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Magdalena Padilla y David Batista, como Eurídice y Orfeo, en un ensayo en el Galdós. A la derecha, el Coro Ainur. fotos: arcadio suárez

Orfeo y Eurídice en el inframundo tecnológico

Estreno en Canarias. La ópera de Gluck se representa este viernes y sábado en el Teatro Pérez Galdós con una reflexión sobre la alienación actual.

Victoriano Suárez Álamo

Las Palmas de Gran Canaria

Jueves, 27 de octubre 2022, 01:00

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El amor de Orfeo es total. Hasta tal punto que no duda en descender al inframundo para volver a reencontrarse con su amadísima y fallecida Eurídice. Si Orfeo existiera hoy, seguramente no tendría que llegar a tanto, ya que el infierno contemporáneo está sobre la Tierra y lo vivimos cada día y en cada esquina. Es un mal camuflado pero implacable que ha revolucionado nuestra forma de comportarnos, tanto en solitario como en sociedad. Pensamos que estamos más conectados que nunca y realmente cada día, la mayoría, está más aislada. Transitamos alienados por el móvil y por esa 'vida virtual' que aplasta sin piedad la presencial y real. Bajo este prisma se hará historia este viernes y sábado, a partir de las 20.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós de la capital grancanaria, con la representación por primera vez en las islas de un montaje de la ópera 'Orfeo y Eurídice', del compositor germano Christoph Willibald von Gluck.

La Asociación Taller Lírico de Canarias y la Fundación Auditorio Teatro de Las Palmas de Gran Canaria llevan al escenario del Pérez Galdós un montaje con sello isleño en su reparto artístico. Carmen Brito asume la dirección musical en un foso en el que estará al frente de la Orquesta del Taller Lírico de Canarias, Leonard Prinsloo firma la dirección escénica, Sylvia Saavedra-Edelmann hace lo propio con la dramaturgia, Irina Navarro Navarro con la producción, Carlos Santos con la escenografía e Ibán Negrín con las luces y las proyecciones.

Sobre el escenario, el trío de voces protagonistas lo integran los canarios Magdalena Padilla, en la piel de Eurídice, David Batista como Orfeo, y Ana Márques como Amore. Junto a ellos estará el Coro Ainur, que dirige Mariola Rodríguez.

Cuando se habla de una ópera revolucionaria el público suele ponerse en guardia. Teme un montaje transgresor, duro de digerir desde el patio de butacas y por momentos hasta incomprensible. Gluck rompió con buena parte de los cánones de la ópera barroca con esta adaptación del mito de Orfeo, pero sin los elementos anteriormente mencionados. 'Orfeo y Eurídice', estrenada en Viena el 5 de octubre de 1762 se escucha y contempla con placer y facilidad, tanto por su música como por sus arias. ¿Entonces, por qué nunca se ha representado en el archipiélago y por qué no figura en las programaciones operísticas más convencionales? «Entiendo que todo es cuestión de voluntades. Todo es querer. Es una ópera que no sé por qué no se programa. La música es maravillosa», apunta Carmen Brito.

Duración ajustada

«Se trata de una ópera corta y suele existir mucho respeto con las óperas de Mozart hacia atrás en el tiempo en Canarias. No es una ópera barroca, fue la ópera de la reforma, rompió con lo anterior y con los recitativos acompañados por la orquesta. El que asista a las funciones verá que el tabú cae y que no es lo que se piensa desde fuera. No llega a hora y media de duración», subraya Sylvia Saavedra-Edelmann.

Imagen principal - Orfeo y Eurídice en el inframundo tecnológico
Imagen secundaria 1 - Orfeo y Eurídice en el inframundo tecnológico
Imagen secundaria 2 - Orfeo y Eurídice en el inframundo tecnológico

Su duración no es baladí, resalta Brito. «En el mundo que vivimos ese es el tiempo que un espectador acepta muy bien. Los montajes más largos cuestan mucho más, incluso a los intérpretes», comenta.

