La ópera se blinda para resistir a la pandemia
La temporada de ACO se desarrolla con un protocolo anti-covid19 para los espectadores y para el desarrollo interno de las funciones
VICTORIANO S. ÁLAMO
Las Palmas de Gran Canaria
Martes, 23 de febrero 2021, 00:00
La lírica no escapa a la pandemia. Por eso, para que la capital grancanaria pueda seguir contando con una temporada operística a pesar de la Covid-19, la asociación Amigos Canarios de la ópera (ACO) ha puesto en marcha un medido y duro protocolo sanitario para todos los que participaron en los dos últimos títulos de la pasada campaña y los que lo harán en los cinco que integran la 54ª temporada, que arranca con 'Il Trovatore', de Verdi, hoy, el jueves y el sábado, siempre a las 20.00 horas, en el Auditorio Alfredo Kraus.
La ópera se ha blindado para ser segura. Lo ha hecho por partida doble. Para que los espectadores estén seguro en cada una de las tres funciones y para que antes y durante cada una de las representaciones también lo estén los profesionales.
«En la temporada pasada fue duro, pero ahora es más llevadero, porque ya tenemos la experiencia de 'La Traviata' y 'La Bohème'. Nadie tenía ni idea de lo que hacer y en septiembre y octubre fue muy complicado. En ACO hicimos una gestión con el Teatro Real de Madrid y nos pasaron su protocolo, de 300 páginas, que les hizo una empresa externa. Se lo pasamos a la Fundación Auditorio y Teatro y a la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, para para que empezaran a trabajarlo. Se fue variando poco a poco y adaptándose a la realidad. El trabajo realizado desde el Auditorio fue fantástico, con un plan muy bien diseñado, con tres entradas diferentes», apunta Ulises Jaén, director artístico de ACO.
«Los momentos más complicado fueron cuando Salud Pública no nos permitía el aforo necesario para hacerlo con un mínimo de público y rentabilidad. El trabajo del viceconsejero de Cultura del Gobierno de Canarias, Juan Márquez, fue fundamental. En cuanto nos dieron los 650 en el Auditorio, al día siguiente se hizo el plano con el aforo y es el que finalmente se ha utilizado. El público nos dice que se siente muy seguro, con dos asientos libres por cada lado», apunta a la vez que explica que aunque con el nivel dos de alerta al recinto de Las Canteras se le permite un aforo mayor, para las representaciones operísticas se reduce ya que se quitan cinco filas del patio de butacas para instalar a la OFGC, ya que el Auditorio carece de foso.
La otra vertiente del protocolo sanitario anti-covid 19 se desarrolla a nivel interno, desde antes de que los artistas del elenco empiecen a ensayar y hasta que se baja el telón en cada función.
Los cantantes foráneos del elenco y los directores musicales y escénicos solo aterrizan en la isla si traen las pertinentes PCR negativas.
«Hemos creado tres burbujas. Una para los solistas, otra para el coro y una tercera para los técnicos y responsables de toda la maquinaria escénica. Se mezclan lo menos posible y solo en el último momento, cuando se está sobre el escenario. Los solistas, además de llegar con una PCR negativa, el primer día de ensayo pasan un test de antígenos, sean de la isla o no. Después, están siempre con mascarillas, respetando las distancias, con el lavado de manos y con los geles hidroalcohólicos. Ensayan en salas muy aireadas y tanto a ellos como a los de las otras dos burbujas les pedimos que fuera se aíslen lo más que puedan. Hay que tener en cuenta que cada vez que se levanta el telón hay más de un centenar de personas implicadas de forma directa. Indirectamente, muchos más. La irresponsabilidad de uno solo afectaría a muchos», subraya Ulises Jaén a la vez que pone en valor la profesionalidad que ha percibido hasta el momento.
El coro, cuya dirección asume Olga Santana, tiene muy medida su burbuja. «Primero ensayan de cuatro en cuatro. Después lo hacen de seis en seis y solo se juntan dos o tres días para los ensayos finales, siempre con una separación de dos metros, mascarillas y lavado de manos», explica Ulises Jaén.
Los integrantes del mismo no se cambian en el recinto escénico y no esperan a que finalice cada función. «Cuando llegan al Auditorio cuentan con su propia sala. Cuando acaba su intervención, para evitar las aglomeraciones, no esperan a que finalice la función. En el caso de 'La Bohème', llegaron más tarde, con la representación empezada, porque no intervenían en el primer acto», recuerda el director artístico de ACO que dice que los integrantes de la OFGC cumplen también su propio protocolo.
Los solistas parece que se tocan, pero no lo hacen por precaución
La vertiente interpretativa también se ha visto afectada en la ópera de la capital grancanaria por la batalla contra la Covid-19.
«Los solistas no se tocan, parece que sí, pero no lo hacen. Hay cosas que es imposible de evitar, por eso todos los objetos que tocan y la escenografía se desinfecta antes de empezar y nada más finalizar el ensayo general y las respectivas funciones», explica Ulises Jaén, director artístico de ACO.
Los solitas utilizan los camerinos, pero bajo un estricto protocolo. «Dentro del camerino solo pueden estar solos. Cuando acuden los de maquillaje, peluquería y vestuario lo hacen con mascarillas y pantalla protectora, además del lavado de manos, evidentemente», subraya.
Los técnicos ejercen dentro de una burbuja muy férrea, que implica, entre otras medidas, el uso de mascarillas FFP2, que se cambian cada día, asientos y posiciones fijas.
En los ensayos, reconoce Ulises Jaén, se ha procurado que «no sean muy largos para extremar la seguridad» y en los generales se ha suprimido la presencia de público, por la misma razón.