Barbara Hannigan, directora de orquesta y soprano
«Mi relación con la música se ha intensificado desde que canto y dirijo»La artista candiense se estrena este viernes en España como directora al frente de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria
La canadiense Barbara Hannigan se estrena como directora este viernes en España, dentro de la temporada de abono de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria. Aborda, a las 20.00 horas, en el Auditorio Alfredo Kraus un programa en el que mostrará sus dotes como soprano y con la batuta en 'Las iluminaciones', de Benjamin Britten. El programa se completa con piezas de Haydn, Prokofiev y Stravinsky.
-¿Qué impresión le ha causado la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria durante los ensayos? ¿Era la orquesta que esperaba, o le ha sorprendido?
-No suelo acudir a una nueva orquesta con expectativas. Procuro mantenerme abierta y con curiosidad ante lo que sucede en los ensayos: los intercambios entre nosotros como músicos y las primeras (y segundas y terceras) impresiones a medida que profundizamos en el repertorio. Debo decir que es un verdadero placer hacer música con esta orquesta. ¡Son maravillosos! Alta calidad técnica de ejecución, gran musicalidad, apertura y espíritu colaborativo. Todas las cualidades que adoro experimentar. Por ello, estoy sumamente feliz de que sea con esta orquesta con la que realizo mi debut como directora en España, tras muchos años de actuaciones en el país como soprano solista.
-Debuta con la orquesta con un programa muy variado, que incluye obras de Prokofiev, Britten, Stravinsky y Haydn. ¿Qué destacaría del contenido y la estructura del programa?
-Cada obra del programa tiene una conexión fuerte con las demás. Tenemos el repertorio clásico en la brillante última sinfonía de Haydn (la nº 104), y también la Sinfonía 'Clásica' de Prokofiev, que fue inspirada por Haydn y que abrirá el programa. Entre ambas, tanto la obra de Britten como la de Stravinsky son piezas neoclásicas, lo que significa que su estructura armónica y rítmica también se basa en el repertorio clásico. He querido traer este programa porque es muy vibrante y claro, pero también mágico y absolutamente lleno de amor.
-Dirige y canta en la obra de Britten. ¿Resulta especialmente desafiante asumir ambos roles al mismo tiempo?
-Bueno, sí, lo es, pero resulta tan gratificante crear esta 'gran' música de cámara con una orquesta. Todos asumen su responsabilidad y debemos estar en un estado elevado de escucha y colaboración, lo cual estimula nuestros sentidos y nos lleva al máximo nivel como músicos.
-¿Qué le llevó a combinar el canto con la dirección? ¿Se ha perdido una gran soprano profesional en favor de una gran directora?
-Comencé a dirigir en 2011, debutando en el Théâtre du Châtelet de París. No creo que se haya perdido nada; al contrario, mi relación con la música y con mis compañeros músicos se ha intensificado aún más. Canto más que nunca, y siento que mis interpretaciones vocales han ganado profundidad gracias a mi comprensión de lo que ocurre en la música desde otra perspectiva. Y mi dirección se beneficia enormemente del hecho de que soy cantante, con una base en el lirismo y en la respiración. Tengo el privilegio de poder elegir qué canto, qué dirijo, con quién y cuándo. No puedo imaginar una mejor manera de vivir mi vida.
-¿Ha dejado de ser la dirección una profesión dominada por hombres, o aún quedamucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad?
-Creo que las estadísticas muestran que aún hay muchos más directores hombres que mujeres. Pero no es algo que me preocupe particularmente. Mi prioridad es hacer música al más alto nivel posible, esforzándome por mejorar cada día, cada semana. No pienso demasiado en mi género, aunque soy consciente de que el hecho de pertenecer a una minoría conlleva cierto peso y responsabilidad, y trato de honrar eso con mis acciones.
-Uno de los grandes retos de la música clásica es atraer al público joven. Desde su perspectiva, ¿cómo puede lograrse esto?
-Con programas musicales excelentes y variados. No necesitamos simplificar la programación ni asumir que el público solo desea escuchar música que 'conozca'. Debemos, en cambio, invitar al público a acompañarnos en nuestras aventuras, generar una relación de confianza con ellos y crear programas con conexiones sólidas que inspiren tanto a los músicos como a los oyentes.