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Las nuevas generaciones musicales se reivindicaron anoche en la puesta de largo de la 40ª edición del Festival de Música de Canarias en el Auditorio Alfredo Kraus de la capital grancanaria. La juventud cobró protagonismo de la mano de la pianista rusa Alexandra Dovgan, de tan solo 16 años, y con el joven director finlandés Pietari Inkinen, de 43 años, que llevó con solvencia las riendas de la Orquesta Filarmónica de Bergen, que este año se ha estrenado en la programación de este evento que organiza el Gobierno de Canarias.
Mientras los termómetros marcaban en la localidad noruega de Bergen dos grados centígrados y la sensación térmica era de dos bajo cero a la hora del concierto, la longeva formación de esa ciudad protagonizó un concierto cálido, virtuoso y emotivo a los pies de la playa de Las Canteras que fue despedido con el público en pie y varios bises de regalo.
Las emociones afloraron antes de que la música comenzara a sonar, cuando se anunció por megafonía que se dedicaba el concierto y esta 40ª edición al político Jerónimo Saavedra, impulsor de este evento que falleció en noviembre del pasado año. Una azafata llevó un ramo de flores blancas hasta la butaca que este melómano grancanario ocupaba cada año en el festival y que fue recogido por su familiar Alejandro Peñafiel.
Un 'caramelito' fue el elegido para arrancar. En concreto, la 'Suite nº1, Peer Gynt', del noruego Edvard Grieg. Sus cuatro movimientos, con melodías muy conocidas entre el gran público, son una delicia y la formación de Bergen los tocó con suma delicadeza y unas cuerdas que sonaban a gloria. El público dedicó una gran ovación a esta interpretación de esta primera suite nacida de la música incidental que Grieg compuso para la pieza escénica del mismo título de Ibsen, que vio la luz en Oslo en 1876.
Del repertorio del mismo compositor salió la segunda pieza antes de la pausa. Su 'Concierto para piano y orquesta en La menor, op. 16', una de las piezas más populares para este instrumento del repertorio clásico, que fue abordada por una de las niñas prodigio de la música contemporánea, la jovencísima Alexandra Dovgan. Exhibió una solvencia pasmosa y la técnica que se le presupone a la factoría rusa del piano durante una interpretación en la que la conexión con la orquesta fue absoluta, como bien reconoció la platea con unos aplausos a su término que acabaron con Dovgan regalando un breve bis en solitario.
Pietari Inkinen cerró la noche con el gran compositor de su Finlandia natal, Jean Sibelius. En concreto con una refinada y apabullante por momentos versión de la 'Sinfonía nº2 en Re mayor, op. 43', que levantó de sus asientos a un público entregado y entre el que figuraban bastantes jóvenes, incluso adolescentes y algunos niños. Parece que al fin el Festival, bajo la batuta de Jorge Perdigón, ha comenzado a conectar con las nuevas generaciones.
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