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La velada estará protagonizada por piezas de Haendel y el órgano del recinto del paseo de Las Canteras, al que dará vida Mar Tejadas, bajo la dirección de Carles Fibla. En concreto, el público disfrutará de los Concerti Grossi Op.6 para pequeñas formaciones de cuerda y los Conciertos para órgano y orquesta de este compositor.
«Del barroco es más conocido Bach, Haendel no es tan conocido. Hemos tenido la fortuna de trabajar con Mar Tejadas y Carles Fibla, dos músicos profesionales muy formados que dominan los criterios historicistas de la época y que nos están enseñando las pautas de cómo interpretar estas piezas. Hemos tocado con arcos barrocos y eso nos acerca a la época», apunta por teléfono la violinista de 17 años Irene Rodríguez Marrero junto a su hermano David, ambos del Inegale String Ensemble.
Esta formación de cuerda de la asociación socio-cultural Inegale cuenta con los siguientes integrantes, cuyas edades oscilan entre los 15 y los 22 años: Ainhoa Basterreche, Andrea Blas, Héctor Blas, Paola Díaz, Irene García, Claudia Guerra, Andrea Medina, Miriam Molés, Jaime Molés Sánchez, Bibiana Moreno, Yaiza Ramón e Irene Rodríguez (violines); Paola Calzada y Cynthia Sánchez (viola); María del Mar Artigas, Acorán Fernández, Aurora Fibla, David Rodríguez (chelos); Gabriel González (contrabajo) y Sheila Ramos (clave).
«Esta formación surgió hace un par de años. La asociación Inegale la creó para tocar un repertorio que no se aborda habitualmente. Es solo de cuerda y tiene un repertorio más íntimo que el de la Orquesta Inegale», explican por el altavoz del teléfono los dos jóvenes músicos grancanarios.
Reconocen que tocar en una formación de cámara implica una experiencia diferente a la que se experimenta dentro de una gran formación sinfónica. «Tocar en una gran orquesta es otra energía. Es una masa gigante que tiene que llegar a una idea común. La música de cámara es más cercana. Se establece una mayor relación entre los músicos. Compartes con otras personas y estableces una especie de diálogo. Además, si con los que tocas no estás a gusto, por mucho que quieras que el público se emocione, no lo consigues», explica David Rodríguez.
Su hermana Irene apunta que dentro del Inegale String Ensemble, sus integrantes se llevan «muy bien». «Además del curso que tenemos todos los veranos, hacemos muchas actividades. Es como una especie de familia. No solo nos vemos en los ensayos y en los conciertos. También somos amigos. Tenemos una relación personal entre todos que nos ayuda mucho a la hora de tocar ante el público», subraya la joven.
Irene va a comenzar con los estudios superiores de Música que quiere compaginar con Magisterio, ya que se decanta por la educación frente a la interpretación. Su hermano David, que está culminando su formación superior en el Conservatorio de la capital grancanaria, reconoce que «disfruta más con la interpretación». Ambos tienen claro que la necesidad de irse fuera para tener una formación musical de alto nivel es una realidad del pasado que está totalmente superada.
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