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«En este disco hay música de verdad, sin artificios»

«En este disco hay música de verdad, sin artificios»

El compositor teldense Taxe ya tiene disco en la calle. Es su primer trabajo, ‘Universo roto’, con ocho temas que hablan del amor y sus efectos. Pudo grabarlo gracias a un sistema de ‘crowdfunding’

Viernes, 10 de julio 2020, 03:06

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Se llama Universo roto y para Tanausú Benítez es un sueño cumplido. Es el primer disco de este compositor teldense, originario de El Calero, un trabajo «con música de verdad, sin artificios» con el que aspira a abrirse camino en el difícil y competido mundo de los escenarios. Salió en noviembre de 2019 y es ahora justo cuando lo está moviendo. Por lo pronto, y aunque Tanausú, que firma su cd como Taxe (por Tanausú Xerach), prefiere no dar demasiados detalles, sí avanza que ha despertado interés en los gestores de algunas salas de concierto madrileñas, por lo que confía en que el 2020 le regale la oportunidad de tocarlo muchas veces en directo.

Seguidores no le faltan, tan incondicionales como para haberle animado a tirarse a la piscina y grabar el disco, que ha sido financiado gracias a aportaciones populares de particulares y empresas mediante un sistema de crowdfunding, y a la implicación de entidades como Interactive Social Media, de Tenerife. Entre los temas que ha incluido figura Porvenir, la canción con la que Taxe ganó a finales de 2018 la primera edición de un concurso nacional organizado por la plataforma A base de música y que fue elegida por un experto jurado entre las composiciones remitidas por otros 131 participantes. Si todo sale bien, saldrá también en breve.

Pero Universo roto es mucho más que Porvenir. Contiene 8 temas que son puro Taxe, como a él mismo le gusta decir, canciones todas suyas, fruto de su creatividad. «Aquí la gente solo va a encontrar verdad, no hay ni una sola mentira, todo es natural, no hay artificios, ni aditivos ni colorantes». Su voz, la guitarra y un piano. Nada más. Y nada menos. Porque es justo lo que Taxe echa de menos en la música de hoy, tan industrializada y manoseada que le resulta a menudo artificial. Le gusta la que tiene oficio, la que nace de gente que se esfuerza y que de verdad sabe de música. «Hoy en día ves triunfar a gente que sin embargo no sabe tocar ni la zambomba», se lamenta. Por eso mismo no está dispuesto a vivir de la música a cualquier precio, no de cualquier manera. Le gustaría, no lo niega, pero siempre que pueda hacerlo con dignidad, sin perder su esencia. «Y no me refiero a firmar con una gran compañía», aclara. Tiene su profesión, la que le sirve para vivir, pero su meta es la música.

Cimientos tiene para trazar ese camino y para hacerlo en coherencia con lo que defiende. Estudió piano y guitarra flamenca, pero además acumula años de trabajo creativo del que han brotado infinidad de composiciones. «Lo más difícil de este disco fue elegir los temas, se quedaron fuera muchos». Le habría gustado haber incluido más, pero no pudo, por razones de tiempo y de presupuesto. Tampoco los seleccionó de una sola vez, ni se ajustaron a un criterio concreto. «Las canciones se elegían ellas mismas, a veces me metía en el estudio a grabar una y de repente me daba cuenta de que algo fallaba y de que tenía que dejarla para otra ocasión». Eso sí, todas comparten una misma temática, muy presente en los temas de Taxe: el amor. «Cantarle al amor no tiene nada que ver con algo ñoño o cursi, como muchos a priori piensan, tiene que ver con cantarle a los sentimientos, a las personas, a la verdad», subraya alguien que se considera más compositor que cantante. «Cuento historias, soy un contador de cuentos, que no es lo mismo que un cuentista», bromea.

Ahora confía en que el disco rule, se escuche y guste. Pondrá todo de su parte para que se difunda. Lo que lamenta es que para conseguirlo, para abrirse un hueco en el mundo de la música, haya tenido que cruzar el charco, dejar sus islas atrás e instalarse en Madrid. «Si me hubiera quedado en Canarias habría sido aún más difícil». Echa en falta más apoyos a los que empiezan en el archipiélago, con gestores demasiado obnubilados por lo que viene de fuera. «Los que empezamos cobramos menos y encima estarían dando una oportunidad a la gente de la tierra». Sin ir más lejos, a Taxe le haría ilusión cantar en las fiestas de su pueblo. Dicho queda. Mientras tanto, que Universo roto siga sonando.

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