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La Big Band ya es una adulta

La Gran Canaria Big Band cumple 20 años y lo hace con el proyecto consolidado y con un importante respaldo popular. «Cuando empezamos, nunca me imaginé que podíamos estar como estamos ahora», reconoce su director y trompetista Sebastián Gil. Los días 29 y 30 protagoniza Impressions of West Side Story, en el teatro Cuyás.

Jueves, 1 de enero 1970

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La Gran Canaria Big Band ya es una adulta que se desenvuelve con soltura dentro del panorama musical local y nacional.

«20 años dan para mucho y la evolución ha sido enorme y para bien. Cuando arrancamos, el jazz en Canarias se reducía a cuatro pinceladas. Ahora hay más músicos y muy buenos», destaca Sebastián Gil, director de esta formación musical que durante este 2017 se estrenó en el Festival Internacional de Valencia.

Las celebraciones culminan los días 29 y 30 de diciembre, a partir de las 20.30 horas, con los conciertos Impressions of West Side Story, en el Teatro Cuyás.

«Cuando empezamos, nunca me imaginé que estaríamos como estamos ahora. Estudié en Valencia y allí nació en aquellos años Sedajazz. Francisco Blanco Latino, con el que hemos contado aquí en alguna ocasión, formó una big band y yo estaba en ese círculo. Cuando volví a la isla, aquí no teníamos. Existía la orqueta de Luis Vecchio y la orquesta Moonlight, con Germán Arias. Entonces empiezo a moverme con los compañeros del conservatorio para crear una. Sin mayores pretensiones. Hay que tener en cuenta que hace 20 años, la distinción entre músicos de atril clásicos y jazzístico era muy grande. Ahora, ya no tanto», rememora Sebastián Gil.

Varios son los aspectos que, según el director, han sido fundamentales para el desarrollo de esta big band.

«Hicimos mucho swing en los inicios. Eso es fundamental para que una big band suene como tiene que sonar. El carácter más jazzístico se ha ido marcando con el paso del tiempo», explica.

Destaca también para el despegue de la big band grancanaria «un acercamiento popular» desde el repertorio. «La gente ya nos conoce. No apostamos por un jazz muy duro. Hemos acercado el jazz a otros palos, como fue el caso de la música de José Antonio Ramos o el timple de Germán López. Nuestra sonoridad conquista al público y cuando les damos swing o clásicos de Frank Sinatra, se vuelve loco», añade con orgullo.

Los arreglos también son un elemento clave. «Antes me tenía que ir a Barcelona en busca de partituras. Ahora, tenemos a los arreglistas aquí. Es el caso de Yul Ballesteros, José Carlos Cubas, Rayko León o Claudio Marrero. Están en la banda y arreglan para la banda. En el concierto de Braulio, por ejemplo, todos los arreglos fueron de músicos canarios», explica.

Por ejemplo, en el Cuyás, dentro de Impressions of West Side Story, Yul Ballesteros estrena la pieza In Side on The West.

Gil reconoce que los conciertos en el recinto de la calle Viera y Clavijo son desde hace ya nueve años un gran escaparate. «Nunca me imaginé esta repercusión social. Tocar en la Gran Canaria Big Band es una responsabilidad. Los conciertos del Cuyás no se los quiere perder ningún miembro de la banda. Son un caramelo, pero un caramelo muy exigente», asegura.

En el Cuyás les acompañarán los cantantes isleños Fasur Rodríguez y Cristina Ramos. «Llenamos desde que contamos con cantantes canarios para estos conciertos», apunta.

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