Desde un punto de vista orquestal, esta directora reconoce que 'Orfeo y Eurídice' tiene «sus complejidades». «Los ensayos han sido una experiencia fantástica. Este montaje supone mi debut con una ópera completa y el aprendizaje y el enriquecimiento han sido tremendos. Contamos con la fortuna de contar con el coro Ainur, que tiene una gran calidad, y con una concertino y un chelo solista que vienen del barroco, cuentan con una gran experiencia y profesionalidad y han facilitado mucho todo», resalta.

Define al trío de cantantes como «una gozada». «Son maravillosos, tienen un futuro muy prometedor y en todo momento ha prevalecido la enorme ilusión que tienen», destaca Carmen Brito.

La Eurídice de Magdalena Padilla

La soprano Magdalena Padilla está «súper contenta» por encarnar a Eurídice, ya que hasta el momento había asumido roles «secundarios y cómicos» en los montajes operísticos profesionales en los que había intervenido. «Es mi primera vez en uno principal y dramático y confío en que sea un punto de inflexión en mi carrera. Tengo muchos recitados, pero yo soy especialista en música antigua, así que me siento muy cómoda con esas partes. Lo he trabajado mucho. Ahí es donde se cuenta la mayoría de las cosas del argumento y las arias son más sencillas. Con la música barroca he aprendido a expresar la emoción con lo que se dice, con el afecto de las palabras. Las partes cantadas no me resultan especialmente complicadas», reconoce.

David Batista y Magdalena Padilla, en pleno ensayo.
David Batista y Magdalena Padilla, en pleno ensayo. arcadio suárez

Sobre su personaje, entre risas Padilla apunta que la mandaría «a un psicólogo o a un 'coach' por su dependencia emocional». «Eurídice está desubicada y lleva mucho en otro mundo y al traerla de vuelta de nuevo, tiene la necesidad de que Orfeo la mire y no entiende por qué no lo hace. Está destruida desde que la saca de los infiernos y necesita volver porque se ha encontrado con otro infierno aún peor. Este montaje apuesta por una versión más actual, pero conservando toda la esencia del original de Gluck. Apuesta por una inmersión en el mundo ficticio de las redes sociales, que nos lleva a estar fuera de la realidad», añade la cantante.

Esta apuesta contemporánea considera que es muy acertada y que logra incluso acercar la historia y el montaje a los espectadores más jóvenes.

«Eurídice, en vez de bajar al infierno, en este montaje se evade de la vida real, lo que significa para Orfeo que esté muerta, porque la ve enajenada. Él no tiene acceso a ella y por amor cede a entrar en esa dimensión para intentar recuperarla. Apostamos por una puesta en escena con mensaje», avanza Sylvia Saavedra-Edelmann. «Desde un principio, ejecutar una obra barroca siempre es difícil conceptualmente porque la mitología está alejada de los jóvenes. Me pidieron que fuera accesible para ellos y en seguida vimos cuál era el infierno actual, en el que todos vivimos esa realidad, incluidas las personas adultas», subraya.

Destaca que Leonard Prinsloo, con el que ejerce en Viena desde hace 8 años, ha trabajado de forma «muy dinámica y con mucha energía con los jóvenes cantantes», gracias a lo que ha logrado «sacarles cosas en los ensayos que ni ellos sabían que tenían». «La puesta en escena es la habitual que utilizamos en Viena, con recursos mínimos. Planteamos sobre el escenario todo en torno a un nivel actoral muy alto, donde el vestuario y el maquillaje son mínimos y confiamos al máximo en la capacidad artística de los cantantes», destaca la responsable de la dramaturgia y asistente de la dirección escénica.

El coro Ainur es un personaje más dentro del montaje.
El coro Ainur es un personaje más dentro del montaje. arcadio suárez

Puesta de largo de Ana Márques

Amore significa el debut en un rol principal para Ana Márques Guerra, grancanaria que está completando su formación con estudios de canto en Viena. «Estoy muy emocionada. A nivel interpretativo es un amor pícaro, no es el típico que todos conocemos, sino que es puro, lo que implica cosas buenas y malas. Tengo 21 años y a nivel vocal se adapta muy bien a mi voz. No es muy extenso e incluye bastantes recitativos», explica.

El Coro Ainur tiene mucho peso en este 'Orfeo y Eurídice', sobre todo en el segundo acto. «Son un personaje más y el coro está fantástico», destaca la directora musical Carmen Brito.

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