica. «Este montaje no viene a competir ni con la novela ni con la película de Mario Camus. Sería inimaginable. Se ha apostado por poner la historia en pie y subirla a un escenario. Ha sido un gran reto, pero la versión es muy brillante. Aporta más que resta. El público la disfruta enormemente, porque se respeta absolutamente el espíritu de la novela inicial. Es más inteligible y digerible en una primera lectura que la propia novela de Delibes. La novela es maravillosa, no es enrevesada, pero sí más compleja. Si un espectador se sienta en el patio de butacas pensando que va a encontrar cosas de la novela, lo hará. Pero no hemos querido entrar en ese juego, buscamos que el espectador disfrute de la experiencia teatral», destaca el actor gallego por teléfono en plena recuperación de una afonía.
Paco el Bajo es Paco el Bajo creado por Delibes, pero la esencia de este personaje ni ha muerto ni se reduce a esta ficción. «Paco el Bajo está muy presente en estos días, por desgracia. La distancia entre las clases pudientes y el estrato social más bajo, que es casi invisible o que no queremos ver para que no nos entorpezca en nuestro día a día, sigue muy presente. Ahí están las personas que viven del Ingreso Mínimo Vital o que necesitan de la ayuda de los comedores sociales. Gente que lo pasa mal y que vive derrotada, humillada y sometida. Eso es lo que le pasa a Paco el Bajo. Hay muchos más allá de la novela, a pesar de que han pasado unos 40 años desde que se publicó. Han sido serviles toda la vida, humillados y derrotados durante toda su existencia», explica.
El montaje arranca con un halo de esperanza que el coprotagonista de filmes como 'La isla mínima' no duda en adelantar. «Es muy hermoso cómo arranca el espectáculo. Por eso destaco la brillantez de la adaptación de Javier y Fernando. A pesar de mantener el espíritu de la novela, comenzamos diciendo: 'Lo principal es la escuela e instruirse'. Así Paco el Bajo intenta escapar de esa miseria y de la imposibilidad que ha tenido de instruirse. Es lo que quiere para sus hijos, que se eduquen y se instruyan para ser libres», dice.
Si la pobreza que encarnan Azarías y Paco el Bajo no ha desaparecido en este país se debe en buena medida a que los señoritos, como el Iván diseñado por Delibes, así lo quieren. «Es inevitable pensar en señoritos como Iván, con escaños en el Congreso de los Diputados actualmente y votados por millones de españoles. Por mucho que no nos guste, seguimos estando rodeados de muchos señoritos Iván. Parece que en este país no ha pasado el tiempo, que hemos perdido la memoria o que somos unos desmemoriados. Esos señoritos siguen existiendo y pisando muy fuerte, con ese pie con el que siguen oprimiendo a los Paco el Bajo actuales», denuncia con pesar y contundencia.
Tiene claro que Delibes fue «un visionario» y que «desgraciadamente» España «no ha prosperado como país» tanto como debiera. «Tenemos muchas cosas que mejorar, en algunos aspectos hemos involucionado. No hay expectativas de mejora en muchos casos porque parece que el tiempo se ha detenido. Como ciudadano, lector y espectador resulta descorazonador», confiesa.
La puesta de largo de este montaje se produjo en la ciudad natal de Delibes. En concreto, en el Teatro Calderón de Valladolid. «Fue una doble reválida. Se notaba una mirada de soslayo para ver cómo nos habíamos atrevido a adaptar teatralmente un relato tan icónico. La experiencia fue muy grata y el público nos recibió con mucho cariño y entendió que estábamos para sumar y no para restar», rememora.
Javier Gutiérrez reconoce que se piensa mucho en qué propuesta escénica se embarca, ya que suelen implicar dos años de recorrido como mínimo. «Pienso a dónde quiero llegar y cómo. El teatro no solo puede ser entretenimiento, también debe apelar a la memoria de nuestro país, como sucede en este caso, y hacernos reflexionar», defiende.
Javier Gutiérrez vuelve en noviembre a Gran Canaria para rodar una película, en concreto se trata de 'Estación Rocafort', «una película de género que dirige Luis Pérez, para la productora Nostromo». En la isla ya tomó parte de los rodajes de '1898: Los últimos de Filipinas', de Salvador Calvo, y 'Después de la tormenta', de Oriol Paulo.Acaba de estrenarse 'Modelo 77', una ficción con poso que va más allá del puro entretenimiento, una vertiente que suele predominar en buena parte de las últimas películas en las que ha participado. «Ahora tengo un par de comedias seguidas y cuando vuelva a hacer televisión no sé qué será. Tratas de elegir, pero no siempre es posible. Lo importante es seguir trabajando, aunque el mayor éxito es hacerlo con directores como Manolo Martín Cuenca o Alberto Rodríguez, pero no siempre toca eso», apunta. Reconoce que las plataformas han disparado el número de rodajes pero, dice, «las condiciones laborales no siempre son las óptimas».
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